domingo, 17 de abril de 2022

LUCES SOBRE EL CENAGA

 

LUCES SOBRE EL CENAGA

POR RAMÓN ALONSO, SOCIO DE LA COMUNA

El pasado 23 de marzo, salió a la venta el libro "La secreta de Franco" donde el doctor cum laude en Historia, Pablo Alcántara, sintetiza el contenido de su tesis doctoral: El águila gris, la policía política durante la dictadura franquista en Asturias y Madrid, 1956-1976. Esta publicación, escrita en un lenguaje sencillo, arroja luz sobre una de las más oscuras instituciones del franquismo, la Brigada Político-Social (BPS). En sus más de 300 páginas, el autor, expone de manera objetiva, la tipología de los miembros de esta organización represiva, mostrando los personajes que componían sus filas El rasgo distintivo de este trabajo es la gran cantidad de documentos oficiales recopilados, que presenta ante el lector un relato de hechos sólidamente contrastados, que confiere una extraordinaria credibilidad a los testimonios verbales que también incluye. En ellos algunos de los afectados describen los tratos sufridos en las distintas dependencias policiales de nuestra geografía.

 

¿Qué era la BPS? Nace de la integración de diversos servicios policiales existentes en el bando sublevado, pero no es hasta 1941, cuando toma forma la estructura que con algunos retoques permanecerá hasta su desaparición nominal (que no funcional) en 1977. Tras la guerra, se produce una depuración de los policías que habían prestado sus servicios en la república. Mediante estas investigaciones, se determinan sus comportamientos y los servicios prestados. Aquellos que acreditan haber colaborado con los sublevados como Yagüe, vuelven al servicio, (el procedimiento fue mucho más suave para aquellos que al estallar la guerra estaban en zonas controladas por los franquistas, como Reguengo). Era requisito indispensable para formar parte de la policía el haber jurado fidelidad a los Principios del Movimiento Nacional (que definían la doctrina franquista). La estructura estaba formada por brigadas regionales, con un funcionamiento muy jerarquizado, casi militar y con una fortísima carga de ideología fascista. En el periodo 1939-1941, funcionan otros servicios policiales, con carácter auxiliar o de partido (Falange), que acabarán integrándose al estabilizarse su estructura. Estos servicios fueron muy activos en la represión de los vencidos.

 

¿Cuáles eran sus condiciones de trabajo? Eran funcionarios, actuaban dentro de un marco jurídico determinado por diferentes leyes: Responsabilidad Política, Bandidaje y Terrorismo, Orden Publico (y sus modificaciones), Peligrosidad y Rehabilitación Social, Decreto Ley de Prevención del Terrorismo, que les otorgaban impunidad casi absoluta en el ejercicio de sus funciones, lo que les daba un poder fáctico ilimitado. Sin embargo, sus salarios eran muy bajos, lo que les obligaba a tener otros empleos o negocios, o los dirigía hacia la corrupción como los casos de Carlavilla, Polo, Creix, que tuvieron problemas por corruptos. Consciente de esa situación, el régimen ampliaba sus ingresos con premios y condecoraciones vinculadas a incrementos salariales. Según se muestra en la obra, los premios eran mayores para los jefes que para los subordinados; también lo eran para la persecución de opositores políticos que para el delito común.

 

¿Quiénes fueron sus agentes? Los ‘sociales’ más notorios fueron: Pedro Urraca, Vicente Reguengo González, Julián Carlavilla, Saturnino Yagüe, Roberto Conesa. (uno de los principales protagonistas del libro, del que se darán más detalles), Claudio Ramos (famoso por la brutal represión de las luchas mineras en Asturias), Melitón Manzanas, muerto por ETA, Conrado Delso, Pedro Polo, José Sainz, Juan Antonio Creix, sin olvidar al más conspicuo de las últimas promociones, Antonio González Pacheco, alias "Billy el niño".

 

¿Cómo trabajaban estos policías? Las operaciones de la "secreta" tenía las siguientes fases: Recogida de información: En base a los "soplos" de confidentes, infiltrados, declaraciones de detenidos o sus propias investigaciones, organizaban sus actividades. Detenciones de sospechosos: Planificadas según importancia, oportunidad…tras ellas venían los interrogatorios, donde las torturas físicas (palizas, descargas eléctricas, posturas dolorosas, asfixias) y psicológicas (incomunicación, amenazas directas o a familiares, engaños) eran habituales. Con estas técnicas, lesionando física y psíquicamente a los detenidos, obtenían información, pero también inducían a los abandonos de militancias o a las conversiones en infiltrados. Documentación de los casos: Para presentarlas a las autoridades judiciales. Los informes policiales eran el fundamento de las acusaciones en los tribunales. Miles de denuncias por malos tratos o torturas fueron ignorados por los jueces de orden público o los militares. La justicia ordinaria, en los pocos casos que las aceptó a trámite, tropezó con el aforamiento de los denunciados. Pocos casos fueron condenados.

 

 

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La instrucción y formación, se impartía por "expertos" en la escuela de policía, se mantenía con boletines de contenido más ideológico que policial, con circulares con datos y organigramas de distintos grupos, con libros técnicos. La Gestapo, por acuerdo de cooperación, colaboró en la formación de agentes en distintas áreas. Tras los acuerdos con los EEUU, Conesa y Reguengo participaron en cursos de la CIA, y Creix, en uno del FBI

 

Cronología de sus actuaciones: En los primeros años, su actividad principal fue la persecución del maquis y de las organizaciones clandestinas. Los excesos y malos tratos incontables, pero siempre gozaron de la protección del aparato de estado. Tras esa época, entran en otra más tranquila de detenciones causadas por confidentes e infiltrados.

 

Desastre en la universidad. Esta tranquilidad, alterada por alguna movilización local, salta por los aires con los incidentes de febrero del 56, cuando en la Universidad de Madrid se producen incidentes que se saldan con un herido de bala, numerosos detenidos, una crisis de gobierno y un estado de excepción. Los acontecimientos sorprenden al aparato represivo, que no entiende que unos "privilegiados" se movilicen contra sus "benefactores". Dos años después, más de 40 antifranquistas son detenidos a la vuelta del Congreso de la Juventud en Moscú. Son liberados tras el escándalo internacional y las presiones desde familias del régimen. Conesa, que había dirigido la operación, pide la excedencia y se va a trabajar con el dictador Trujillo en la República Dominicana. Como los conflictos se intensifican, elaboran un informe cuyas conclusiones no son optimistas para el franquismo. Hay un potente núcleo opositor, otro neutro mayoritario pero que podía decantarse hacia la oposición. Como posible solución se ordenaba la matriculación de muchos policías como estudiantes. La medida fue ineficaz, ni se frenaron los conflictos, ni se causaron grandes caídas. A pesar de que la mayoría de los líderes estaban fichados, los enfrentamientos siguen, las asambleas ilegales son constantes, las manifestaciones por las muertes de Guijarro y sobre todo por la de Ruano (ambas cuando estaban detenidos) fueron masivas. Posteriormente y durante años ni las cargas más brutales, ni las constantes detenciones redujeron la conflictividad. Las universidades se les habían ido de las manos.

 

Derrota en el ámbito laboral. Durante muchos años, la conflictividad laboral había sido baja, aunque con brotes puntuales importantes y ferozmente reprimidos, con el sindicato vertical neutralizando las protestas (los antiguos sindicatos obreros eran ilegales y muy minoritarios). Sin embargo, de forma silenciosa, la marea fue cambiando. En las cuencas mineras aparecen nuevas reivindicaciones a finales de los cincuenta, que se reproducen al principio de los sesenta, pero mucho más generalizadas. Los sindicatos verticales muestran su inoperancia, ni controlan ni canalizan las quejas, y la brutal actuación gubernativa (cientos de detenidos y lesionados, Estados de Excepción) no frena los conflictos, los politiza al originar movimientos solidarios con los represaliados. L@s trabajador@s se organizan ante la ineficacia de las vías oficiales, crean sus propias formas organizativas: asambleas y comisiones. En otras zonas aparacen organizaciones similares: Nacen las Comisiones Obreras. Al igual que con los universitarios, ‘la social’ y el aparato de estado habían sido incapaces de anticipar la situación, pero responden con la máxima dureza. Las Comisiones son declaradas ilegales, los despedidos y detenidos multitud, las palizas frecuentes, los muertos y heridos en huelgas y manifestaciones, cada día más comunes. Los confidentes e infiltrados provocan incontables caídas, la creación de un grupo especial de la BPS para detener a los líderes obtiene algunos éxitos, pero salvo retrocesos puntuales y locales, la marea se incrementa. Comisiones Obreras gana las últimas elecciones del sindicato vertical, aunque la CNS era ya, de facto inoperante pues las grandes empresas habían concluido que negociar directamente con los auténticos representantes de los trabajadores era mas eficaz. Ni los despidos, ni las detenciones, ni las muertes frenan el movimiento obrero. Delso, Yagüe, Ramos, Conesa y compañía habían vuelto a fracasar.

 

Comentarios finales sobre Roberto Conesa. Este individuo personaliza la síntesis de lo que fue la "secreta": su historial es un compendio de sus prácticas ilícitas o carentes de ética, que causaron millares de perjudicados: Practicó sistemáticamente la infiltración para encarcelar o ejecutar a personas como ‘las 13 rosas’, cuya única culpa era oponerse a la dictadura. Torturó personalmente y organizó la tortura de miles de detenidos, obstaculizó la justicia cuando pudo para protegerse o proteger a los torturadores a su cargo, participó en sucias operaciones en el exterior y finalmente planificó crímenes como el atentado de Antonio Cubillo (líder independentista canario). Aunque Conesa y su discípulo González Pacheco sean los más conocidos torturadores, no debemos llamarnos a engaño: La Brigada Político-Social era parte fundamental del estado franquista, estaba compuesta por miles de policías quienes bajo la protección de la dictadura torturaron y encarcelaron por motivos políticos a de millares de personas, no eran un puñado de exaltados. A día de hoy a ninguno de los citados les ha pasado nada. La ley de amnistía amparó sus crímenes y siguieron trabajando, alcanzando los más altos niveles profesionales. Varios "sociales" fueron denunciados en el año 2011 en la Querella Argentina, aún abierta, y ante los tribunales españoles, quienes como siempre, las archivaron.

 

En conclusión: El libro ‘La secreta de Franco’ describe de manera científica y documentada lo que fue la BPS, sus prácticas y sus agentes, que si bien fracasaron, sus crímenes quedaron impunes. El trabajo del doctor Alcántara, que arroja luz sobre ese inmundo cenagal donde miles de personas padecieron todo tipo de abusos, merece máxima gratitud del memorialismo democrático.

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