jueves, 14 de mayo de 2020

RECURSO. de José Rivero Vivas



RECURSO
Cuento
(Del Vol. ASOMBRO - C.06 (a.06) - Inédito)
José Rivero Vivas
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IV Concurso literario
FAEERU 1987-88
Londres
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RECURSO
José Rivero Vivas
Premio “ESPAÑA” de Relatos
 (Páginas 8-12)
TRABAJOS PREMIADOS
Folleto
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Tenerife
 Islas Canarias
Marzo de 2020
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José Rivero Vivas

RECURSO
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        No sigas. Detente. Es el único recurso, pero es algo que se escapa de tu alcance. No has nacido para ello, compréndelo. Tu empeño es inútil; carece de fundamento y no posees medios para llevarlo adelante. Huelga prever que te has de estrellar contra tu estupidez. Adviértelo, Modesto, y desiste a tiempo. No gana fortuna quien no se halla ungido por dedos de la suerte. Piénsalo un instante. No valen plegarias a los astros: están lejos, y apenas escuchan ayes de la voz desparramada en el páramo impío donde residen las criaturas malhadadas; solamente oyen el inaudible rumor de las castas privilegiadas, permaneciendo sordos ante el grito del humilde, que desamparado se pierde en el roquedo insensible, formado por satélites y asteroides, que aduladores giran en torno a refulgentes soles. Olvida tu quimera y escapa a la espejuelería de esa luna y ese cielo que te encandilan: no han de ser para ti, por más que su brillo te atraiga, indispensable que luce a la realización de tus planes. Es comprensible tu deseo y es humano el sentir que te inclina al despropósito que proyectas; pero, tu pretensión no es nada consecuente con tu estado y sólo conseguirás hundirte en la ruina que lentamente derrumbas sobre el discurso de tus palabras. Recapacita, pues, y no caigas voluntariamente en la sima de tu propio fracaso. Triunfar entraña mayor dificultad de lo que a simple vista has supuesto. Y, ten en cuenta que, la faceta elegida es todavía más escarpada que la subida al monte pelado, sin cuerdas ni preparativos para la ascensión. Ayer fueron muchos los hombres obstinados en meta similar a la que hoy persigues; de entre tantos, sólo unos pocos obtuvieron recompensa, y aun así duermen casi todos en el olvido. Piensa que tú no vas a pasar más allá de la frontera a la que ellos tuvieron acceso, y que en llegando allí sobran explicaciones acerca de la obstrucción que ha de impedirte libre paso al círculo de los aclamados por el éxito. Así, pues, sería mejor que reflexionaras sobre tu propósito y te mantuvieras con los pies en la tierra, sin dejarte arrastrar por calenturas mentales de última hora, ocasionadas torpemente merced al relumbrón que te causó la lectura de aquel anuncio, provocador y desmesurado. ¿Quién te dejó el periódico?... Nadie. Lo cogiste esta mañana en el buzón de la correspondencia y le echaste una ojeada para inspeccionar la marcha del proceso democrático español, pero... Quedaste turulato, lelo, boquiabierto y pasmado. Cuánto dinero…  a cambio de un cuento, cuando tú, para malvivir, has de entregar la hiel doblando el espinazo. Qué exageración. ¿Era posible o te engañaban tus ojos? No. Era verdad lo que leías. Quinientas mil pesetas... Cuánta riqueza. Qué ocasión a tu alcance. Y deslumbrado por tamaño lote decidiste meterte a escritor con miras a obtener el medio que pudiera sacarte a flote en tu naufragio económico. En seguida viste la forma de lograr tu anhelo, y creíste tu porvenir resuelto. Bien. Adelante. Pecha con la tarea y atente a las consecuencias. No hace falta repetirte los inconvenientes que arrostrarás en caso de ser galardonado. Montones de periodistas asaltarán tu morada y te pedirán declaraciones que pondrán en tu boca sin que por asomo las hayas pensado. Vendrán de la televisión y la radio, y habrás de poner gesto y voz de circunstancia. Luego, aparecerán convites, y tú mismo habrás de invitar a quienes hoy te ignoran, porque nunca han imaginado que pudieras existir. Pero, te has propuesto ganar esa fortuna y no habrá quien te convenza de tu disparatada intención: no comprendes que sólo consigue premios quien no ambiciona su importe metálico, sino quien aspira al halago que haya de recibir mediante el deseado laurel. No obstante, estás dispuesto a realizar tu porfía, inducido tal vez por la enorme cantidad de dinero, que sin duda colma tus esperanzas, por cuya razón te obcecas en escribir el cuento. Grave error, Modesto. No continuaste leyendo el anuncio cegador, y no advertiste que, pese a ser de tema libre, existe un apartado en sus bases en el cual se considera circunstancia favorable el enaltecimiento de valor o virtud como modelo digno de emulación. ¿Cuál es tu valor, Modesto? ¿Qué virtud la tuya, para dar ejemplo a los demás? ¿Crees que contando tu diaria rutina puedes optar a tal honor? No seas ridículo. A nadie interesa conocer tu actividad de fregón desventurado limpiando pringue en Inglaterra. ¿Cuántos compatriotas se pudren en idéntica tarea? Miles, y a nadie preocupa su lamentable realización. ¿Por qué iban a escuchar tu queja?... Seguro que estás cansado de barrer y fregar en hoteles y hospitales londinenses, que estás de un humor atroz, bajo de moral, con el ánimo destrozado y brutalmente vencido por tu entorno; pero, ello no afecta a nadie, y es inútil tratar de manifestarlo con objeto elevado. No importan tus años de duro esfuerzo, en la humilde labor doméstica, bajo el ojo avizor de un enclenque operario, enloquecido por su fiebre jerarquizante. A la porra con tus lágrimas. Aquellos señores, inmersos en lucubraciones de la esencia, ignoran las dificultades que entraña la existencia, y desoyen llantos y dramas de seres, igualmente humanos, pero sin altura ni distinción dentro de su escala de valores. Por eso no promocionan jeremiadas, sino excelsa literatura: belleza plástica en palabras, que ahora prima mucho esa forma farragosa, confusa y extraña, como si los escritores tuvieran miedo a descubrir el vacío de sus obras y trataran de camuflarlas tras el velo ingenioso de sus crucigramas. Por ello, Modesto, lo tuyo no va a merecer la imprenta: tus expresiones son toscas, y tus frases rudimentarias, escuetas, desnudas y flacas; no hay música en tus versos, y tus párrafos carecen de medida, ritmo y pausa. ¿Cómo aspirar al Parnaso? Debieras ser catedrático, doctor o general, que sólo con ser poeta no se hace arte para los demás. Deja tu vena loca, y olvida tu sinrazón, que a punto estás de derrochar energías vanamente.
         También es verdad que es la única alternativa a tu alcance. Puestas las cosas como están, en Londres no vas a ganar dinero para labrarte el regreso. Imposible. Menos, fregando suelos. No tienes más remedio que tentar la suerte con el cuento, cual si fuera un billete de lotería. Aunque, es una equivocación, muchacho: la quiniela no encierra envidia, porque no existen sombras ocultas que analicen su trama. El cuento, en cambio, se identifica por el favor que despierte su autor, que son seres humanos quienes deciden su suerte, y no un bombo que gira a capricho, sin enjuiciar fondo y forma ni declarar simpatías para pronunciar el nombre del ganador. ¿No lo entiendes? Lo siento por ti, Modesto. Será difícil que logres el premio, y acaso consigas tu derrumbe total y definitivo.
         Pero, no te desanimes, y escribe lo que pretendes. Anda, no seas tonto; llénate de coraje y cuenta tu desvelo y ansiedad. ¿Por qué eludir la osadía? Ya tienes el no; lucha entonces por obtener el capital que precisas para dejar este país y marchar a instalarte en tierra hispana. Ten en cuenta que te haces viejo y estás cansado; una oportunidad como ésta no se te presentará nuevamente. Así que, manos a la obra. No lo demores más. Vamos. Da cumplido fin a tu ilusión. Empieza:

         Érase una vez un español que vivía en Inglaterra, y quería volver a España, pero no tenía dinero...
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José Rivero Vivas
RECURSO
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IV Concurso literario
FAEERU 1987-88
Londres
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RECURSO
José Rivero Vivas
Premio “ESPAÑA” de Relatos
 (Páginas 8-12)
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