¿Y LA SENSATEZ?
QUICOPURRIÑOS
Leo en la prensa esta mañana, mientras tomo el café que me espabila, que la Vicepresidenta Primera del Gobierno, Doña Nadia Calviño, se niega a hacerse una fotografía por ser la única mujer , tal y como había advertido hace meses que haría si se daba la circunstancia. Tuvo que pasar un rato, hasta que llegó otra fémina a la que se incorporó al cuadro y entonces accedió a la instantánea, por “coherencia”. Parece que su propósito era o es reivindicar mayor presencia femenina en determinados ámbitos, pongámoslo así. Y, groso modo, no me parece mal, pero con un orden, con sensatez. Yo, que nací en el 58, vi de niño la llegada del hombre a La Luna, en blanco y negro y oí a Armstrong decir aquello de “un pequeño paso para el hombre, pero uno muy grande para la humanidad”. Empecé la carrera en el 75 y a los dos meses nos
dieron vacaciones porque Franco falleció. Gumersindo Trujillo se
esforzó por explicarnos “La Ley para la Reforma Política”, cinco artículos de
nada y que sin embargo fueron, como la frase de Armstrong, tan vitales para la transformación de este loco país
nuestro. Voté la Constitución y también en las primeras elecciones viendo en
directo y hasta tocando lo que era una urna, pues hasta entonces solo las había
visto en las películas. Después vino o llegó la Ley del Divorcio, que se aprobó
y no pasó nada, como con la despenalización del aborto. En mi clase de primero,
en la facultad, éramos más varones que mujeres y más jueces, o casi todo
jueces, cuando me puse por primera vez la toga. Hoy ya no es así, como no
podría ser de otra manera, porque somos iguales, simplemente, porque somos
iguales, no porque lo diga una ley publicada en el BOE ( Téngase en cuenta
además que si fuera así, durante 20 días, salvo disposición expresa, la norma
no entraría en vigor hasta pasados los 20 días de su publicación, lo que como
consecuencia supondría que durante la “vacatio legis” seguiría estando un sexo
por “encimba” del otro, lo que se me antoja absurdo). Decía que hoy, hay personas que ocupan esos
puestos de jueces, fiscales ,abogados o de la profesión que sea y esos bancos
de universidades y centros de formación que son hombre o mujeres, es decir,
personas y que a golpe de trabajo
desempeñan puestos, cargos, funciones,
sin necesidad de tener que mirar lo que hay debajo del ombligo, sino solo por
su valía.
Quiero pensar que la Vicepresidenta está desempeñando su cargo
por méritos propios, pues se me hace triste pensar que lo ocupa como pieza, ficha
o consecuencia de tener que cumplir el Gobierno
con una promesa de un programa electoral.
Ayer , en el Casino de Santa Cruz, asistí a la presentación de
un libro, G-21 (Generación 21):Nuevas Novelistas Canarias, que viene siendo la
continuación de otro de igual nombre, editado igualmente por el entrañable Anghel Morales diez años antes, que agrupó entonces a
“escritores” exclusivamente varones, lo que le provocó más de una crítica. Ayer
digo, en la Sala se dieron cita personas. Unas que editaban, otras que
presentaban, otras que había escrito los relatos seleccionados en ese libro,
otras que escuchaban sentadas como público el homenaje que todos los
intervinientes hicieron a “La Palabra”, al arte de escribir, al saber poner
negro sobre blanco lo que la mente, el corazón o el sentimiento dicta, sin
tener en cuenta, ni sexo, ni credo, ni religión, ni raza o lugar de nacimiento.
Importaba “La Palabra”, “La Literatura” , “El Relato”, no quien fuera el padre
o la madre de la obra parida, como pusieron de manifiesto los que hablaron, se
llamara Angel o Miriam o Don Sinesio o las autoras presentes de los escritos que también hicieron uso de la
palabra. Parida, una parida e insensatez me parece lo de la Calviño. Alguien
podría imaginar, y explicármelo luego despacito para que lo entienda, la que se
hubiera montado si un Ministro se hubiera negado a fotografiarse entre cinco
mujeres por ser él el único nacido con testículos entre las personas a
retratar. Cuando llevaba pantalón corto y veía una instantánea de esas características, el
comentario más gordo que recuerdo haber escuchado era aquello de “periquito
entre ellas”. Pero nada más.
Creo que hemos perdido o estamos
perdiendo la sensatez. La sensatez y de paso la libertad de opinar en voz alta,
pues seguro estoy de que mis reflexiones darán lugar a más de un…¿pero qué dice
el loco ese o qué dice el retrógrado
ese?
quicopurriños
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