martes, 5 de julio de 2022

DECAEN

DECAEN

JOSU AIZPURUA

Acaba de morir el jesuita de Bilbao García de Cortazar, de la Universiad de Deusto, y seguidor del donostiarra Miguel Artola Gallego, a su vez discípulo de Sánchez Albornoz.

Todos ellos empecinados en la idea de “ESPAÑA” tratando de justificar su esencia e hilándola con una “territorialidad” eterna cuajada en la “unidad de destino en lo Universal y reserva espiritual de occidente”. Ni existió España ni existió Occidente.

Yo siempre me mantuve intelectualmente contra ellos, en mi posición de que ESPAÑA nunca existió y fue la argucia de la Casta castellana para enmascarar sus robos de tierras y paisanaje.

Alfonso X, impulsor del Invento imperial castellano, con sus pirámides de cumbre real, y su segmentación social en la que todo estaba reglado en base al nacimiento y segmentado por el color de la piel en sus 7 Partidas. Reyes, Clero, Nobles, Siervos y Esclavos. Como nacías; vivías.

Aquel esquema que reinó como Imperio durante siglos, en el XIX cayó con el recambio de Imperio que los EE. UU. realizaron, pero muchas, demasiadas, cuestiones perduraron en base a la supremacía del hombre blanco y la nueva esclavitud.

El Imperio español que cayó en 1898, continuó buscando acomodo en la Historia, y con una falsa base de su historia fue dando tumbos, como venido a menos que hace el ridículo ante sus vecinos que conocen bien su trayectoria. Tolerancia de quienes tenían rabo de paja.

Y donde no se ponía el sol, unos pseudohistoriadores quisieron hacernos ver que era una “NACIÓN” con 500 años de Historia, y ¡Viva el vino!

Tamaña falsificación debiera ser constitutiva de delito.

Pero La Casta, esos beneficiados por el Sistema heredero del esclavismo que hicieron botines extraordinarios con los negros esclavizados y robando oro, apoyaba la idea de la Gran Nación, en lo que fue Imperio, Desastre, y Creación de Estado, que no pudo ser pues no se deshizo de sus lacras de Relato e Historia.

Sebta, mora y portuguesa ¿Cómo puede ser la España nacional de 500 años?

Pues por obra y gracia del Caudillo y sus secuaces, que contando con titulados excelsos trataron de enmascarar la real historia de Castilla, a la que llamando “España” creyeron engañar a una ciudadanía, siempre oprimida nunca ilustrada.

Años de represión y ostracismo se ven recompensados con la caída de estatuas de genocidas que indígenas coherentes realizan para evitar que sus verdugos presidan sus avenidas. Las tesis de la ignorancia titulada, al fin decaen, y la Verdad nos hará libres.

 

 

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