CUANDO HERRERA LE DIJO A
IGLESIAS “¡ESPÉRATE!”…
JUAN TORTOSA
…¿qué quiso decir
exactamente?
Levantarse a las
seis de la mañana ya es una putada en sí mismo. Pero levantarse a las seis de
la mañana, buscar una emisora que te acompañe en la ducha o mientras te afeitas
y tropezar con un radiopredicador, o radiopredicadora, cabreados con el mundo ya
de buena mañana y echando espumarajos por la boca cuando todavía ni han puesto
las calles, es para volver a meterse en la cama, taparse con el edredón hasta
arriba del todo y dimitir del mundo que nos estamos dando en estos tiempos de
coronavirus y odio.
Hace ya años que
Antonio Herrero y Federico Jiménez Losantos abrieron la espita del mal rollo
radiofónico mañanero, y a fe que ambos se emplearon a fondo para ser
sintonizados por oyentes ávidos de inyectarse adrenalina en vena, ya desde
primera hora. En realidad, lo que hizo Herrero fue copiar la mala leche que se
gastaba José María García en su histórico y revoltoso programa nocturno de
deportes, y aplicar el mismo cliché para la información política.
Tiempo más tarde
Losantos llegaría a bordar tanto la finura en el insulto y la originalidad en
la provocación que su club de fans fue creciendo hasta que ocurrió algo
insólito: gentes en las antípodas ideológicas del polémico locutor confesaban
escucharlo cuando se metía con los políticos (de la izquierda, claro, aunque a
Mariano Rajoy le llamaba "maricomplejines") con la excusa de que
había que conocer los argumentos del adversario pero no, sintonizaban la Cope
porque les iba la marcha y les producía morbo la osadía y el desahogo del
cultivado provocador.
Luis del Olmo se
jubiló sin entrar demasiado en estos lodos, aunque hubo tiempos en que apuntó
maneras, y Carlos Herrera aterrizó en Onda Cero poco después de que una caja de
puros estuviera a punto de estallarle en la cara cuando intentó abrirla en un
ascensor sevillano de Radio Nacional: era un paquete bomba remitido por ETA.
Tras haber velado armas también en la Ser, Canal Sur y la Cope Herrera se
convirtió pues a principios de siglo, fichado por la cadena de emisoras que en
su día fundara la ONCE, en conductor de un magazine mañanero donde se dispuso a
romper la pana compitiendo con Iñaki Gabilondo y Julio César Iglesias.
Debió romperla,
porque cuando en 2015 los obispos echaron a Losantos de la Cope cansados ya de
sus excesos, recuperaron a Herrera Carlos que regresó a la emisora propiedad de
la Conferencia Episcopal veinte años después, con más desparpajo y mucho más
suelto. Con homilías matutinas de ocho-diez minutos donde se recrea en la
suerte y se le nota que se gusta más a sí mismo cada día que pasa. A las seis,
a las siete repite, y remata a las ocho, como hacen Carlos Alsina, su sustituto
en Onda Cero, y Ángels Barceló en la Cadena Ser, que cada vez parecen querer
imitarlo más. A él o a Losantos, que por ahí sigue dando la brasa.
Hay que echarle
bemoles para tener ganas de pelea ya desde tan temprano. Te dan el buenos días,
te dicen la temperatura y acto seguido… ¡leña al mono! Mono que en los últimos
años suele ser Podemos, saco de boxeo favorito en el dial completo, ya sea de
radio o televisión. Y desde que esta formación política cuenta con cinco
ministros en el Gobierno de coalición, ya no te quiero ni contar: insultos,
descalificaciones, diatribas furibundas a cual más desaforada… Solo faltaba la
amenaza y, salvo error u omisión, diría que tiene toda la pinta de haber
llegado. Fue este lunes 18 de mayo en la Cope, con esta frase textual
pronunciada por Herrera Carlos a propósito de las caceroladas de las derechas a
las puertas del domicilio del vicepresidente segundo del Gobierno:
"…acuérdate, Pablete, ¡jarabe democrático!... cuando mandabais gente a la
vivienda de Soraya… y se ponían allí a chillar, ¡jarabe democrático! Bien, pues
ve tomando jarabe democrático. Y espérate, ¿eh? Espérate!" ¡Uf! qué
querría insinuar Herrera con ese colofón, pronunciado ¡a las seis y diez de la
mañana!
La radio, esa
bendita radio, que tantas veces hemos encendido en nuestra vida para
relajarnos, nos mete ahora veneno en el cuerpo sin anestesia desde antes del
amanecer. ¿También quiere meternos miedo? No, ¿verdad, Carlos? Anda, dinos que
no quisiste amenazar a Pablo Iglesias, que somos unos mal pensados y que esa no
fue tu intención, venga!
Menos mal que estos
horribles tiempos que estamos viviendo nos iban a hacer mejores a todos.
J.T.
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