POEMA PARA MI AMIGO FACUNDO CABRAL
Por Eduardo Sanguinetti (*), especial para NOVA
Eduardo
Sanguinetti con Facundo Cabral en el café
"La Biela", en junio de 2011.
Se cumplen diez años del asesinato de mi amigo y camarada Facundo Cabral, con quien tuve el placer de compartir momentos en diálogos casuales e interlineados; en los más diversos auditorios de universidades, centros de estudios y culturales, del mundo. Siempre a favor de la paz, la armonía, el humor y el disfrute de saberse parte de esta tierra violentamente afectiva.
Él trató de
construir su redención y en esa tarea le fue la vida.
Él era una criatura
sobre un balancín a punto de desmoronarse.
Sentía que sin
cesar rehacía su equilibrio: todo ello a la mayor velocidad.
Él trató de
construir su redención y en esa tarea le fue la vida.
Él era la nueva
visión y la antigua derrota.
Él no propuso nada,
él nos invitó a contar la historia.
Él trató de
construir su redención y en esa tarea le fue la vida.
Él derrumbó las
últimas fronteras que lo separaban del mundo de sus ficciones.
Hoy cruza de Solum
a Buenos Aires, de Soluterionte a Penny Lane, en las espaldas del sol.
Él es uno más, en
su personaje de mil aristas,
y su personaje es
su definitiva realidad.
Él es un visitante,
él no se escapará por la memoria…
Facundo, te
asesinaron bestias fluyentes y otra vez la palabra muerte,
sin necesidad de
dibujarla en una hora, de un día repugnante,
de un mes
cualquiera, lluvia y viento. Y, además, como ya fue escrito,
lloverá siempre,
siempre.
(*) Filósofo y
poeta
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