PUTIN CONTRA ALMEIDA
ANÍBAL MALVAR
Una vez escuché a Jorge Vestrynge asegurar en la tele que nunca había conocido a un solo abogado del Estado que fuera listo. Supuse que la afirmación se dirigía a aquellos que trató en persona, cuando hacía fulgurante carrera en la Alianza Popular del franquista Manuel Fraga. Cuando los hijos de alcanzaban flamígeras titulaciones académicas por ser vos quién sois, o sea, hijos de prebostes de nuestra más rancia oligarquía franquista o monárquica o las dos cosas a la vez.
Es el caso de
nuestro querido alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, abogado del
Estado cuyos dos abuelos ejercieron el mismo cargo, además de ser uno de ellos
miembro del Consejo Privado del Conde de Barcelona, Juan sin Corona, padre del
ínclito Juan Carlos I. Curioso árbol genealógico y, a la sazón, uno de los pocos
árboles que Martínez-Almeida no se ha empeñado en cortar.
Me viene a mientes
todo esto por el desternillante vídeo que nos muestra a nuestro alcalde
arbolófobo y culturófobo hablando con un humorista que se hizo pasar por el
alcalde de Kiev, Vitali Klitschko. Nuestra prensa tradicional se ha vuelto loca
intentando blanquear el ridículo rotundo de Almeida en el delicado trance
televisivo: "Es necesario castigar a los bastardos rusos aquí en España y
en Madrid. Y estamos haciendo todo lo posible para ello, tanto desde el
gobierno nacional como desde los gobiernos locales", llegó a asegurar el
regidor a su falso homólogo.
El Mundo, ya presa
permanente de un delirio fantasioso que parece no tener límites, cambia el foco
de la noticia llamando "bromistas rusos al servicio del Kremlin" a
los urdidores del engaño, Vovan y Lexus. Nos viene a decir el periódico de la
bola que Vladimir Putin dedica su tiempo más al club de la comedia que a la
guerra de Ucrania. No creo yo que ni los más estultos lectores puedan tragar
semejante rosquilla, pero nuestra derecha lectora nos ha dado ya sobradas
muestras de credibilidad lisérgica y todo es posible.
Con esta
victimización mediática, se nos hace pasar al alcalde por un influyente
estadista internacional a quien Putin aspira a destruir, en plan cómic de la
Marvel. Mas no me tiene a mí el regidor madrileño mucha pinta de súper héroe. Y
dudo que Putin sepa ni siquiera quién es.
Otra reflexión me
ha inspirado el vídeo. Si Almeida se creyó que estaba hablando con el alcalde de
Kiev, y platicó con el humorista en estos términos, me asusta pensar qué dirá
en privado a los mandatarios reales de todo el mundo a los que tiene que
recibir en Madrid.
—[Los ucranianos
refugiados en España] no deberían relajarse en las playas. Su tarea es morir en
el campo de batalla o ganar está guerra —dice el falso alcalde de Kiev.
Y a
Martínez-Almeida le parece idea esplendorosa:
—Por supuesto, no
creo que sea un problema. Madrid apoya el envío de ciudadanos ucranianos a su
país para que participen en las hostilidades.
Por el bien de la
imagen exterior de España, espero que el vídeo no haya tenido demasiada
difusión. Eso de deportar refugiados —el alcalde hasta ofrece el transporte
para deshacerse de ellos y mandarlos a morir— no está muy bien visto por la
comunidad internacional más o menos civilizada.
Volviendo a los
abogados del Estado, también lo es María Dolores de Cospedal, que en una broma
rusa semejante, hace ya años y siendo ministra de Defensa, se dejó engañar con
que Carles Puigdemont era un espía ruso apodado Cipollino. Y que el 50% de los
turistas rusos en Catalunya son agentes secretos al servicio del Kremlin
—Esto es muy
importante para nosotros. ¿Desde cuándo tienen esta información? —se interesó
Cospedal.
Al final va a haber
que darle la razón a Jorge Vestrynge. Cómo están nuestras más altas
magistraturas.
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