EL DIENTE DE ORO (DEL VIVIR SABROSO)
MAITÉ
CAMPILLO.
Culto no es aquel que lee más libros. Culto es aquel que es capaz de escuchar al otro: Ojalá podamos tener el coraje de estar solos y la valentía de arriesgarnos a estar juntos, porque de nada sirve un diente fuera de la boca, ni un dedo fuera de la mano. Ojalá podamos ser tan porfiados para seguir creyendo, contra toda evidencia, que la condición humana vale la pena, porque hemos sido mal hechos, pero no estamos terminados. Ojalá podamos merecer que nos llamen locos, como han sido llamadas locas las Madres de Plaza de Mayo, por cometer la locura de negarnos a olvidar en los tiempos de la amnesia obligatoria. Ojalá podamos ser capaces de seguir caminando los caminos del viento, a pesar de las caídas y las traiciones y las derrotas, porque la historia continúa, más allá de nosotros, y cuando ella dice adiós, está diciendo: hasta luego.
El diente roto Tras la inagotable fuente de
enseñanza, reflexión y propuesta legada en síntesis prodigiosa de historia y
metáfora entre dichos populares y mitología, periodismo de investigación y
literatura sin hacer ficción, donde Indoamérica recobra voz sin prostituir la
palabra, su dignidad, y al paso del escritor uruguayo, paso al cuento corto muy
corto de cómo una mentira, la habían transformado en verdad, cuyo título de la obra
enlaza con el primer ‘Ojalá’ de E. Galeano. Cuento contundente de apariencia
sencilla que encarna de forma profunda la realidad política actual, en marco de
los medios oficiosos, que presumen con cierta pedantería como: de la
información. Se trata d` El diente roto, obra del periodista, y escritor
venezolano, Pedro Emilio Coll.
1 Texto en esencia literaria que
desnuda en cuatro líneas la trama, al hilo de la manipulación que va tejiéndose
entre los parientes del ‘inocente’, amigos y pueblo en general que ejercen como
en una obra maestra de periodistas, mostrando de la forma más sencilla el cómo
se propaga, deforma y vocifera un hecho que una ‘autoridad científica’ (el
médico) había diagnosticado como verdad indiscutible, y cómo de un lelo, como
dice el maestro, habían convertido en un sabio, en un líder de masas como
hicieran de Hitler, los no menos ‘científicos’ empresarios. Así de simple y
elemental como el ejemplo de la transformación del agua en vino, o de cómo los
peces corren por el monte y las liebres nadan en el mar, de cómo el pueblo ruso
es malo muy malo malísimo por no entregar Rusia y su gobierno a la Casa Blanca,
así como del amor del ejército ucraniano a su presidente y a las democracias de
la OTAN, los transforma, en angelitos negros víctimas de las angelicales
acuarelas, por el contrario, el pueblo cubano del lado del 26 de julio está
petrificado al aislamiento y bloqueo según el ejemplo del soy cantor soy
embustero pitiyanqui Antonio Abad Lugo (Machín) y, hasta el maestro, del cuento
del venezolano que sabe la verdad se pliega al ‘humor’ del rumor de las
mentiras, de los súbitos comunicadores de masas cuyo texto completo comienza
como una aventura de niños traviesos que aburriéndose de la paz infinita, del
bien absoluto, pasan a dar cuerpo a la trifulca adornando calles y encuentros
al más puro corte camorrista, dando así luz a la edad de oro de un lelo llegado
a las estrellas, ensalzado por los poderes subterráneos nocturnos de las firmas
de la necesidad de un cambio, que eternice la siesta de las ganancias parásitas
de órganos y organismos vegetales, que en él influyen, como mástil de gran
vidorra a costa de la explotación de la mayorías. Un cambio, sin cambio, que de
luz al tablado montado como milagro utilizado sobre guía de la trama la ignorancia
de un pueblo, que también se aburría sin preocuparle los motivos del por qué.
Así fue pues cómo el maestro, periodista y escritor, forjó en su cuento para la
eternidad la síntesis, la historia y la moraleja previsora de nuestros días: A
los doce años, combatiendo Juan Peña con unos granujas recibió un guijarro
sobre un diente; la sangre corrió lavándole el sucio de la cara, y el diente se
partió en forma de sierra. Desde ese día principia la edad de oro de Juan Peña.
Con la punta de la lengua, Juan tentaba sin cesar el diente roto; el cuerpo
inmóvil, vaga la mirada sin pensar. Así, de alborotador y pendenciero, tornóse
en callado y tranquilo. Los padres de Juan, hartos de escuchar quejas de los
vecinos y transeúntes víctimas de las perversidades del chico, y que habían
agotado toda clase de reprimendas y castigos, estaban ahora estupefactos y
angustiados con la súbita transformación. Juan no chistaba y permanecía horas
enteras en actitud hierática, como en éxtasis; mientras, allá adentro, en la oscuridad
de la boca cerrada, la lengua acariciaba el diente roto sin pensar. El niño no
está bien, Pablo -decía la madre al marido-, hay que llamar al médico. Llegó el
doctor y procedió al diagnóstico: buen pulso, mofletes sanguíneos, excelente
apetito, ningún síntoma de enfermedad. Señora -terminó por decir el sabio
después de un largo examen- la santidad de mi profesión me impone el deber de 2
declarar a usted… ¿Qué, señor doctor de mi alma? -interrumpió la angustiada
madre-. Que su hijo está mejor que una manzana. Lo que sí es indiscutible
-continuó con voz misteriosa- es que estamos en presencia de un caso fenomenal:
su hijo de usted, mi estimable señora, sufre de lo que hoy llamamos el mal de
pensar; en una palabra, su hijo es un filósofo precoz, un genio tal vez. En la
oscuridad de la boca, Juan acariciaba su diente roto sin pensar. Parientes y
amigos se hicieron eco de la opinión del doctor, acogida con júbilo indecible
por los padres de Juan. Pronto en el pueblo todo se citó el caso admirable del
“niño prodigio”, y su fama se aumentó como una bomba de papel hinchada de humo.
Hasta el maestro de la escuela, que lo había tenido por la más lerda cabeza del
orbe, se sometió a la opinión general, por aquello de que voz del pueblo es voz
del cielo. Quien más quien menos, cada cual traía a colación un ejemplo:
Demóstenes comía arena, Shakespeare era un pilluelo desarrapado, Edison…
etcétera. Creció Juan Peña en medio de libros abiertos ante sus ojos, pero que
no leía, distraído con su lengua ocupada en tocar la pequeña sierra del diente
roto, sin pensar. Y con su cuerpo crecía su reputación de hombre juicioso,
sabio y “profundo”, y nadie se cansaba de alabar el talento maravilloso de
Juan. En plena juventud, las más hermosas mujeres trataban de seducir y conquistar
aquel espíritu superior, entregado a hondas meditaciones, para los demás, pero
que en la oscuridad de su boca tentaba el diente roto, sin pensar. Pasaron los
años, y Juan Peña fue diputado, académico, ministro y estaba a punto de ser
coronado Presidente de la República, cuando la apoplejía lo sorprendió
acariciándose su diente roto con la punta de la lengua. Y doblaron las campanas
y fue decretado un riguroso duelo nacional; un orador lloró en una fúnebre
oración a nombre de la patria, y cayeron rosas y lágrimas sobre la tumba del
grande hombre que no había tenido tiempo de pensar. Tras la metáfora a forma de
cuento corto de gran actualidad en la segunda mitad del siglo veinte, hoy por
igual aligera vigente su esperpento en mensaje y contenido. El diente de oro,
en pleno siglo veintiuno, nos aporta y acerca una ciencia en política mediocre
revestida en el más puro grotesco carnaval a las ordenes del pensamiento único.
Una vez más, por segunda vez, los borbones padre emérito e hijo rey, en
Santiago de Chile uno y el otro en Colombia, evidencian la patente saga en pie
de elefante y fugas de capital bajo el manto inmune, incluido a sus allegados
ayer urdagarines de especulación hoy en órdenes no inferiores de contenido
cuando en convivencia real la reina paraliza el tráfico para socorrer a viandas
al séquito de las democracias del “Yankee go home”, en toma y daca cochinillo y
gran reserva en desparpajo sin multa ni desagravio al amo absoluto en dama,
sota y bastos en evolución de aplausos a favor del proceso democrático social
apadrinado de la misma atención feudal de siempre. Una vez más, en espejo al
mundo, los borbones rigiendo el mismo mandato que siglos atrás, tropezado cual
diente de oro sobre la misma piedra en resuello de las españas que antaño
pretendieron lucir poderosas por el mundo como una propiedad más, emponzoñando
aún más el lodo de la historia enfurruscados como siempre bajo el dominio de la
oligarquía bancaria del gringo con 3 su Europa y sus vasallos, sobre la
tempestad impuesta ahogada desde el hoy por tumultos inabarcables de colonias
en corazones descontentos, sobre uno de los sables representantes
internacionales en nombre de una incivilizada civilización, preñada de matanzas
tropicales que nada tuvieron que envidiar al mayor de los genocidas yanquis ni
piratas mas espeluznantes especuladores y pendencieros, de la Europa a la chepa
del impostor, que se expandió puerta fuera y dentro imponiendo cruzadas en el
caso del E. español, comuniones y bautizos de igual manera como si de una
bendición se tratara, mientras el sable siguió pendiendo del hilo del
exterminio sobre una paz invisible forrada de impunidad, fulminado toda
realidad histórica en libros de texto, en remate de películas del yanqui feroz
el abanico de plumas sobre el mismo punto de mira de un fantasioso superfluo
Superman en marco de las alianzas al adorno del hombre de los anillos como
piedra filosofal, de una ciencia circense arrastras durante décadas de un poder
absoluto en campaña a la búsqueda de lelos y traidólares candidatos dientes de
oro y tigres de papel que gobiernan bajo sus ordenes. Posiblemente la
invitación a un Borbón (Rey), una vez más obedece al desconocimiento,
posiblemente, pese a ello el resultado es el mismo que si obedeciera a una
invitación claramente consciente, que posiblemente lo fue, vínculo de la
política ética de reconciliación contra “la exclusión social” vaya pasar como a
Rusia que todas las democracias, como en Eje del nazismo, la cruzada satánica
no sabe ya que inventar para poder exterminar su origen más elemental como
sucedió con Iraq, o como impulso repentino de galantería internacional en
importancia histórica a la anunciación de una nueva era de gobierno, cuyo gesto
de desprecio, poco aporta hacia un país que te invita públicamente como hiciera
su padre cuando cortó el discurso en La Cumbre de Santiago, al presidente
Chávez, elevando la voz en gritó sin respeto alguno, más por ignorancia que por
culto, y más por inculto, que por dignidad alguna: <>. Presuntuosa la
orden, castrense, el callar voces de líderes y pueblos del mundo tal y como
hiciera la inquisición ahorcando, crucificando y quemando libertadores como
Hatuey y tantos otros miles imponiendo la extinción de taínos, aztecas, mayas,
incas, mapuches… Y, bueno, el caso es que Bolivar derrotó a Morillo, carajo, un
militar que Fernando VII rey felón Borbón, había enviado con 10.000 soldados y
no se cuantos barcos para reconquistar Colombia, pero qué vaina, qué patraña es
esa carajo, y se alza la espada de Bolívar y miles de guerrilleros desde Los Llanos
hasta los Andes hicieron huir las tropas imperiales intrusas: <> , dijo
indignada una mujer colombiana en la ceremonia de toma de posesión de Gustavo
Petro, como presidente, viendo al opulento omnipotente sentado mientras pasaba
la espada de Bolívar por delante de sus narices, mientras el resto de invitados
se levantaban en respeto al histórico libertador, que luchó, como luchara sin
titubeo alguno el inolvidable Miranda, por la liberación de los pueblos de
América del yugo de los monarcas. Pero en verdad lo que en realidad pasó es que
un fantasmita proletario recorriendo el 4 mundo gritó, ¡que se levanten los que
han sido elegidos sin imposición!!! Lógicamente no tenía cabida, para un rey,
como para un presidente de gobierno a la española, tan democrática en linaje de
colonias, presto a regocijarse, presumir y hasta poder seducir y complacerse
servil ante el imperio del gran Tío Sam, de lo que atrás quedó como un
genocidio no como un descubrimiento. Según los medios internacionales Gustavo
Petro ganó las últimas elecciones los más “entendidos” informan que es la
primera vez que la izquierda gana en Colombia. Pero lo que no nos dirán nunca,
por muy informados que estén, es que en la historia de este país otros
candidatos de izquierda no las pudieron ganar jamás y mucho menos hacer la
revolución sencillamente porque los fueron fulminando bajo las balas. No se si
el ya, nuevo presidente, logró llamar al de Cuba para ofrecer ayuda contra el
incendio impresionante de los tanques de petroleo en Matanzas, como hicieron
otros países vecinos, pero lo que sí hizo el nuevo presidente ante sus
seguidores fue apuntalar el mandato hasta clavar el aguijón: <>. Cumplir
a cumplido ya públicamente de forma soberana única para que no haya
pensamientos inequívocos, ¡vivir para contarla!, dijo García Márquez ¡Uffff,
tremenda disciplina solidaria con el capitalismo y sus oligarquías, que muy
poco, perdón, nada se le parece a la espada de Bolívar!!! Pareciera que
Latinoamérica se “europeíza”, como el yanqui en Ucrania, una nueva partida de
presidentes (para la democracia) están en boga en lenguaje populista de marear
la perdiz para luego entregarla en bandeja.
El presidente Petro, no engaña,
poco antes de ser elegido advirtió que él, no es socialista, y, en temblor de
primaveras parece que Colombia supo elegir, y eligió, según el electo: vivir
sabroso. Dicen algunos de los medios más gustosos de tildarse progresistas que:
»El nuevo presidente y su vicepresidenta, Francia Márquez, abren la esperanza y
plantean una política del amor, entendida como una política del entendimiento y
del diálogo en un país absolutamente fracturado». Y amor hay que tener, mucho
amor a raudales de derroche, para poder amar al criminal que en los poderes
fácticos asesinó (sólo) por obedecer órdenes: de narcomilitares, de nazis
uribistas, CIA, de la embajada de EEUU, y entre otros del propio Pentágono. Lo
cierto es que tanto en Argentina con Alberto Fernández, como en Perú, con Pedro
Castillo, y en Chile con Gabriel Boric, no se están destacando precisamente por
desarrollar políticas sociales y de justicia, que prometieron a sus respectivos
pueblos, más bien todo lo contrario, el crimen sigue impune, como los
criminales, que es lo que hacen las formaciones socialdemócratas cuando llegan
al poder; tampoco López Obrador, en México, está resultando sincero sobre todo
en su política interior de gran complejidad en su país, de eso no hay duda,
pero una cosa es bien cierta, las desigualdades siguen como antes y el
narcotráfico y las mafias dominan y controlan pueblos y ciudades asesinando
líderes sociales, mujeres por el hecho de ser mujer, sindicalistas,
periodistas, abogados… Presidentes indefensos que no son los que mandan sino
los que blanquean y de qué modo. Presidentes para la paz del “Pacto Histórico”,
de los magnates, un amor a medida interclasista a raudales por el ‘vivir 5
sabroso’ del lado del opresor. No se arregla por arte de magia un país como
Colombia, o México, por muy ‘hércules’ que él o la que se preste así lo
considere, no es fácil, mucho menos con amigos y guías tipo Felipe González,
Pedro Sánchez… con los que hablar de los intelectuales y poetas de la
República, como en México, sirviendo con ello aunque de manera inconsciente
fuera a los mismos mandos de la misma cruzada nazifascista, a la vez que, en
Colombia, invitando la estela de los monarcas impuesta a dedo por dicho
“héroe”, pichones de ‘el gran dictador’ procreándose a través del Eje de la
Europa civilizada. Tremenda fregada la de las democracias: manteniendo las 7
bases militares de los gringos en tu país y periódicas cenas en su embajada,
¿te asegurará un virreinato apacible?.
NOTA
Jorge Eliécer Gaitán es el caso
más conocido internacionalmente de los candidatos asesinados en Colombia. Había
sido directivo del Partido Liberal, pero su desarrollo político e intelectual
le llevó a situarse más hacia la izquierda y fundar partido de la Unión
Nacional de Izquierda Revolucionaria (UNIR). El líder colombiano fue asesinado
a balazos frente al Hotel Continental de Bogotá el 9 de abril de 1948. La
muerte de Gaitán recrudeció la violencia y el gaitanismo dio origen a la lucha
armada de izquierda que se ha mantenido durante más de 60 años. En 1933 funda
la Unión Nacional de Izquierda Revolucionaria, y su órgano periodístico ‘El
Unirismo’, y en 1936, asume el cargo de alcalde de Bogotá al parecer seducido
por los dirigentes tradicionales del Partido Liberal: adelantó reformas
sociales, promovió la municipalización de los servicios públicos y trató de
establecer comedores sociales. En 1940, el presidente Eduardo Santos Montejo lo
nombró Ministro de Educación: desde donde emprendió una gran campaña de
alfabetización, implantó el zapato escolar gratuito, los restaurantes
escolares, el cine educativo ambulante, la extensión cultural masiva e inició
el Salón Nacional de Artistas, continuó su intensa vida pública como jurista, y
político (su acción política se dirigió fundamentalmente contra la oligarquía y
por la restauración moral). En las elecciones presidenciales de 1946, el
Partido Liberal se dividió entre las candidaturas de Gabriel Turbay (sector
oficialista del partido) y Gaitán, claramente inclinado a la izquierda apoyado
por los sectores más populares. A inicios de 1948 al saberse la noticia de la
masacre de varios liberales en varios pueblos del país, a manos de
conservadores, Gaitán organizó varias marchas con masiva asistencia entre las
que destacan la ‘Marcha de las Antorchas’ y la ‘Marcha del Silencio’. El 8 de
abril de 1948 tras defender hasta bien entrada la noche a una persona en los
tribunales, reposó y salió al mediodía del viernes 9 -invitado a almorzar por
Plinio Mendoza Neira-, en compañía de varios amigos desde el edificio Agustín
Nieto (su lugar de trabajo) para almorzar en el Hotel Continental a la espera
de varias reuniones que tendría durante ese día. En su agenda, para la tarde
del día de su asesinato, tenía fijadas varias reuniones, entre otras, con el
joven líder estudiantil cubano Fidel Castro y el político venezolano Rómulo
Betancourt. 6 Un hombre aparentemente (Juan Roa Sierra quizá otros más) lo
esperaba en la entrada del edificio disparándole a bocajarro causándole heridas
mortales.
Jorge Eliécer Gaitán, fue llevado
a la Clínica Central, donde murió sobre las 2:05 de la tarde. Roa, por su
parte, fue linchado, amarrado con corbatas en la carrera Séptima y arrastrado
hasta la plaza de Bolívar. Desde ese momento la multitud creció en cuestión de
segundo por miles. Ante la respuesta del ejército, la masa espontánea que había
acudido tras conocer el crimen, se atrinchera, esperando órdenes de los jefes
liberales, que pretendían reunirse con el presidente Mariano Ospina Pérez. A
medida que avanzaba la tarde fueron armándose, irrumpiendo en las calles y
estaciones de policía, donde algunos oficiales entregaron sus armas para poder
salvar sus vidas. La defensa del Palacio de La Carrera (actual Casa de Nariño)
por la Guardia Presidencial y francotiradores no identificados, localizados en
las edificaciones más altas cercanas al palacio entre estas las iglesias,
impiden que la multitud entre al lugar donde se halla el presidente. La
multitud dio paso a los cinco tanques de guerra que fueron dirigidos al lugar,
creyendo que estaban apoyando su causa y, muy probablemente, así fue, hasta el
momento en que fue asesinado el coronel que los comandaba, poco antes de llegar
al palacio. Una vez en la plaza, los tanques giraron y dispararon a la multitud
masacrando unas 300 personas. Dos exagentes de la Agencia Central de
Inteligencia (CIA) reconocen en el libro «The Invisible Government» (El Gobierno
Invisible) la participación de la agencia de inteligencia estadounidense en el
asesinato de Gaitán, versión que el gobierno de Cuba ratificó en 2005 con un
documental llamado «Operación Pantomima», como se llamó el plan de la Agencia
Central de Inteligencia para perpetrar el asesinato de Gaitán, que provocó una
violenta reacción popular con su correspondiente represión gubernamental
conocida como «El Bogotazo», que destruyó 142 edificaciones del centro de
Bogotá. La lucha por el magnicidio no se concentró solo en la capital, también
en ciudades importantes cercanas a Bogotá como Zipaquirá. Los municipios y
regiones gaitanistas reaccionaron en igual o mayor proporción y, en casos como
Barrancabermeja, la situación se extendió por más de un mes. Posteriormente,
los enfrentamientos bipartidistas se extenderían a otras regiones durante la
época conocida en el país como ‘La Violencia’. Y Galeano enseña el camino a
seguir con una frase sencilla: ¿No tienes enemigos? ¿Cómo que no? ¿Es que jamás
dijiste la verdad, ni jamás amaste la justicia?
Maité Campillo (actriz y
directora d` Teatro Indoamericano Hatuey)
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