DON ANSELMO
JOSU AIZPURUA
Me dicen que ha
fallecido D. Anselmo, descanse en paz, y lo siento muchísimo pues era un
asistente a nuestro banco, y como único coaligado del mismo daba mucho juego en
las polémicas.
Su principal baza
electoral fue siempre el Balneario, al que Bermúdez aseguró por escrito
electoral que haría una casa para ancianos, y nosotros seríamos los más
beneficiados por cercanía y edad. D. Anselmo, que comió muchos bocatas de
mortadela en la campaña electoral, se enojaba con nuestro escepticismo.
Bautista, que aún conserva su foto con Pasionaria, le increpaba duro recordando los numerosos incumplimientos del alcalde, lo que enervaba a D. Anselmo, que rojo de ira le respondía:
-
Antes de un año yo estaré en la
puerta en la inauguración; ¡tú no entraras!
Don Anselmo paseo
por la mañana desde entonces para ver signos de obra en el Balneario, pero su
inmovilismo le provocaba indignación y desalentado; dejó de venir a nuestro
banco.
Y como él, miles de
chicharreros que se sienten acostumbrados al tejemaneje de su Ayuntamiento, al
que se le ve la H (ayuntamiento).
La “ciudad del
futuro”, la que en la Petrolera abrirá las puertas a una “capital”, sigue
prisionera en la cabeza del alcalde sin el debate ciudadano necesario en
democracia. Hay grupos especialistas en urbanismo que harían gratis sus
proyectos de regeneración urbanística, pero el clientelismo municipal lo
impide.
Los repartos de la
tarta ya están dictados, como siempre, para los mismos, aumentando el cúmulo de
barbaridades ciudadanas que arruinan esta capital.
Aquí falta una
intervención urbanística que, con criterios sanos, incluya en el resto las
parcelas petroleras. Esa intervención, del nivel de un Norman Foster, está
siendo suplantada por “la cabeza del alcalde”, y eso supone el hundimiento
definitivo de nuestra capital en beneficio de la vecina. Quizás es lo que se
busca.
¿Cómo es posible la
avenida de Anaga? Con horas intransitable, ahora se la recarga con la playa de
Valleseco, que unida a los clubes, hospitales y CIE, Gasolinera, se convierten
en un lio circulatorio de proporciones inmensas.
Poner una playa
entre contenedores petroleros, no es buena idea, aunque esté junto al pueblo
del alcalde.
Eliminando el
pajarraco se daría principio a una nueva avenida en la que corregir sus enormes
fallos, producto de la ineptitud y condicionamientos del alcalde, pues hoy sus
paseos abandonados y sus carriles-bici, peligran ante los patines veloces que
impiden el paseo anciano y rehabilitante que tantos chicharreros emprenden a
diario, además de los deportistas.
Todo está manga por hombro.
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