GENERADORES DE ODIO
DAVID BOLLERO
Lo han intentado
con mentiras, con paparruchas en los medios de comunicación que, incluso
demostrada su falta de veracidad, ni siquiera se han molestado en rectificar.
No consiguieron nada. Ahora recurren al odio, al insulto, a la provocación...
así actúan las derechas y su hinchada mientras la izquierda no baja al barro:
responde con hechos, trabajo y solidaridad.
PP y Vox prestan
más atención a las encuestas electorales que a los informes sanitarios. Han
tirado la toalla con la política nacional, con el noble propósito para el que
fueron elegidas como segunda y tercera fuerzas políticas y llevan al Congreso
la crispación, los agravios y ofensas con las que envuelven su falta de
propuestas.
Piden unidad
dividiendo, gritan libertad saliendo a tomar el aperitivo y vuelven a repartir
carnés de patriotas mientras avanzan pasando por encima de los colectivos más
vulnerables. Ni PP ni Vox han movilizado a sus fieles para prestar ayuda a
quien más lo necesitan; prima en ellos el egoísmo, el cortoplacismo, la
avaricia.
Las derechas nos
han abofeteado mil veces en lo que va de crisis, tanto al Gobierno como a
quienes entendemos que el camino hacia la salida de esta pandemia no es poner
palos en las ruedas del Ejecutivo, sino trabajar codo con codo corrigiendo sus
errores. Precisamente, la quintaesencia del Congreso es esa, pero en lugar de
hacer política –que nada tiene que ver con el partidismo- PP y Vox llevan su
sinrazón y su provocación a la Cámara Baja.
Pese a esas mil bofetadas,
la izquierda no ha respondido como las derechas esperaban. Mientras ellas
aguardaban elevar la temperatura nacional, las únicas que se están llevando un
calentón son las personas abanderadas con sus cacerolas en la mano. La
izquierda no insulta, no se vuelve agresiva porque, sin olvidar que muchas de
las personas que participan en esas manifestaciones están promoviendo nuevos
contagios, la estampa de ricachones y ricachonas gritando "libertad"
no puede ser más cómica.
El Gobierno ha
sabido no caer ni en la provocación ni en esa rueda de odio que las derechas
han fomentado. Conoce muy bien el juego, porque es el mismo que desplegaron las
derechas en Catalunya. Ahora bien, el Ejecutivo ha de seguir escuchando a los
grupos parlamentarios minoritarios, que son quienes mayores dosis se sensatez
están aportando; ha de corregir sus elevadas dosis de unilateralidad mientras
habla de cogobernanza. Si hace eso, si continúa primando la salud a la economía
en cooperación con el resto de fuerzas que están dispuestas a trabajar
realmente por el bien común –que no es lo que hacen PP y Vox-, todo lo demás
vendrá rodado... habrá que soportar más pataletas y caceroladas de las
derechas, que se ahogan en bilis sólo con pensar que aún les restan más de dos
años y medio de un gobierno de coalición con potencial para revertir la
injusticia social en la que nos sumieron.
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