VARGAS LLOSA Y LA INVOLUCIÓN AUTOCRÁTICA DEL LIBERALISMO
ATILIO BORON
Debo reconocerlo. Vargas Llosa es, como diría Jorge Luis Borges, "incorregible." Ha dicho que "entre Bolsonaro y Lula, yo prefiero a Bolsonaro"
El paso del tiempo es implacable, y en su caso, a diferencia de otros, ha acelerado su degradación física pero sobre todo mental. El narrador peruano ya ha sucumbido ante aquello que en una extraordinaria novela (El Reino de este Mundo) Alejo Carpentier llamara “el irreparable ultraje de los años”. Sus más recientes declaraciones públicas, reproducidas urbi et orbi por la canalla mediática al servicio del imperio, lo hunden aún más en la ignominia y el oprobio.
Invitado a la Feria
del Libro de Buenos Aires aprovechó para codearse con lo más rancio de la
derecha autoritaria argentina, enemiga mortal de la democracia en este país. Y
poco después, más precisamente el 11 de mayo, ofreció una charla en Montevideo
en donde consultada su opinión acerca de las futuras elecciones en Brasil
declaró que “El caso de Bolsonaro es muy difícil. Las payasadas de Bolsonaro
son muy difíciles de admitir para un liberal. Ahora, entre Bolsonaro y Lula, yo
prefiero a Bolsonaro". Lamentó que en Europa existe una “especie de
enamoramiento de Lula” pese a que el ex presidente brasileño “estuvo preso” y
los jueces lo condenaron “por ladrón”. [1]
Es obvio que el
autor de Conversación en la Catedral se encuentra atrapado en el fondo de un
remolino ideológico que lo conduce a los más repugnantes extremos del
pensamiento político. Sólo una mente fatigada o irremediablemente desgastada
puede calificar como “payasadas” a lo que numerosos intelectuales y académicos
amén de diversos movimientos sociales y fuerzas populares brasileñas han
calificado como políticas genocidas. Existen informes del Senado de ese país
que así lo certifican, y denuncias de la Articulación de Pueblos Indígenas de
Brasil (APIB) en contra de la necropolítica de Jair Bolsonaro ante la Corte
Penal Internacional de La Haya por haber incurrido en los delitos de genocidio
y ecocidio.
Por supuesto, para
el triste personaje que nos ocupa éstas no son sino maniobras propagandísticas,
artefactos de la “guerra cultural” de la izquierda en su implacable combate en
contra de las fuerzas de la “libertad”, que tienen en el multipremiado escritor
su mascarón de proa y mayor propagandista mundial.
La superficialidad
con que juzga los crímenes de Bolsonaro va de la mano de la ligereza con que
asegura que a Lula los jueces “lo condenaron por ladrón”. Omite decir que no
fueron “los jueces” sino el juez Sergio Moro, dilecto alumno de los cursos de
“Buenas Prácticas” que cada año el gobierno de EEUU organiza para formatear la
cabeza de jueces, fiscales, procuradores, académicos, periodistas y políticos
llevados a aquel país en donde un grupo de expertos les enseña cómo se
administra la justicia, ejerce el periodismo y la docencia y se elaboran las
buenas leyes que necesita el imperio.
En un salto mortal
de varios siglos Moro hizo retroceder el derecho moderno a los tiempos de la
Santa Inquisición y condenó a Lula “porque tenía la convicción de que este
hombre había robado”, aunque reconoció que no tenía una sola prueba que
sustanciara su fallo. Claro que, 'lawfare' mediante, había que sacar sí o sí a
Lula de la competencia electoral y facilitar el triunfo de Bolsonaro, que
recompensó al corrupto juez designándolo Ministro de Justicia y Seguridad
Pública de Brasil.
Pero, de vuelta,
todo esto para Vargas Llosa son detalles carentes de importancia. Lo cierto es
que puesto a elegir entre Bolsonaro y Lula prefiere al violento genocida, amigo
de los paramilitares y enemigo mortal de los DDHH y no al ex obrero
metalúrgico. Lo de Vargas Llosa merece el más categórico repudio.
Hace poco más de un
año escribió una larga nota exaltando la figura de dos tenebrosos
narcogobernantes colombianos: Álvaro Uribe Vélez e Iván Duque. Nombres
asociados a los más horrendos crímenes perpetrados en esa sufrida nación: fosas
comunes, falsos positivos, desplazamientos de millones de campesinos corridos por
los esbirros del paramilitarismo, matanzas indiscriminadas.
Más recientemente,
bajo el gobierno de Duque Colombia entró en una secuencia interminable de
asesinatos de líderes políticos y sociales, un verdadero genocidio por goteo
que goza de la impunidad oficial. Y poco después, desencajado ante las
perspectivas del posible triunfo de Pedro Castillo en las elecciones
presidenciales del Perú el novelista quemó todos sus ídolos, abjuró de todas
sus convicciones y puso todo el inmenso aparato propagandístico del imperio al
servicio de Keiko Fujimori, la misma que apenas pocos meses antes era acusada
de corrupta y cómplice total de los crímenes de su padre, el expresidente
Alberto Fujimori.
Lo que se dice, Don
Mario es un hombre de principios... Pero hay que ir un paso más allá en el
análisis porque la tremenda involución política e ideológica de este personaje
es sólo en apariencias una cuestión idiosincrática, que se agota en su soberbia
vanidad. El extravío reaccionario de su pensamiento ilustra de modo ejemplar el
devenir histórico del liberalismo –en sus más diversas corrientes- en el marco
de una nueva crisis general del capitalismo que se potencia debido a la radical
modificación sufrida por el equilibrio geopolítico internacional en los últimos
meses. [2]
Los cantos de
sirena de antaño, falsamente democráticos y respetuosos de los DDHH, dieron
paso a una abierta apología de todo tipo de despotismos. Esto es lo que refleja
Vargas Llosa en sus intervenciones públicas sobre la coyuntura. De ahí los
nombres de sus nuevos héroes: Bolsonaro, Duque, Keiko... La mano invisible del
mercado se ha convertido en el puño de hierro del fascismo.
Ante tal amenaza,
las fuerzas populares no deben persistir en sus estériles divisionismos. Si no
son capaces de unirse ante el monstruo que ya se adivina en el huevo de la
serpiente, el futuro de la humanidad penderá de un hilo, y las peores distopías
serán cuentos de niños al lado de lo que esa derecha vengativa, racista y
opresora será capaz de hacer con tal de defender sus amenazados intereses y
privilegios.
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Notas:
[1]
https://elpais.com/internacional/2022-05-12/mario-vargas-llosa-entre-bolsonaro-con-payasadas-y-lula-prefiero-a-bolsonaro.html
[2] Hemos examinado
esta trágica trayectoria del pensamiento liberal y sus consecuencias en El
Hechicero de la Tribu. Mario Vargas Llosa y el Liberalismo en América Latina
(AKAL, 2019) y en el más reciente El Sueño del Marqués. Mario Vargas Llosa, una
pluma al servicio del imperio (UNDAV Ediciones y Centro Cultural de la Cooperación
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