DIVAGACIONES DE UN MES DE AGOSTO
AL ATARDECER DEL 2022
DUNIA SANCHEZ
Veo el venir el
irse de las olas que saborean mis carnes. En la playa, en la orilla, en el mar
adentro donde somos hijas de los mares, de esta tierra enraizada en vaivén de
las jornadas. La sonoridad de su canto monótono, riguroso y grave me conversa y
yo soy cuerpo desnudo que se entrega en un sopor a su entereza, a su vitalidad
inagotable. El sol recorre mis ojos. El sol traza tibiez a mi espalda. Y yo
aquí, en la playa. La playa, olisqueo la belleza de su vida, de esos seres que
sus entrañas vuelan en libertad y me estremece una paz, una paz extraña,
ausente cuando me evado de su imperio. La playa en mí. Un océano de alas
cabalgando a ras de mi verticalidad. Un océano inconcluso en busca de los
sueños. Y lo simple se hace grande. Y lo poco se hace expansivo en transcurrir
de la tarde. Y el sol recorre mis ojos. Y el sol traza tibiez a mi espalda. Y
yo aquí, en la playa. Hija de la madre tierra. Hija de infinitos agradecimientos
en el balanceo de su armonía. Y en el horizonte un rorcual con su balada, la
balada de la existencia, la balada de lo bello.
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