EXPRIMIR LA DESGRACIA
DAVID BOLLERO
Alberto
Núñez Feijóo paseando por la calle. - PP
Cuanto peor, mejor. Aquella fatídica frase de Mariano Rajoy vuelve a tener vigencia. La derecha aprovecha una vez más una crisis económica global para hacer oposición, imitando al populismo fascista que niega el origen de la crisis y se presenta con un recetario de remedios que, en realidad, carece de medidas prácticas. El PP de Feijóo no se distingue en sus planteamientos de lo que expone en Italia la ultra derechista Giorgia Meloni, que exprime la desgracia para subir en las encuestas.
Existe una diferencia
sustancial entre hacer oposición criticando las medidas adoptadas para combatir
la crisis y atribuir esa crisis, precisamente, a las acciones para mitigarla.
Feijóo ha enterrado la moderación con la que se presentó a presidir su partido
y, como si España se le quedara grande, se aferra al ruido más que a la
oposición.
La narrativa de
este nuevo viejo PP ha pasado de pedir elecciones anticipadas porque temía que
en el final de legislatura la economía fuera como un tiro, ayudando a destacar
las bondades de las políticas del Gobierno, a exigir adelanto porque la guerra
de Ucrania ha hecho saltar por los aires todas las previsiones de crecimiento.
La derecha recurre una vez más al complejo escenario económico para sacar
rédito político, abrazando el 'cuanto peor, mejor'.
El líder del PP
pide un cara a cara en el Senado sin desvelar su receta anticrisis. En lugar de
eso, acostumbra a torpedear las propuestas por el Ejecutivo, aun cuando en
casos como la reforma laboral o las subidas del Salario Mínimo Interprofesional
(SMI) han demostrado sus beneficios. Hacer gala de sentido de Estado no es
regalar un cheque en blanco al Gobierno, pero sí al menos adjuntar propuestas a
las críticas. En lugar de anclarse en el discurso falaz de "Bildu es
ETA", el PP debería mirar más a la izquierda abertzale, capaz de apoyar
medidas anticrisis condicionadas a nuevas propuestas para mejorarlas.
Aunque la crisis de
2008 guarda muchas diferencias respecto a la actual, la sociedad española haría
bien en recordar cómo salimos de aquella gobernada por Rajoy: rescate a fondo
perdido de 60.000 millones de euros a la banca, oleada de desahucios, más
desempleo y mayor precarización del existente... Y Sánchez también haría muy
bien en no pecar de optimista para no caer en los errores pasados del PSOE,
cuando a Rodríguez Zapatero le pasó por encima la recesión.
Ya son varias las
Comunidades Autónomas que padecen las consecuencias de los vendedores de
crecepelos en política en forma de incendios descontrolados, una Sanidad
Pública en los huesos o una Educación elitista y segregada. Ese es el papel que
ha adoptado Feijóo, que ha dejado un legado en Galicia que, de replicarse a
todo el país, nos sumirá aún más en el pozo de la desigualdad. Parece mentira
que los cantos de sirena sigan surtiendo efecto.
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