JM AIZPURUA
Creer que un
paisano de Artenara y otro de Barcenaciones, deben estar pendientes de que Illa
soluciones su problema de Covid-19, es padecer una españolitis aguda. La
realidad es que a Torres y Revilla les toca esa tarea autonómica, por sentido
común de pertenencia y sentido de Estado, pues eso mismo dice la Constitución78
y el Espíritu de la Transición, que yo viví y recibí los cantos de sirena que
los políticos oficiales del franquismo nos hacían. Su “España Una”, se quebró y
recuperamos la autonómica republicana a la que se hizo un maquillaje
provisional, con 17 territorios deshilvanados, para con el tiempo acabar en un
futuro federalismo más meditado y homologable a Europa.
La “Unidad de
Destino Universal”, la “Democracia Orgánica”, quedaron obsoletas para siempre y
con sus vergüenzas al aire.
Lágrimas y tiros
realizaron los nostálgicos franquistas y fascistas, pero la calle ya era de los
demócratas y sus esfuerzos murieron en los asesinatos de Atocha.
Pasó el tiempo y
nuevas generaciones llegaron al siglo XXI y en su 2020, una nueva secta filo fascistas,
de poco nivel y líderes incomparables a sus antiguos Piñar o Girón, intentan
aprovecharse de la generación del botellón y la Play, poco leída y demasiado
crédula y blandita.
La mediocridad de
la política y los políticos del Régimen78, imbuidos en una degeneración
preocupante, hace que la ciudadanía no esté interesada en ello y los agentes de
la fachenda, bien sostenidos como siempre, avanzan ocupando terrenos que no les
corresponden.
A los viejos que
vivimos el 78 y sus orígenes nos toca reflejar la fundamental conquista de
aquel tiempo y la ruta emprendida, que no es otra que la común europea que
arrancó con la republicana de la revolución francesa: Libertad, Igualdad y Solidaridad.
Por ese camino vamos bien. En otros nos esperan las dictaduras y la esclavitud
de los salvapatrias.
Necesitamos
vínculos potentes, salir del individualismo y el desapego de lo colectivo.
Nadie nos da
derechos, ni la patria ni el Estado: los derechos nos los da el Género Humano,
y son individuales los DDHH, y colectivos los que arrancan en la unión libre de
pueblos y tierras.
El concepto
sectario de las clases presididas por un rey, paso a la Historia y hoy es la
República en forma de Estado la fórmula que lidera el siglo XXI. Por ahí
deberemos transitar.
Los jóvenes deben
asumir que por importante que sea su individualidad, somos seres colectivos y
en la solidaridad se escribieron los mejores momentos de la Historia y todas
sus conquistas. Deben cultivar su faceta social, unir identidades, colocarse en
su lugar social sin ambiciones ni ansiedades y progresar en una vida digna. Hay
que estar ojo avizor a los que tienen su orden establecido, en el que ellos
dictan y dominan, e imponen sus criterios a los demás. Criterios duales, unos
para ellos y otros para los demás.
Cualquier sociedad
moderna, es lo suficientemente mixta, mestiza, para que no se puedan establecer
unidades políticas, religiosas, raciales, y sobre todo económicas, y dentro del
capitalismo existen insalvables brechas sociales en torno a la posesión del
dinero. La derecha fascista, juega con estas realidades para asustar a los
débiles e imponer un Régimen de clase en el que poder seguir usando privilegios
para apoderarse de los recursos económicos y sociales de su entorno.
En los próximos
años habrá un juego político sin contenido, pero los jóvenes no deben dejarse
engañar por las derechas que ya pasaron su tiempo y deben centrarse en madurar
una República que ponga fin a la injusta situación de marginación social,
privilegios, e indigna consideración territorial de vencedores y vencidos.
Y ahora, con el
116, les han arrancado un pilar fundamental del nuevo Estado 78: la
territorialidad autonómica, que es una forma de entender la subsidiariedad
europea que indica que las cuestiones deben gestionarse en la proximidad, y contiene
un mensaje subliminal para que los de Artenara o Barcenaciones, sepan que no
necesitan un madrileño para su supervivencia.
Madrileño a tus
madroños.
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