VARIOS TRAGOS ES LA VIDA Y UN SOLO
TRAGO ES LA MUERTE
POR MAITÉ CAMPILLO
Aquí estoy para vivir
mientras el alma me suene,
y aquí estoy para morir,
cuando la hora me llegue,
en los veneros del pueblo
desde ahora y desde siempre.
Varios tragos es la vida
y un solo trago es la muerte
Las guerras diseñadas como futuro
Seguimos
víctimas de los procesos de reconversión global que tan curtidos fueron
lanzados, como erosión de la humanidad, tan vitalistas por otro lado para el
sistema capitalista que asienta y define, la imposición de sus métodos, sobre
una sujeción absoluta en lo económico, ideológico, político y cultural como
forma de vida social, basado en una cotidianidad que nos clona sin parangón en
la historia universal, tras la irrupción como fantasma demoledor que brotó en
pandemia a forma de canguro. Reconversión apadrinada irrumpiendo por el mundo
desatinada, como ruleta defenestrando en proceso aleatorio, supeditado al
enriquecimiento de las grandes farmacéuticas, como ciencia de la medicina.
Maniatados y sumidos a sus intereses nos hayamos en jaque mate, sacudidos por
el todo poderoso a la conquista de nuestros pasos, sobre una calle sin salida y
un muro de sombras con el sable, la espada y el caballo apostando por la torre
y el rey. Una estampa social francamente medieval, de un rústico rancio, sobre
la que impongo el recuerdo del asesinado Padilla, ahuyentando sobre el abismo
su desaliento al pensar en lo que le espera a María Pacheco. Una reconversión,
en derroche del calentamiento global que nos quiere culpabilizar, como
criminales siendo víctimas, pues solo ellos la ejecutan como arma masiva de
exterminio, en desprecio de los frutos de la tierra, y sus bosques, sus
afluentes ríos sus mares, sus paisanos y sus pastos contaminados como
atravesados por el filo a dos caras de la navaja de la muerte, anunciando la explosión
sobre un estallido de pandemias irreversibles. Han pasado poco más de dos años
y han cambiado tanto las relaciones humanas como los cimientos que fueron
asentados. Siglos tras siglo alargando el túnel sin salida sobre el pedestal de
su piñata sorprendiendo, como si todo el año fuera fiesta y carnaval de la
igualdad en patrón de noches y todos los días del año sin temporada baja, en un
desenfreno de medidas y recortes, en alta temporada continua de subida de
precios e innumerables procesos de descomposición, en aumento de violación en
manada al reviente de calles y terrazas, entre asaltos a las casas floreciendo
el hurto, el soborno, el ocupa mediático y desocupa en aumento insostenible,
del disfrazadx de yuma o guiri que jamás se sacia de jinetear todo el año el
que del cuento vive, pace y goza de ni se sabe y son miles de miles, los que
gozan, ni se sabe. Ajustadxs a la tabla de salvación de Europa, esa España
mucho Spain que todo lo puede y consigue, en petición oficial amansando ‘las
fieras y ternerillos que se desvían del carril’ fuera de la vía pública
diseñada como potencia industrial.
Mucho
se machaca el ajo sin almirez y a la propia historia se la desgarra, goma en
mano se la manipula ajustada al borrón y cuenta nueva porque sí, ¡podemos! convertir
el agua en vino o dinamita sin complejo alguno, aunque las truchas no vengan
del Igeldo ni el Gorbea ni el Amboto ni monte alguno a la vista, ni conejo ni
liebre procree en la Concha ni en la playa del Sardinero ni de Las Canteras de
la isleña canariona, ni entre las dunas siquiera de Fuerteventura. Pues estar
está fuera de contexto histórico toda realidad actual, lo que en noticia
mediática hasta el hastío machacona bombardean, dando por historia propia hasta
la ajena, si acompaña a blanquear la propia macabra y repulsiva, cortando el
hilo conductor de todo enfoque sociológico y político por la raíz que no
favorezca. Se sigue hablando infatigablemente, buscando audiencia en las nuevas
generaciones, y viejas, que no se someten, de lo malo que es luchar cuando ni
fábricas ni lucha proletaria existe, y para ello, dan cuerda insaciable contra
su estela ya difuminada para mejor amputarla. Les hablan de una ETA, que ni
siquiera conocen, como un ejemplo bíblico vinculando todo mal a la organización
independentista que irrumpió en siglo XX, en 1958, en pleno apogeo de la
dictadura franquista (Euskadi Ta Askatasuna), para mejor castigar la tierra con
cemento como tapadera de la cal viva a todo lo que de avance y presencia, no
llegue de su mano, sino de la verdadera conciencia ajena a sus leyes amañadas,
su corrupción, su libertinaje del crimen y sus monopolios bancarios
monopolizando toda existencia, en derroche de guerras y revueltas como ciclones
devastadores. Cacarean desde sus púlpitos, estrados y atriles los poderes
fácticos, como si se tratase de pedagogía y ciencia reavivar victimas, que su
propia política asumida genera, para seguir castigando y postrando todo lo
desaparecido (desaparecidxs desde décadas incrustadxs), sobre un paisaje hoy
estéril y carente del mínimo derecho e independencia de libertad hoy contra el
paredón de las democracias, monopolizadamente belicistas, contra la izquierda
que sólo la autenticidad del original la identifica. Encontrándose, dentro de
un hoy, suspendida y más que difuminada diezmada y desfigurada, agitando el
látigo contra su estela profunda y objetiva, que marcó el encuentro
internacionalista de los abrazos tan reales como lo fue su existencia.
Elegida
para el escarmiento, como ejemplo del poder ideológico sobre el dominio de
masas, manipulada como piedra de toque de la acción directa, para seguir
apuñalando y amputando el conjunto de la sociedad, contra todo lo que significó
a forma de partido y revolución, organizaciones, comités de empresas y mineros
en lucha que tanto florecieran primaveras y avances históricos entre una
vanguardia empujando a la sombra de la clandestinidad. Hoy es otro el realismo
patético añorado por los medios impuestos a dedo, para mejor apuñalar, su
avanzada existencia e insumisa ideología proletaria, que estuvo a punto de
tomar el poder y transformar el mundo, avanzando sus derechos, su libertad y su
independencia del búnker opresor. Hoy son otros los abrazados coordinados que
forman la hermandad del poder por la Paz, su bendición Papal, y sus Ejércitos
de guerra. Pues desde la negociación política y entrega del arma principal
ideológica, han pasado muchas cosas, no solo en Euskal Herria, prácticamente en
todo el Estado español, en todo el mundo y en general no para bien. Cosas
costosas de creer hasta para muchos militantes, que fomentó desde dentro la
desaparición de la izquierda, su verdadera imagen y el sentido de su irrumpir
de clase revolucionaria. Hechos costosos, por otro lado de creer, relacionados
directa e indirectamente con la organización independentista hasta el cese
unilateral de la lucha armada en 2011. Nadie podrá negar que eran días de
lucha, política, y no de delincuencia, pero sí de mucha represión no solo
contra los militantes abertzales, también contra sus familias y gente más intima
en sus vidas e igualmente contra el pueblo en las calles, eventos culturales,
universidades y en las casas y en los tajos, talleres y grandes fábricas hoy
desaparecidas para mejor ajustar la represión ‘sobre un futuro de paz’. La
acción que más repercusión internacional tuvo fue dirigida contra el presidente
del gobierno de los últimos años de la dictadura. Ocurrió un 20 de noviembre de
1973 tras la última misa de Carrero Blanco volando al cielo de las nubes y de
allí a la tierra, imposibilitado, para su cargo como sucesor del dictador, que
precipitó una transición rápida hacia la monarquía, respaldada por la gran
oligarquía bancaria en la persona de Juan Carlos Borbón, elegido por el propio
caudillo como su sucesor. Una monarquía que llegó prácticamente sin patrimonio
alguno, ni auxilio de su país de origen, hoy una de las dinastías más ricas del
planeta.
Anochecía
aquél viernes de un día veraniego merecido después de un largo invierno plagado
de nubarrones, que descargaron millones de litros de agua, nieve y granizo (Y)
el Cantábrico que en antojo propio brinca hoy como ayer sorpresivo en oleaje
frenético, sigue fiel año tras año a los fenómenos meteorológicos que se ceban
sobre sus costas, durante grises brumas y pesados meses como si una plaga
cruzara el mar de Finisterre a Irún, y se quedara un buen rato en el botxo
histórico de Bilbo, por donde en alguna ocasión, hubo que remar sobre el
Arenal. El desborde de la ría izó la alarma, y el vómito sobre sus calles llegó
a los bajos comerciales, y algunas casas de la misma altura ultimando sus
aromas a porrusalda, alubias de exquisitos tropiezos, marmitako, bacalao al pil
pil, merluza a la vasca y algún que otro hongo sorprendido brincando sobre las
aguas. A cientos de kilómetros de distancia, el Madrid oficial
estaba “preocupado”. Una maquinaria enorme de medios con toda la
psicología de masas, estaba funcionando como arma ofensiva, de consecuencias
imprevisibles. Euskadi Ta Askatasuna, habían secuestrado un concejal, a uno de
los que tenía el
PP–Fraga
Iribarne, en Euskadi (Y) lo nunca jamás visto ni siquiera con Carrero Blanco,
la situación remolinó acontecimientos inesperados, partiendo en dos la historia
en un antes y después por segunda vez tras el golpe de estado del general
franquista sublevado contra la República. Desde el mismo día del secuestro las
cadenas de televisión, radios, periódicos y más se volcaron en una contrarreloj
arrasando parte de la sociedad al callejón mediático escaldando en
estremecimiento sin dejar permanentemente de hacer llamamientos, entrevistas,
reportajes y demás coordinadas innumerables como si la dictadura, en
transición, estuviera en peligro agonizando entre la vida y la muerte. Era el
Presidente de Gobierno, José María Aznar, y el ministro de Interior Mayor
Oreja. Los psicólogos y sociólogos del gobierno trabajaban a fondo en la
sombra, la ocasión era propicia, muy propicia para asentar un duro golpe ¡Había
que acabar con el mito vasco! Que de muy diferente manera de intereses, ellos
crean, en resplandor turístico, sobre el marco del Gernika y su árbol
bombardeado, con toda la corriente de “simpatía a favor” entre los medios de
una y otra frontera, como goleada sobre el pueblo del poder político en lucha
contra un nacionalismo español y francés absolutista (que tan complacientes ven
la independencia de Ucrania de Rusia, o la de Irlanda, del colono inglés).
Donde se encontraban para el golpe mortal desde la extrema derecha hasta la
llamada ‘izquierda’ de ámbito estatal parlamentaria, sindicatos entre los dos
semáforos ajenos al paso del proletariado, unas veces rojos y otras amarillos
al calor de la patronal naZionalista, junto a curas y obispos, militares,
jueces, policías, periodistas, intelectuales, músicos, actores, gobiernos de
Europa y hasta el mismo Papa dejó la biblia y se convirtió en semáforo
intermitente a favor del dólar de la gran banca.
El
“brujo” Mayor Oreja jugaba a lo Goebbels. Entre políticos y periodistas corrió
el rumor, que el por entonces ministro de Interior, comentó a sus
colaboradores: ”que esa acción de ETA le supondría al PP 300.000 votos más” (Y)
tres años después de la muerte del concejal del PP saca mayoría absoluta.
Caminaba,
por el Arenal de Bilbao, cuando un entrañable compañero paró su coche al vernos
para comunicarme el suceso –Maité, acaban de dar la noticia de que
el concejal secuestrado ‘ha muerto’ la situación se va a poner fea tendrás que
suspender la actuación–. Poco después se empezó a respirar una atmósfera
enrarecida, y aunque la gran mayoría no lo supiera, ya que los sábados se
acostaba la gente tarde, aún seguía durmiendo, un efecto extraño empezó a
filtrarse y caminar por las calles se masticaba en el aire. Unas sirenas
irrumpieron el efecto que produjo oír la noticia y aquél silencio sepulcral más
acusado a esas horas que otros domingos. Aquél domingo 13 de julio del 1997,
interpretaba un monólogo en BilboRock, una sala polivalente bien rehabilitada
que antiguamente fue una iglesia. La convocatoria de la representación formaba
parte de un compromiso político, representaba el acto final de una marcha por
la libertad que había recorrido parte de Euskal Herria, y que ese preciso
domingo llegaba a Bilbo. Concretamente, se haría un acto en la plaza Nueva por
la mañana, y posteriormente por la tarde como colofón, irían a presenciar “El
Bataraz” en la sala BilboRock. Una obra del dramaturgo uruguayo Mauricio
Rosencof, basada en las crueles torturas a que fue sometido durante 11 años de
secuestro por la dictadura uruguaya. La situación social en Bilbo ese domingo,
no era propicia, para representar públicamente tal obra pero acudí a la sala a
la hora acordada con los técnicos. El tiempo pasa, un organizador de la marcha
llega e informa, poco antes de la representación, que la concentración en la
Plaza Nueva ya había sido suspendida, que hay grupos envalentonados y policía
desplegada por toda la ciudad tomando las calles. Me reuní con los seguidores
más íntimos que se encontraban a la espera del acto y los técnicos. La ciudad
estaba plagada de carteles de la Marcha por la Libertad, donde venía la obra, y
se piensa en el público ignorando todos los misterios sorpresivos, cortantes de
aliento que empezaban a desatarse organizados al detalle para cortar el hipo y
quedar helada, acciones y movimientos coordinados e impulsivos que estaban
destinados como pilares a reafirmar el indiscutible antes y después que se
imponía a la historia. Pero la hora y lugar dentro de aquella fortaleza aún no
percibía la crudeza del desenlace que se estaba operando. Se decide tirar para
adelante, pues de no llegar por miedo público, sería un ensayo necesario ya que
las condiciones técnicas eran inmejorables para el montaje destinado a llevarse
a otros países de Latinoamérica hasta finalizar en el país del autor.
Aprovecharíamos aquél encuentro, pensamos, si inocentes o inconscientes con esa
parte ya incondicional que se encontraba entre nosotros y finalizaríamos con
una charla constructiva con los técnicos que nos habían brindado. Habíamos
llegado a las cinco de la tarde, ya estábamos en el teatro para preparar un
pequeño ensayo, comprobar luces y sonido. Nos comunican los trabajadores de la
sala que los coches de la Ertzaintza no paran de dar vueltas sobre la manzana
del teatro, que un helicóptero está sobrevolando la zona, pero que no hay orden
de suspender la obra. Poco antes de las ocho de la tarde, hora de la
representación, la sala aún estaba vacía… pero, al poco, empezó a llenarse
incluso con lo más representativo en crítica teatral: Pedro Barea entre otros
colegas, dando luz una de sus mejores críticas. Unos cincuenta jóvenes sentados
en las últimas filas al terminar la obra se quedan en silencio durante unos
segundos, exhaustos por el contenido y representación más sensibilizados quizá
por la propia situación, finalmente se ponen en pié aplaudiendo durante más de
cinco minutos. Habíamos cumplido, ellos y nosotros. No apareció la prensa
‘distinguida’, quizá pensando que no se representaría, quizá escondidos en sus
propias contradicciones.
Maité
Campillo (actriz y directora d` Teatro Indoamericano Hatuey)
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