jueves, 14 de mayo de 2020

ECOS DEL HOY


ECOS DEL HOY
EDUARDO SANGUINETTI,
FILÓSOFO Y POETA.
El 8 de diciembre del año 2000, Fidel Castro inauguró un monumento de bronce de un "héroe de la paz": John Lennon. Una imagen de este artista inolvidable, sentado en un banco del parque "John Lennon", de La Habana, mientras se oía como sonido de fondo "All you need is love", la recordada y sentida canción del ex-Beatle.
Un acto cual símbolo de inclusión, amor y unión de los pueblos, llevado a cabo por Fidel Castro en un acto de entrega al talento y ausencia de fronteras. John Lennon en sus actos de vida y obra fue un visionario, aventador de rutinas y prejuicios en los planos más generales del pensamiento, que Castro ha sabido comprender y hacerlos suyos, conforme se aceleraron en tiempo y espacio los procesos de disolución de los conceptos de "honestidad, "verdad", "libertad", "valentía", "renuncia", "autodeterminación", "obligaciones", "derechos" y "ética" en su sentido primigenio.


Un pasado abolido, en el reinado del Covid-19, es enterrado en ceremonias fúnebres, boatos de luto y nostalgia, junto a una espectacular euforia de los fantoches que gobiernan en el mundo, quienes operan con la mentira, hoy la llaman "posverdad", manipulando emociones de la Opinión Pública, acompañado por pseudoartistas ultraegocéntricos y sin talento alguno, sponsoreados por multinacionales criminales, simuladores y mercenarios de aparatos mediáticos y de Silicon Valley, tan alejados del sentir de John Lennon.

“Lo que estamos descubriendo es que la mentira es una dinámica social, y es en ese marco en el que se decide lo que es aceptable o no”, nos dice Dan Ariel, investigador de la Universidad de Duke. Intentaré no hablar de la historia del espíritu, ni de las aproximaciones fisiológicas, psicológicas, sino del final.

No hablaré de las realidades perturbadoras de psicópatas represores sin género definido, ni de jerarquías, ni de corruptelas; no hablaré de religiones, de parlamentos, ni de apatías, ni de simpatías; ¿sería necesario que hablara de todo esto?... imposible hacerlo hoy... mañana tal vez, quizás, sin dudas, intentaré.

Así pasan los días y las horas se convierten en asuntos negociables, todo tiene valor en moneda. El mercantilismo impuso su substancia, todo tomó forma de envoltura y nadie, nadie explica por qué la bestia ha abierto más su apetito.

La velocidad especula, consume al invasor. Las ideas no obstante dejan desnuda la batalla. Ya no hay porqué ni para qué. La falsa cultura besa en la boca al enemigo y luego lo penetra, mientras la manada se distrae y abre los brazos con signo acogedor y complaciente, luego la manada es tomada como rehén y asiste con placer a su exterminio.

Jóvenes ideales pasan, hablan de referentes de algún muerto con las vísceras fuera o de pasar con rapidez las pruebas de oposiciones y de suposiciones, de objeciones. Ya no, ya nadie objeta nada, tú mismo puedes ser un infiltrado, un ser social o antisocial, qué importa.

Hay demasiados muertos sin vigencia, sentenciada la calle por el mainstream comunicacional-político-empresarial de la mano con la Justicia espectral, que promueve a los "idiotas útiles" en cualquier espacio. En medio del drama hay numerosos premios, la gente dice estupideces en 100 pulgadas, un imbécil, un enigma, una clave, paralizados en la anarquía de la página, adoran la justicia cuando está de su lado. Previsible final a todo celuloide. Y ahí están los “indispensables”, los siempre amigos reptando hacia la cima.

Hemos vivido enfrentamientos armados, censuras, exilios… Hemos visto morir a miles luchando por ideales que jamás se cristalizaron... Todo ha continuado, en la realidad, todo ha cambiado, en la realidad, todo ha cambiado en verdad…El dolor por el absurdo nos atraviesa: "¿Y debemos soportar a los incontinentes sicarios de la posverdad?” Vendernos baratijas en tiendas de accesorios, ¡vaya! qué atrevidos estos mitómanos reptilianos, ¿no? Creen que sus guiños los tomarán los valientes, los pensantes, los que resisten todavía al poder de estos vacuos defecadores funcionales de una historiola fundada en la simulación y el desparpajo.

Asistimos a una situación de crisis absoluta de valores: una absoluta crisis de lo absoluto. Para algunos un síntoma infernal de la confusión del mundo, los demonios y la carne; para otros la conformación del “paraíso” de la desigualdad, de la acumulación, de la serialización de originales desaparecidos, de la muerte del autor y del “ser”. Finalmente, para todos, un flujo irreversible de acontecimientos cuya flexibilización no consigue ocultar su extremo rigor. Desacreditamos viejos paradigmas por considerarlos inútiles, para enfrentar una nueva realidad, cuando el equívoco es utilizarlos y la tentación más fácil fingir una crisis.

Pero no hay exactamente crisis de valores, imperan unos nuevos apenas identificados, tanto más peligrosos cuanto más invisibles a los ojos del ciudadano distraído en sus rutinas prostibularias, de esclavo del tercer milenio… cuánto menos se discuten.

Desde las oscuras trincheras del “orden” resucitan ciertos impulsos mesiánicos de liberación e higiene frente a un mundo donde la incertidumbre es la única certeza de filiación a lo ya experimentado, vivido y sufrido… permanecemos en una Edad Media de alta tecnología barroca, que ya sustituye paradigmas originales.

Lo único que se le escapa a este tiempo sin tiempo es una actitud plena de dignidad y ética, en temple y conocimiento, de revelación apocalíptica. Esta es la coherencia, la fuerza de cohesión que nos sostiene. Un instante de verdad equivale a la eternidad es la eternidad en un instante, enfrentada al instante mercantil descartable, desechable y perentorio.

Es la última oportunidad de nuestra especie que tiene la posibilidad de modificar su destino, haciéndose oír, logrando la adecuación entre emoción y la expresión inmediata de decir lo que los alcahuetes temen escuchar: los "circuncisos de la sintaxis", los "castrados del academicismo mercantilizado", los "mercachifles fragmentados de la cultura del chisme".

Establezco a través de mi apocalipsis personal, la más formidable revelación de la inmundicia plutocrática, burguesa... nada nuevo, sólo una rutina que calará hondo en el devenir de esta tierra pródiga en exhibicionistas, chivos emisarios, traficantes de la muerte.

Enemigo de las conveniencias, oportunismos y especulaciones, fui, soy y seré irrecuperable para la burguesía plutocrática de izquierda o de derecha; jamás me acomodaré bajo las faldas de esta señora, donde están empantanados entre olores fétidos, las lacras que dominan el mundo.

El juego del mundo ha cambiado singularmente, puesto que ha devenido el juego que diverge. Sigo aquí pese a todo.

(*) Filósofo y poeta

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