FIN DE FIESTA
Eduardo Sanguinetti, filósofo,
poeta y performer.
“Juntó las manos en la espalda y escupió: contra el miedo, las diversas ignorancias, la miseria, el estrago y la muerte. Escupió sin sacudir la cabeza, con una coordinación perfecta de los labios y la lengua. Escupió hacia arriba y hacia el frente, experto y definitivo, siguiendo con singular complacencia, la parábola de la saliva”. (Fragmento de mi libro Big Relato, 2007)
Carecer de un proyecto de comunidad, deviene en no poder dejar de ignorar que los acontecimientos de nuestro pasado, no solo constituyen un tremendo y espantoso legado a nuestro presente, sino, lo que resulta más penoso, el punto de afluencia de un interminable tránsito, pareciera irreversible, en inestabilidad política, económica y social, que determinan un estado de desequilibrio emocional en la ciudadanía, inocultable en este 'fulero' presente en el que permanecemos, donde jamás encontraremos nuestra redención.
Deviene en tratar
los ridículos temas de manera fragmentada, periférica y especulativa, para que
nada modifique el imperio del crimen, preñada de "risa loca" sobre la
noche del carnaval a toda marcha que avanza de modo burlón, sumado a la
esclavitud tendencia siglo XXI, anestesiando a millones de seres, que corren
hacia un horizonte pintado a mano por las macro corporaciones de activos
incorpóreos, que marcan el derrotero de la humanidad, a la que cocinan un
porvenir sin huellas, en paisaje ausente.
¿Qué sentido tiene
poner por escrito los signos de “fin de fiesta” de la estafa a las que nos ha
sometido gobiernos corruptos de todo color, estético provisorio del no ser y no
estar en Argentina, tierra de “Ficciones” borgeanas?
Mi pregunta va
dirigida a informantes y comunicadores rentados, excluyentes, chismosos, que en
calidad de “notarios”, “escribas” de las macro corporaciones
económico-mediáticas, pretenden llamar la atención, otorgando en malogrados
discursos y escritos de barricada, devenidos en profecías del pasado, noticias
trucadas y un tanto ingenuas del más brillante amarillo cadmio, que anuncian
que nada cambiará en este país: la acumulación de millones en el “dulce hogar”
de altos funcionarios, sindicalistas mafiosos, funcionarios de gobiernos
fachistas ultra-neoliberales, libertarios neo-nazis psicopáticos,
peronistas-kirchneristas, peronistas-menemistas, peronistas-peronistas, de
alianzas donde jamás late un corazón...
Y, la inseguridad
de los ciudadanos reglamentados y reprimidos en su afán de tener una existencia
digna de ser experimentada… La justicia de la mano del poder, la ignorancia, la
compra de aplausos faranduleros, la mediocridad reinante, el asesinato, la
mentira cual norma de comportamiento retórico, la incapacidad, la corruptela,
seguirán siendo el flagelo de una comunidad temerosa y sin destino… De un
tiempo y un pueblo que han dejado de ser en absoluto a mis ojos y sentir, en el
más estricto sentido ontológico…
Sujetos que “han
dejado de ser y vivir de este lado del mundo”… No los percibo como habitantes
de esta tierra, más bien son parte del magnífico ensayo del gran Adolfo Bioy
Casares: “La Invención de Morel”.
Soy de aquellos
para los que la verdad de este mundo es la vida con amor: de aquellos que han elegido
“ser”, silenciados y amenazados, obrando contra viento y marea, decididos a
permanecer en estado de constante resistencia al poder de los trogloditas
ignorantes que, en la "timba de la vida", no se apartan de la
"milonga del curro" suceda lo que suceda, y hacer siempre “como si”
las mañanas que cantan fueran realmente mañanas…
Los apocalipsis
cotidianos, que nos presenta la denominada civilización occidental, formidable
revelación de la inmundicia burguesa camuflada tras la hipocresía de humanitarismo,
que desvía la mirada de las multitudes temerosas, que aplauden la ignominia
cotidiana, donde se vive de "prepo", se cayó la estantería y al
ladrón-estafador lo honran con discurso 'chamullado' en jerga ‘cockney’.
Y si a pesar de
todo se elige vivir (o sobrevivir), se detesta la cobardía de la gente,
clavándola en un papel como un insecto, al menos nos alejamos del conformismo,
modo de vida de pueblos condenados al espacio donde reina el destripe, pues es
peligroso dar prueba de amor, de dignidad y de valor.
Estar inspirado no
modifica la proa de mi escritura, simplemente exhibo otros aspectos del
“Sistema infecto”, como la niñez sometida al rigor de las denominadas “buenas
costumbres”, arrastrada sobre el barro del porvenir pintado a mano, por adultos
amancebados, que imprimen en la existencia de estos niños el signo de la
“bajeza” y la “inflexión”, en la que se mueven afanosamente las multitudes
abusadas, entre fuegos cruzados donde la violencia social es norma y regla.
Las listas de los
exiliados de la vida, es una lista de “réprobos” para el “Sistema infecto”, me
refiero al sistema que reina y mata en el planeta, sin dejar de ‘batir’ que
todavía se puede ser feliz y con mucho 'vento' llegar a ser portada de pasquín
de caretas y tilingos.
De todos modos, ese
“otro” siempre ha despertado sospechas en las “castas dominantes”, éste ha sido
y es el meollo del credo de ninguna fe, su sustancia, su coartada infame. Aquí
queda revelado el 'berretín' de los parásitos dominantes, respecto a los
“otros”, bajo cualquier régimen.
No ignoremos que
podemos ser emigrantes o inmigrantes “in situ”, o ser, en razón de la pobreza,
exiliados en nuestros propios países. Pero no olvidemos tampoco que las
exclusiones oficiales poseen virtudes insondables, como las cloacas, convencen
a los que no son afectados por ellas que son incluidos. Legitimidad ficticia a
la cual se aferran los que entregan su vida ‘perra’ en sus deseo promiscuo de
“pertenecer” al ‘Club del Medio Pelo’, espacio donde nace el olvido.
De estas
comunidades frágiles, presentadas como modelos por la enseñanza proporcionada
por ella, los educandos conocen los secretos, no los del poder, sino de sus
resultados. Los desórdenes y carencias de su cotidianeidad, ¿no les permite
descubrir inconscientemente las catástrofes irreversibles que preceden del
derrumbe?, donde la fe se pierde, sin esperanza y sin amor.
Como corolario se
los arroja al borde del camino, empantanados con ellos un número creciente de
seres excluidos, de todas las razas y regiones.
Un camino que no se
sabe a ciencia cierta a dónde conduce… Los que podrían saberlo, los
constructores de esta nueva civilización, que se ha instalado en el mundo,
tampoco los transitan… Ellos, los genocidas de la vida-naturaleza-arte, residen
y transitan por otros paisajes, ese camino no forma parte ya, ni de sus
recuerdos, forma parte del folclore y del olvido.
Siempre podemos
negar lo que está vivo, bastaría esperar algunos siglos para que la razón nos
asista, a quienes, luego de haber salido librados de mil batallas, emitiremos
el grito victorioso, cual melodía esperanzadora, sin dejar de ignorar, que lo
peor no ha ocurrido.
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