UN GOBIERNO PRISIONERO DE LA OTAN
HIGINIO POLO
El gobierno "progresista" se ha convertido en un patético propagandandista de la OTAN, mintiendo sin reparo, declarando que la alianza es defensiva
La integración de España en la OTAN fue un chantaje y una estafa. Un chantaje de EEUU porque la operación se inició con la amenaza estadounidense de impulsar la independencia de Canarias, utilizando para ello un estrafalario grupo independentista, el MPAIAC, al que podía manipular.
Entonces, apenas el 18 % de la población española era partidario de la integración en la OTAN. Adolfo Suárez, presionado, aseguró a Washington que España ingresaría, propósito que culminó Leopoldo Calvo-Sotelo y que Felipe González confirmó tras una tramposa y desigual campaña. Estafa, porque la campaña del referéndum de 1982 fue una trampa para elefantes, donde los opositores a la OTAN dispusieron de pocos recursos, mientras todos los medios de comunicación invadían con su propaganda hasta el último rincón del país. Estafa, también, porque todos los requisitos previos para la entrada en la OTAN, aprobados en el referéndum, se incumplieron después.
Pocas semanas antes
de la convención de la OTAN en Madrid, el Instituto de Investigación para la
Paz de Estocolmo dio cuenta de que en 2021 el mundo gastó en armamento 2,1
billones de dólares. EEUU encabeza la lista con un despilfarro de 801.000
millones de dólares anuales; China gastó la tercera parte: 293.000 millones, y
Rusia apenas el 8 % del gasto estadounidense: 65.900 millones. Pese a esa
evidencia, EEUU y la OTAN han lanzado una disparatada carrera armamentista, y
la alianza occidental ha aprobado un «concepto estratégico» con la declarada
intención de cerrar el paso a Rusia y China, porque EEUU no acepta que otros
países se fortalezcan: solo admite la sumisión a su poder hegemónico.
En esa tesitura,
Sánchez, Robles y Albares se han convertido en unos patéticos propagandandistas
de la OTAN, mintiendo sin reparo, declarando que la alianza es defensiva, como
si nadie recordara las agresiones y guerras en Yugoslavia, Afganistán, Iraq,
Siria, Libia y otros países. Alardeando del «éxito» de la reunión en Madrid de
la OTAN, Sánchez y su gobierno intentaron ocultar su vergonzoso papel ante la
matanza de inmigrantes en Melilla, donde el presidente alabó el comportamiento
de la policía marroquí, pese a la evidencia de su ferocidad y de la masacre.
Todo fue presentado
por la complaciente prensa como un éxito de España: las grotescas recepciones,
la cena en el Museo del Prado, el ridículo de cortar el madrileño Paseo de la
Castellana para que Jill Biden comprase alpargatas, la vergüenza de todas las
televisiones y diarios adulando a Borbón y a Ortiz por su supuesta capacidad
para ser unos «perfectos anfitriones». El ministro Albares incluso se pavoneó
aludiendo a que la relación con EEUU «es la más estrecha en los últimos veinte
años», mostrando inadvertidamente la subordinación de España a las imposiciones
estadounidenses, porque el gobierno de Sánchez ha accedido a doblar el
presupuesto militar español, y acepta la ampliación de la base de Rota;
también, a aumentar el número de militares del Pentágono acantonados en España,
y albergar a dos destructores estadounidenses más, añadidos a los cuatro que
están en Rota y que forman parte del escudo antimisiles contra Rusia.
El otro componente
del gobierno, Unidas Podemos, ha tenido al rebufo de la guerra en Ucrania un
comportamiento profundamente equivocado. Yolanda Díaz, como si ignorase la
génesis del conflicto en Ucrania, siguió el guion de Sánchez, aplaudiendo en
las Cortes a un personaje tan turbio como Zelenski, declarando que «Ucrania
tiene derecho a defenderse», lo que implica apoyar el envío de armamento a Kiev
y el despliegue de soldados, aviones y buques de guerra en Europa oriental.
Así, el decidido
atlantismo del gobierno de Sánchez ata a todos sus componentes y el socio
minoritario ha preferido cerrar los ojos pese a la evidencia de que la guerra
de Ucrania no se inició en febrero de 2022, y que el golpe de Estado del Maidán
de 2014 que desató la crisis ucraniana forma parte del plan de EEUU para acosar
a Rusia e intentar retener la hegemonía en el mundo.
Ucrania no es un
conflicto aislado, y la situación es extremadamente peligrosa porque EEUU ha
declarado la guerra a Rusia y China, de momento con soldados ajenos, y el
Pentágono y la OTAN especulan con un conflicto nuclear y solo parecen esperar
el momento más adecuado para iniciar las hostilidades. El nuevo concepto
estratégico de la OTAN no ofrece dudas: el imperialismo estadounidense arrastra
a sus aliados europeos y ha señalado con precisión sus enemigos, en una
peligrosa deriva belicista de la que España no debería formar parte: es una
enorme irresponsabilidad que el gobierno de Sánchez y Yolanda Díaz se preste a
acompañar esa locura.
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