domingo, 17 de mayo de 2020

EL VENTILADOR DE AYUSO


EL VENTILADOR DE AYUSO
ANÍBAL MALVAR
Plantó un besito aleve en el centro del aire y me dejó solo en el salón, con un montón de virus muertos desparramados por la alfombra y unos calzoncillos con la bandera de España que nunca lavaré. Como dicen los sesudos tertulianos: esto son hechos, no opinión.

Después recogí el periódico con la tranquilidad del que ya sabe que ha superado una pandemia, pasé sus páginas en diciembre delante de un ventilador de techos altos, por si acaso, y me dispuse a devorar la pieza titulada El ventilador contra Ayuso --The windmaker againts Ayuso-- para descansar de tanto empeño epidemiológico con el que me había levantado por la mañana. Y he aquí mi decepción cuando constaté que la pieza editorial de El Mundo se refería a otra cosa.


Primero desconfié, pues ya se sabe que las hordas sociocomunistas son capaces incluso de manipular la prensa metiendo al descuido datos y otras perversas evidencialidades. Podría haber sucedido. He de reconocer que, durante ese rato de intimidad epidemiológica con Boris, yo había descuidado la vigilancia. Pablo Echenique no podía haber sido, pues su irrupción habría sido demasiado aparatosa para pasar desapercibida. Tampoco El Coletas, demasiado ocupado en ordenar a los policías que lo protegen en su Xanadú de Galapagar que cambien los pañales a tanto niño. Quizá Rafa Mayoral, que tiene esos párpados caídos de espía al que le aburre lo que decimos los humanos.

Como malicio que esto de Público también es un periódico, por deontología profesional he de asegurar que fue Rafa Mayoral el que lo hizo, amparándose en diciembre, en los techos altos de mi salón y en el ruido gimiente que hacía el ventilador de Boris. Mayoral se hizo un Merlosgate en mi casa, pero vestido, pues ya se sabe que los sociocomunistas no tienen ni siquiera para un desnudo.

"Lo primero que muere en la guerra es la verdad y lo primero que muere en una pandemia gestionada pésimamente por un gobierno socialista es la presunción de inocencia", arrancaba el editorial de El Mundo, con esa sabiduría que les da a los editorialistas de El Mundo el hecho de vivir siempre dentro de una pandemia gestionada por gobiernos socialistas. La pregunta es: ¿de qué inocencia tiene que presumir Isabel Díaz Ayuso, si fui yo el que estuvo con Boris? La verdad es que cada día entiendo menos los periódicos. Voy a apagar el ventilador y a recoger los cadáveres de coronavirus desparramados por Boris en la alfombra, que si no les echas mascarillas a dos metros de distancia luego huelen.

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