EL EMÉRITO VUELVE POR CARNAVALES
DAVID BOLLERO
Campaña publicitaria de CREE en favor del
emérito.
- Instagram @concordiareales
Todo indica que el próximo 21 de mayo se producirá el regreso de Juan Carlos de Borbón, prácticamente dos años después de que huyera como alma que lleva el diablo acorralado por el escándalo y el escarnio público. La noticia llega coincidiendo con el inicio de los carnavales de Cádiz y la reactivación de la asociación Concordia Real Española, que en los tiempos que corren se aparece más como chirigota que como el lobby monárquico que ansía ser.
Cualquiera puede intentar defender al emérito y su malograda reputación, faltaría más, aunque blanquear manchas que ya han calado demasiado hondo en nuestra democracia sea una misión imposible. Quizás por eso, las siglas convertidas en acrónimo que ha escogido Concordia Real Española es CREE en lugar de CRE, porque seguir tratando de encumbrar el emérito a los altares es un puro acto de fe.
La pancarta desplegada en el
centro de Madrid con la leyenda "¿Recuerdas cuando nadie daba un duro por
nosotros?" genera el efecto contrario al buscado, dando alas a la
imaginación con respuestas como "Pues había alguien que se los llevaba
todos". Sea como fuere, ahí está CREE, cuyo portavoz es Alfredo Urdazi, lo
que incrementa aún más el carácter chirigotero de la asociación.
CREE se dispone a publicar un
informe sobre la actividad diplomática del emérito, haciendo un recorrido por
sus viajes y el impacto económico que tuvo para España. Es un movimiento más en
esa evangelización borbónica que pretende llevar a cabo, sin quizás percatarse
de que nunca un bien -muy discutible, por otro lado- puede compensar un mal.
Fue un gobierno de Aznar quien suprimió la mili, sí, pero también el mismo que
metió a España en una guerra preventiva en Irak justificada con mentiras.
Claro, que quién soy yo para recordarlo, si CREE cuenta entre sus objetivos
"defender la verdadera historia de España" y, como tal, no podrán
olvidar la relación casi paternal del Borbón con el dictador Franco o cómo se
le obligó a abdicar para intentar en vano que sus escándalos no salpicaran a la
institución de la Corona.
Lo cierto es que el emérito ha
dado muestras sobradas de falta de integridad, al huir con el rabo entre las
piernas en lugar de plantar cara a las acusaciones si tan inocente se creía, y
de falta de oportunidad, al elegir como destino una dictadura como Emiratos
Árabes y andar codeándose con un traficante de armas buscado por la Interpol.
Complicado limpiar esa mácula, como imposible resulta, entre el buen cúmulo de
católicos que integran CREE, blanquear la imagen adúltera del Borbón, ya
absolutamente normalizada en la familia real desestructurada. El cinismo es tal
que llegan a felicitar en sus redes sociales por un aniversario absolutamente
inexistente.
Resulta caricaturesco abrazarse
al archivo de las causas para sacar brillo al emérito, cuando ello no implica
inocencia sino, sencillamente, que o bien han prescrito por el modo en que la
Justicia ha arrastrado los pies para que esto sucediera o bien que no se le
puede juzgar porque la Constitución lo blinda -ya sabe, como dijo el magistrado
británico, hubiera podido robar en una joyería de Serrano a plena luz del día y
tampoco se le podría juzgar-.
Quizás por ello, CREE ha recurrido
a una de las prácticas que nos ha hecho descender en el ránking de libertad de
prensa de Reporteros Sin Fronteras, el llamado SLAPP (Strategic Lawsuits
Against Public Participation), es decir, acciones judiciales abusivas
interpuestas contra los periodistas con fines a menudo intimidatorios y por
presunta revelación de secretos o delitos contra el honor. Las querellas contra
periodistas y políticas se han sucedido casi al mismo ritmo que se han ido
archivando, puesto que la jurisprudencia del Tribunal Europeo de Derechos
Humanos (TEDH) es clara al determinar que las manifestaciones contra la Corona
carecen de relevancia penal porque las enmarca en el ámbito de la crítica
política y no personal de la institución de la monarquía.
Precisamente el 21 de mayo se
celebra el Día Europeo de la Red Natura 2000, que promueve la conservación de
la biodiversidad, así que nada que objetar a que personas como las de CREE
rindan culto a quienes consideren
oportuno, aun cuando no sean ejemplo de virtudes a imitar. Del mismo modo, la
hinchada borbónica tiene que aprender a encajar que el número de personas que
desprecian la monarquía se cuentan por millones, como demuestran los dos únicos
sondeos rigurosos que se han realizado preguntando por ello -dado que el CIS lleva
siete años sin tener ni el arrojo ni la profesionalidad de preguntar-, con una
victoria por la opción republicana. Este pasado fin de semana, de hecho, se
llegó a celebrar una consulta estatal, con un 93% de los votos apoyando la
república. Quizás por todos estos indicios, los monárquicos se empeñan más en
crear asociaciones que perpetúen la monarquía por la vía de la imposición que
dando opciones de que sea el pueblo español quien la reafirme por la vía
democrática de la elección. Y eso, tampoco se puede blanquear.
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