ADIOS ABUELO
ANGHEL
MORALES
Siento en mi corazón un gran dolor,
al pensar que te has marchado para siempre,
solo un vacío muy gran de hay en mi mente
que me hace estremecer sin compasión.
Ya no te sentarás mas en la acera,
onde con dulce gracia le decías,
a todo el que subía por la calzada
un centenar de improvisadas poesías.
Ya las ovejas quedaron sin pastor
y con balidos también quieren llorarte,
el pobre perro se ha quedado triste
al ver que esta vida ya dejaste.
El burro negro no puede con su carga
y echa de menos tu dulce voz detrás,
hasta los animales siente que te hayas ido
ellos saben que como tu no habrá otro igual.
Cuando recuerdo tu altiva figura,
que cubierta con tu manta blanca,
recorría la meseta de Nitdafé
como si fuera un gaucho en la pampa.
Aunque ha pasado el tiempo te recuerdo,
es muy difícil olvidar un ser querido,
además de abuelo fuiste un padre,
yo no puedo olvidarte y no te olvido.
Un día encontré tirada tu cachimba,
en un huerto que hay junto al camino,
me pareció verla aún en tus labios
y me dije: que duro es el destino.
No puedo recordarte con tristeza,
porque nunca tu fuiste un hombre triste,
por eso hoy al pronunciar tu nombre
yo homenajeo la vida que viviste.
Cuando paseo el pueblo Guarazoca,
tu imagen yo la veo en todas partes,
pero es inútil hacerse ilusiones,
porque tu para siempre te marchaste.
Yo no te digo adiós, sino hasta luego,
porque joven aún, se que algún día,
con el viento fresco de la mañana,
yo ya me habré marchado de esta vida.
Guarazoca (el Hierro), 1967.
HOMBRE: ¡Todavía me estoy secando las lágrimas leyendo este familiar poema tuyo, dedicado al muy querido y desaparecido abuelo! ME UNO A TU INMENSA PENA, Y NOS REPARTIMOS EL DOLOR!
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