REALIDAD DISTÓPICA
EDUARDO SANGUINETTI
La democracia no es un sistema de consenso. Es un sistema en el que cada uno tiene el derecho de expresarse desde sí mismo por sí mismo y elegir acorde a sus inclinaciones y capacidades. Cada uno es realizador de sí mismo y punto.» (De mi libro «Cu Cu – Do Do: Final en forma ordenada», Ediciones la Cifra, 2000).
Bajo el cielo de la Cruz del Sur, yo, un iconoclasta jamás redimido, he construido mi pensamiento de ámbito universal y filiación neoidealista, humanista e iconoclasta, asimilado a mi tierra y a quienes la honran en actos de vida.
No es premeditada
esta autorreferencia que instalo en esta página como una gratuita reminiscencia
espectral, quizás lo llevo a cabo, porque se trata de Latinoamérica, donde
todas sus naciones han padecido y lo siguen experimentando las mismas
pesadillas instaladas bajo presión por los ‘conocidos de siempre': estampas
retrospectivas de la angustia común, de la servidumbre eterna, llevada a cabo
por miserables oligarquías feudales y neo burguesías mafiosas, con derecho jamás
adquirido de esclavizar, sojuzgar y eliminar al que desobedece las leyes jamás
escritas, pero cual norma: la ilegalidad es la nueva legalidad.
Todo es prehistoria
altamente filosófica e insoportable. El milenio es pobre de espíritu… Los
componentes de la imbecilidad y de la brutalidad más intransigente se han hecho
necesidad cotidiana.
Los estados, los
gobiernos y los pueblos son estructuras condenadas sin cesar, a la infamia, a
la calumnia, al fracaso. La vida es desesperación en que se apoyan las filosofías,
las que, finalmente, son prometidas a la demencia, al diseño y a la publicidad.
Instrumentos de la
decadencia, criaturas de la agonía, todo es claro, nada se comprende en las
vísperas de confrontaciones que parecen son inevitables, por supuesto en nombre
de la «Libertad de destrucción, en sangre y muerte, que anuncian la proximidad
de las lágrimas».
La realidad se
transformó en sujeto del destino, mientras el sujeto es apenas su objeto:
absoluta crisis de lo absoluto.
La justicia de la
mano del delincuente mafioso en función de eliminar la vida en libertad e
igualdad, publicitando democracia, ¿de qué democracia hablan sin justicia en
acto de impulsar procesos a los blindados «zapatitos de charol» offshore?…
Mafiosos de todo color ideológico, sin ideología, protegidos por G20, G7, FIFA,
Masonería, Mafia Calabresa, Reserva Federal, Bancas diversas, etc., a cambio de
que la genuflexión en los ritos sacros de Mercado de Valores de activos
inexistentes, se replique eternamente, en nombre de la desmesura y el Gran
Capital especulativo… Hoy defendidos por milicos golpistas argentinos, los de
siempre, gerontes de cuarta edad, genocidas de la dictadura, que han llegado
para dar señal de que es posible modificar la vida y sus prácticas, intentando
con amenazas desestabilizadoras, proscribir a la vicepresidenta Cristina
Fernández como candidata en las elecciones presidenciales de 2023, como signo
esclarecedor de una novedosa Tabla de Autoridades, que colapsará todas las
previsiones de vidas de pueblos en estado de extremo peligro, amenazando con
actos de violencia, por la metaforizada «Armada Brancaleone» (film de Mario
Monicelli) filtrada en la trama de la insolvencia del gobierno disfuncional de
Alberto Fernández, congelado a la hora de responder a estos conspiranoides
golpistas… ¿Será parte este presidente de los peligrosos acontecimientos que se
suceden en la inestable realidad distópica de Argentina?
El hecho de
preguntarnos día a día si tiene algún sentido simplemente actuar en el mundo
nos lleva hacia el ‘absurdo’ y un misticismo bajo presión. Absurdo ante una
falta de comprensión cabal del paisaje planetario en un punto extremadamente
existencial y personal. Manifiesto que el hombre está dotado de una manía
irreparable de buscarle un orden, un sentido a las cosas, origen del absurdo y
del final de juego, donde comienzan a accionar los que huyen del planteo de
preguntarse ¿qué hacemos aquí? Son los que han construido un mundo para pocos,
juntando bibelots, son los parásitos colonizadores, que, cual bacterias de
infecciones sintomáticas, en la ubicuidad de su ser y estar, degradándose todo,
rutina que no se deja de practicar, no nos engañemos más.
Pareciera que no
hay un espacio final donde retirarse, a no ser que nos quedemos quietos,
inmóviles. Si llegáramos a hacerlo, sin perder el equilibrio, sin dejarnos
llevar por la embestida, puede ser que seamos capaces de permanecer y de esa
manera accionar contra todo lo que degrada nuestra condición de simplemente
rescatar nuestra “voluntad de ser”.
Desde el momento de
despertarnos por la mañana, hasta el momento de acostarnos, no ignoramos que
todo es una farsa, una estafa, una vergüenza. Lo intuimos, lo sabemos, lo
experimentamos, sin embargo, la mayoría de los habitantes del planeta, colabora
con la perpetuación del fraude, asimilados a los modos de esclavitud y
explotación de un sistema genocida. Estos modos de producir espectros, provocan
una crisis ecológica multiforme, que no deja de afectar a ninguno de los
sectores vitales para que la humanidad permanezca en un planeta libre de
contaminaciones concretas y virtuales.
¿Qué más útil a la
hegemonía neoliberal que el enfrentamiento entre hombres y mujeres, jóvenes y
viejos, pobres y ricos, y cualquier otra distinción en la idea de un
“nosotros”?
Una sociedad como
la nuestra, segmentada hoy por género, preferencia sexual, nivel económico,
nivel cultural, franja etaria, etnia, religión, moda y hasta marca de celular,
facilita a sus gobernantes la identificación de pequeños grupos que son
potenciales “nichos” de mercado aptos para enfrentarse y controlarse unos a
otros.
En mi ensayo sobre
el demonismo cual metáfora de la realidad “El Pedestal Vacío” (1993, Ed.
Catari), amplío mis certezas acerca del simulacro y la mentira, al convocar a
los fantasmas que hoy aparecen por doquier a modo de mentiras de ninguna
verdad, bajo la pesada bota de dominación del poder omnímodo del neoliberalismo
y sus más ¿conspicuos? representantes.
El poder real se
ejerce no sólo a través de la denominada derecha neoliberal, que no es la única
que ejerce el mismo, lo hace también a través del llamado “soft power” o “poder
suave”, y dentro de éste el poder cultural, tan preciso en sus fines de
descontextualizar el relato de la historia y sus hacedores, como también
eliminar sucesos que la han construido.
A través de las
resistencias y las luchas, se trata de construir una épica del siglo XXI. Es
por ello que nos parece completamente imperativo desarrollar frente a los
grandes problemas movimientos de masas unitarios, luchas de resistencia
coordinadas a escala internacional; dirigirse hacia una nueva internacional
situacionista, ecológica, antirracista, humanista; llevar a cabo campañas
unitarias internacionales y participar en los marcos que permitan animarla en
paz y en armonía.
Controlar la marcha
de la economía y la erradicación definitiva del hambre, la miseria, la
discriminación, la educación degradada manipulada en beneficio de ricachones
que gobiernan por y para ricachones, a través de medios de instrucción
desfasados de la realidad que los educandos viven.
Las instituciones
son elementos esenciales del mantenimiento del orden social y de la propiedad
privada como modo de esclavizar y marcar diferencias inexistentes, verdades de
mentiras inocultables. En síntesis, no construir un movimiento de
acondicionamiento, sino un movimiento de ruptura con el orden imperante de
explotación y esclavitud, que la comunidad mundial soporta.
Recordemos, que aún
hoy queda tiempo para asistir al entierro de los muertos recientes, mañana no
habrá tiempo, puesto que los muertos serán dejados allí mismo, donde caen, pero
para aquel que derrame alguna lágrima, toda nuestra vida se extiende en una
ininterrumpida mañana que arranca de la nada cada día, nada debajo del
paroxismo y el delirio en que se transita la vida, creo así la llamábamos.
El empapelado con
que las nuevas biotecnologías de punta han cubierto el mundo de la realidad se
cae a jirones. Para descubrir una nueva realidad, primero es preciso desarmar
los desagües, estos están tapados con embriones de todo tipo y origen.
Pertenecen
definitivamente al pasado, se han muerto sin dejar descendencia, fenómenos
tales como el desarrollo paulatino de los talentos, su lenta maduración
natural.
Bastante lejos de
un panorama global con el que, aparentemente, estamos en consonancia pregunto:
¿Qué es ser «diferente»? ¿Qué importancia radica en la diferencia? ¿Qué
significa exactamente respetar las diferencias? ¿Diferente respecto de quién?
¿Cuál es el modelo hegemónico de hoy? ¿Existen aún los ideales nacionales o
sólo los valores individuales o de grupos adoctrinados? ¿Estamos estableciendo
realmente nuestras prioridades cuando hablamos de “derechos”? Habría que tener
respuestas legítimas a todos estos interrogantes, pero venimos transitando un
sendero paralelo y subyacente a la realidad de países del denominado primer
mundo, lo que nos aleja de ser simplemente nosotros.
La manipulación de
todos/as, se efectúa a través de los medios corporativos de comunicación
fabulada, que son de un inestimable valor para la fabricación del consenso y la
presión sobre el aparato judicial, tímido a la hora de actuar sobre delitos
flagrantes, que luego de ser publicitados en cientos de programas de TV basura,
toman carácter de evidencia, destruyendo trayectorias comprobables, vidas
plenas de personajes insobornables a tendencias de ocasión, los que han
eliminado las fronteras mentales respecto a las diferencias.
Un pestilente
“travestismo mediático” ha sido instalado en las monopólicas corporaciones
económicas de medios de ¿comunicación?, por quienes dictan y rigen nuestros
destinos, en Argentina y el planeta todo.
Uno de los
mecanismos más eficaces usados por la apropiadamente disciplinada
«intelligentsia», es el mecanismo de “disentimiento aparente”. En este sistema
se estimula la controversia, dentro del marco de ciertas presuposiciones. Estas
jamás se expresan abiertamente en un sistema de propaganda adecuadamente
concebido, pero definen los límites de lo que los anestesiados habitantes
consideran una opinión responsable.
El resultado es la
destrucción de toda práctica de disidencia y la imposición del consentimiento
pasivo y del conformismo temeroso, en las comunidades del planeta, que ya
alcanza niveles aterradoramente notorios.
¿Cómo es posible
todo esto? Una larga experiencia de censura, de renunciamiento, de exilio
interior, me hace no poder dejar de abarcar estas cuestiones.
La cultura
propuesta por el neoliberalismo financiero y sus expresiones de derecha
(explícitas) e neo-izquierda (embozadas) ataca por igual: Historia, Filosofía,
Estado, sindicatos, partidos políticos y familias, ya que necesita que el
individuo quede indemne e indefenso frente al Mercado, sin mediaciones que
limiten esa absolutamente desigual relación.
El resultado
deviene en individuos centrados en sí mismos, esclavos de sus impulsos y
consumidores acríticos de productos e ideas difundidas por los medios
hegemónicos culturales y de comunicación falaz.
Comunidades
disgregadas, incapaces y temerosas de identificar a su verdadero enemigo,
confundidas en simuladas batallas y divididas hasta el cansancio por
contradicciones ficticias, débiles e indefensas frente al avance avasallante
del capital financiero global y sus doctrinas que transforman a los pueblos en
simples masas aborregadas, con sonrisas dibujadas, en su situación de
dominación, individuos teledirigidos que celebran con orgullo su sometimiento
al más rancio capitalismo… Pero a no desesperar, hay una salida, un tanto
incómoda, pero existe.
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