EDUARDO SANGUINETTI,
FILÓSOFO Y POETA.
La metáfora se
entiende usualmente como la transferencia de lo sensible a lo inteligible o de
lo indecible a lo dicho. Quizás la historia universal no es más que una
historia de algunas metáforas; más no se trata de la metáfora de la metáfora
fundacional, del origen primal del logos sino de un sortilegio de fisuras.
Instalados en este
tiempo fisurado, por el Covid-19, asistimos cual espectáculo insano al accionar
depredador de la fisurada corpo-ultra-mediática, atentando contra la salud de
la comunidad, lanzando sus angustias de desamor a la cuarentena, que sin dudas
nos protege de la peste del coronavirus. Pero hay que pegar y no dejar de
hacerlo, sin humor, sólo con ira inocultable, histérica, a un paso de la
internación en psiquiátrico más cercano al domicilio del medio monopolizador, o
convertirlo al mismo en un manicomio, ¿por qué no?, pues las patologías de
estos sicarios del periodismo están expuestas, son claras e inocultables.
Como ejemplo en
este 25 de mayo, fecha tan sentida para nosotros argentinos, instalo un pasaje
en la historiola de la TV basura, acontecido días atrás, protagonizado por un
tal Marcelo Longobardi, cuestionando desde TN al director de OMS: "No diga
cualquier cosa" en tono destemplado, manifestó este personaje desde su
microficción. Un fenómeno antinatura, en enfoque psico-pragmático, donde todo
se remite a definirlo como un odiador serial bajo múltiples banderas como
tantos otros/as.
El relato de la
violencia diferida, se manifiesta en el veneno subyacente al discurso que desafía
a la existencia, dando espacio a un cambio profundo que excede el contorno de
nuestra región. En un aparente gran caos fundacional, se había establecido un
nuevo orden mundial, fisurado, hoy por el Covid-19, que hará que la denominada
normalidad mute. Una apertura a un mundo donde la igualdad y la solidaridad se
antepongan a todo, proyectadas vidas y muertes en el mundo virtual de la web y
publicitada por los obscenos medios planetarios, en el ciberespacio, con unos
cuántos caracteres intentando explicar lo inexplicable. Vigilados desde
Sillicon Valley, perdidos en el laberinto, cual reto de subsistencia, luchando
contra la bestia, metaforizando a Dédalo.
El estado de
resistencia a las mafias gobernantes, debería tener hoy su espacio de poder y
manifestarse con una potencia de voluntad trascendente en hombres y mujeres de
todo el planeta… seres que desde su estoicismo, informados, estudiosos deberían
ser el baluarte y referente que enfrentara a la caterva de politicastros y
funcionarios corruptos y fraudulentos, que dictan y rigen arcaicamente,
blindando a los ricachones empresariuchos mafiosos que controlan empoderándose
ante una humanidad esclavizada. La igualdad inexistente, la dignidad eliminada
y la equidad en permanente retroceso, destino de pueblos, anestesiados, en
estado de desamparo ético, entrampados, embaucados con la promesa de un futuro
mejor, cuándo el futuro es hoy, un reto que obliga a un desenlace dramático,
pues el enemigo acecha, silencia y mata.
La legitimidad está
cuestionada por la legítima inteligencia, eliminada del acontecer
socio-político-cultural del mundo, silenciado el discurso de estos seres, por
los poderes facticos, en pleno auge de su accionar criminal. Queda claramente
demostrado lo antedicho, por ejemplo, en Argentina con políticos con signos de
un pasado perimido, que tienen a eternizarse acompañados por la denominada
nueva generación, tan conservadora en sus actos de refundación de la estafa,
simulando realidades obtusas, sindicatos leales a los ajustes atroces implementados
en desmedro de los más débiles, todo blindado por monopólicos medios de
publicidad y farándula escort, desde donde segundo a segundo avalan y
justifican los desaciertos cotidianos de administraciones de todos los colores,
a 210 años de la Revolución de Mayo.
Muy ocurrente el
hijo del calabrés mafioso, Mauricio Macri, cuando acudió al FMI luego de haber
negado sistemáticamente durante años que no lo haría, endeudándonos por
décadas, sumado a la fuga de miles de millones a paraísos fiscales… nos instaló
en el túnel del tiempo, desandando años hasta ubicarnos en el siglo XX, ¡qué
previsible!… no se ha oído una voz disidente denunciando esta entrega en
sumisión y desvergüenza y la farsa continúa. En “lavadero machirulo”, ¿no
éramos libres e independientes?, ¿no éramos una nación, una República?
Pero ha llegado
como un Robin Hood, el Covid-19, si no sabemos hacer uso de él, incluso pagando
las dramáticas consecuencias de este extraño “bicho” para dar vuelta la página
de la historia, saliendo de lo que denominaban “normalidad” -por cierto
desechable y asquerosa- ¿qué vendrá? no lo sé, presiento que cierta paranoia se
instalará en las prácticas de la humanidad toda, incluso en los depredadores
turistas de la vida… pero cómo vamos a hacer para instalar una justicia que
responda a la demanda social, tan al margen de la ley, denunciando los actos
delictivos del aparato de espionaje desplegado en 4 años del gobierno PRO.
Las promesas
redundantes de los políticos ignorantes y sus familias, empleados del poder de
las corporaciones multinacionales, desvían la atención de los pueblos
sometidos, en temas estructurales a resolver y que es norma aplazarlos en
nombre de las ganancias bursátiles, que generan riquezas y fortunas, cimentadas
en el hambre, la sanidad deplorable y la educación ausente, de comunidades
temerosas, en estado de indigencia y debajo del nivel de pobreza absoluta… hoy,
apoyados por un estado presente y solidario.
Un sistema, que a
falta de poder remediar los problemas de los indigentes, por la existencia de
pactos con el Gran Poder, hoy jaqueado por un virus letal, que los inhibe de
cumplir las promesas lanzadas en campañas electorales, en las que precisaban el
voto de estos millones de seres al borde de la ruta: traicionan, estafan y no
ponen reparos en falsificar la realidad, en un orden subyacente, que origina
una mutación legitimada, sin tiempo para el duelo de una civilización a punto
de terminar.
Hasta las nuevas
generaciones viven del recuerdo de comportamientos y criterios superados, la
mayoría de los cuales se remontan a dos siglos atrás, hoy convertidos en
símbolos de un presente abolido y un futuro incierto.
Pero es una verdad
que cada uno hoy se siente convencido de una opinión etérea y sin destino, en
la soledad de la economía de sus propias convicciones, sin recursos y
soportando un malentendido demasiado evidente, que da marco a una propaganda
colosal y simulada, que deja al desnudo la fragilidad atroz del individuo que
se niega a ser engañado, se revela a la impostura y rechaza la complicidad con
las prácticas y artimañas del sistema ultraliberal, que anestesia para mejor
convencer, cubre con paciencia y persistencia el espacio mental de la
comunidad, con una propaganda permanente, desenfrenada, cual prácticas
seculares, jamás alcanzadas, en ningún régimen totalitario de la historia de la
humanidad.
(*) Filósofo y
poeta
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