LA DERECHA Y SU ESPIRITUALIDAD MISERABLE
POR ANTONIO LIZ
La chulería de la
derecha española no tiene límites. La explicación es sencilla, PP y Vox piensan
que como sus ídolos ganaron la Guerra Civil la derrota social de la clase
trabajadora es para siempre. A esto añadirle que sus oponentes parlamentarios
de la “izquierda” no tienen ni sangre en las venas –hasta el rojo de la sangre
se les ha desteñido. El PSOE y Unidas Podemos son la izquierda del régimen
político en el que vivimos. Punto. No pueden pasar de ahí. Ni en sueños piensan
en cambiar el mundo. Una “izquierda” así no le puede hacer frente a la derecha
reaccionaria y analfabeta ni desde la tribuna parlamentaria.
La gente del PP y
Vox son capaces de decir la primera estupidez que les pase por la cabeza con la
soberbia propia del analfabeto. Su analfabetismo social les proporciona una
espiritualidad ruin por lo que son incapaces de soñar una sociedad solidaria, justa, diversa,
hermosa. Sólo piensan en su miserable status social y en sus repugnantes
privilegios.
El coronavirus ha
sacado a la superficie televisiva la tremenda injusticia social que tenemos en
el “mundo civilizado”. Así, hemos visto que miles de niños y niñas no pueden
comer todos los días –aunque de vez en cuando la reaccionaria Ayuso les
“regala” un trozo de pizza con Coca-Cola- porque sus mayores están en el
escalón final de la precariedad laboral, ni asistir a las clases digitales
porque no tienen ordenadores donde viven, la mayor de las veces en casas
infrahumanas. Sus progenitores y familiares son trabajadoras y trabajadores
precarios que ven como un sueño ganar el salario mínimo interprofesional de
900€ en las empresas de los “emprendedores”. Otras, otros, ya están
directamente desahuciados por el “mercado” por razones de marginalidad, edad o
salud y sueñan con percibir una renta mínima de 400, 500 o 600€. Unas
cantidades que a cualquier burguesito no le llega ni para comprar un traje ni
para ir a cenar a un restaurante de su entorno y que a los políticos
“progresistas” les parece el summum del avance social y a los reaccionarios una
forma de recortar sus beneficios porque hay que pagar “más” impuestos. Y cosas
como estas pasan en todos los barrios populares de nuestro “mundo civilizado”
donde el paro, la prostitución, la drogadicción y el alcoholismo son fenómenos
sociales tan comunes como el analfabetismo social de la derecha.
Y si canalladas
sociales como estas pasan en el seno del “mundo civilizado” en la periferia, en
el inframundo del antaño denominado Tercer Mundo, tener un trabajo de 14 horas
y una vivienda donde se puedan hacinar ya es una utopía y por eso llegan en
pateras arriesgando su vida y los dineros que sus familiares arruinados pero
solidarios han podido juntar para que alguno de los suyos pueda llegar al “mundo
civilizado”, cuyo preámbulo son las mafias que les cobran por jugarse la vida.
Y todo esto
ocurre en un mundo donde la capacidad de
producción es infinita pero –pero- donde la riqueza está concentrada en un tres
o cuatro por ciento de la población mundial que sólo se activa para generar
grandes beneficios económicos para una minoría social que necesita chutarse
dinero de manera constante para malgastarlo en mansiones, vehículos de lujo,
joyas, ropa de marca, restaurantes con estrellas Michelin y aviones privados. A estos gastos suntuarios
hay que añadirles el pago de colegios y universidades de tan alto copete que
hacen de sus hijos e hijas unos analfabetos sociales, unas personas socialmente
ruines.
Hoy estos
analfabetos sociales, la derecha planetaria, está políticamente envalentonada
porque estiman que las trabajadoras y trabajadores del centro y de la
periferia, del “mundo civilizado” y del inframundo, ya no tienen el sueño de
conquistar el cielo por asalto. La derecha estima que luchar por el Socialismo
es algo que ya ha pasado de moda entre los “humildes” como si estos se hubieran
vuelto gilipollas de golpe. La pérdida momentánea de la subjetividad política se debe a razones históricas que los
analfabetos sociales no pueden comprender pero si quieren pensar que son
eternas.
La derecha española
del PP y Vox son los genuinos representantes en el Estado español de los
analfabetos sociales. Ellos y ellas son una demostración inequívoca que ir a
colegios y a universidades de pago es un ejercicio social que deforma la mente
y el corazón. Esos colegios y esas universidades son centros deshumanizadores
que producen gente ruin, sin otro sueño que morir mirando una abultada cuenta
corriente. Mientras el poder siga en sus manos se desarrollará de forma exponencial
la explotación asalariada, la trata y la prostitución, el tráfico de armas, el
comercio de la droga, el machismo, la homofobia y el racismo, entre otras
lindezas “democráticas”.
Que analfabetos
sociales tan señalados como Trump, Bolsonaro o Ayuso estén “gobernando” nos
informa de la gravedad que ha alcanzado la enfermedad generada por los
analfabetos sociales. Que la izquierda revolucionaria se organice para ser
actuante socialmente e impida la contaminación del mundo con el virus de la
injusticia social. Y un aviso para
navegantes fachas: ¡nada es eterno!
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