LUCES SOBRE EL CENAGA
POR RAMÓN ALONSO, SOCIO DE LA
COMUNA
El pasado 23 de marzo, salió a la venta el libro "La secreta de Franco" donde el doctor cum laude en Historia, Pablo Alcántara, sintetiza el contenido de su tesis doctoral: El águila gris, la policía política durante la dictadura franquista en Asturias y Madrid, 1956-1976. Esta publicación, escrita en un lenguaje sencillo, arroja luz sobre una de las más oscuras instituciones del franquismo, la Brigada Político-Social (BPS). En sus más de 300 páginas, el autor, expone de manera objetiva, la tipología de los miembros de esta organización represiva, mostrando los personajes que componían sus filas El rasgo distintivo de este trabajo es la gran cantidad de documentos oficiales recopilados, que presenta ante el lector un relato de hechos sólidamente contrastados, que confiere una extraordinaria credibilidad a los testimonios verbales que también incluye. En ellos algunos de los afectados describen los tratos sufridos en las distintas dependencias policiales de nuestra geografía.
¿Qué era la BPS?
Nace de la integración de diversos servicios policiales existentes en el bando
sublevado, pero no es hasta 1941, cuando toma forma la estructura que con
algunos retoques permanecerá hasta su desaparición nominal (que no funcional)
en 1977. Tras la guerra, se produce una depuración de los policías que habían
prestado sus servicios en la república. Mediante estas investigaciones, se
determinan sus comportamientos y los servicios prestados. Aquellos que acreditan
haber colaborado con los sublevados como Yagüe, vuelven al servicio, (el
procedimiento fue mucho más suave para aquellos que al estallar la guerra
estaban en zonas controladas por los franquistas, como Reguengo). Era requisito
indispensable para formar parte de la policía el haber jurado fidelidad a los
Principios del Movimiento Nacional (que definían la doctrina franquista). La
estructura estaba formada por brigadas regionales, con un funcionamiento muy
jerarquizado, casi militar y con una fortísima carga de ideología fascista. En
el periodo 1939-1941, funcionan otros servicios policiales, con carácter
auxiliar o de partido (Falange), que acabarán integrándose al estabilizarse su
estructura. Estos servicios fueron muy activos en la represión de los vencidos.
¿Cuáles eran sus
condiciones de trabajo? Eran funcionarios, actuaban dentro de un marco jurídico
determinado por diferentes leyes: Responsabilidad Política, Bandidaje y
Terrorismo, Orden Publico (y sus modificaciones), Peligrosidad y Rehabilitación
Social, Decreto Ley de Prevención del Terrorismo, que les otorgaban impunidad
casi absoluta en el ejercicio de sus funciones, lo que les daba un poder
fáctico ilimitado. Sin embargo, sus salarios eran muy bajos, lo que les
obligaba a tener otros empleos o negocios, o los dirigía hacia la corrupción
como los casos de Carlavilla, Polo, Creix, que tuvieron problemas por
corruptos. Consciente de esa situación, el régimen ampliaba sus ingresos con
premios y condecoraciones vinculadas a incrementos salariales. Según se muestra
en la obra, los premios eran mayores para los jefes que para los subordinados;
también lo eran para la persecución de opositores políticos que para el delito
común.
¿Quiénes fueron sus
agentes? Los ‘sociales’ más notorios fueron: Pedro Urraca, Vicente Reguengo
González, Julián Carlavilla, Saturnino Yagüe, Roberto Conesa. (uno de los
principales protagonistas del libro, del que se darán más detalles), Claudio
Ramos (famoso por la brutal represión de las luchas mineras en Asturias),
Melitón Manzanas, muerto por ETA, Conrado Delso, Pedro Polo, José Sainz, Juan
Antonio Creix, sin olvidar al más conspicuo de las últimas promociones, Antonio
González Pacheco, alias "Billy el niño".
¿Cómo trabajaban
estos policías? Las operaciones de la "secreta" tenía las siguientes
fases: Recogida de información: En base a los "soplos" de
confidentes, infiltrados, declaraciones de detenidos o sus propias
investigaciones, organizaban sus actividades. Detenciones de sospechosos:
Planificadas según importancia, oportunidad…tras ellas venían los
interrogatorios, donde las torturas físicas (palizas, descargas eléctricas,
posturas dolorosas, asfixias) y psicológicas (incomunicación, amenazas directas
o a familiares, engaños) eran habituales. Con estas técnicas, lesionando física
y psíquicamente a los detenidos, obtenían información, pero también inducían a
los abandonos de militancias o a las conversiones en infiltrados. Documentación
de los casos: Para presentarlas a las autoridades judiciales. Los informes
policiales eran el fundamento de las acusaciones en los tribunales. Miles de
denuncias por malos tratos o torturas fueron ignorados por los jueces de orden
público o los militares. La justicia ordinaria, en los pocos casos que las
aceptó a trámite, tropezó con el aforamiento de los denunciados. Pocos casos
fueron condenados.
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La instrucción y
formación, se impartía por "expertos" en la escuela de policía, se
mantenía con boletines de contenido más ideológico que policial, con circulares
con datos y organigramas de distintos grupos, con libros técnicos. La Gestapo,
por acuerdo de cooperación, colaboró en la formación de agentes en distintas
áreas. Tras los acuerdos con los EEUU, Conesa y Reguengo participaron en cursos
de la CIA, y Creix, en uno del FBI
Cronología de sus
actuaciones: En los primeros años, su actividad principal fue la persecución
del maquis y de las organizaciones clandestinas. Los excesos y malos tratos
incontables, pero siempre gozaron de la protección del aparato de estado. Tras
esa época, entran en otra más tranquila de detenciones causadas por confidentes
e infiltrados.
Desastre en la
universidad. Esta tranquilidad, alterada por alguna movilización local, salta
por los aires con los incidentes de febrero del 56, cuando en la Universidad de
Madrid se producen incidentes que se saldan con un herido de bala, numerosos
detenidos, una crisis de gobierno y un estado de excepción. Los acontecimientos
sorprenden al aparato represivo, que no entiende que unos
"privilegiados" se movilicen contra sus "benefactores". Dos
años después, más de 40 antifranquistas son detenidos a la vuelta del Congreso
de la Juventud en Moscú. Son liberados tras el escándalo internacional y las
presiones desde familias del régimen. Conesa, que había dirigido la operación,
pide la excedencia y se va a trabajar con el dictador Trujillo en la República
Dominicana. Como los conflictos se intensifican, elaboran un informe cuyas
conclusiones no son optimistas para el franquismo. Hay un potente núcleo
opositor, otro neutro mayoritario pero que podía decantarse hacia la oposición.
Como posible solución se ordenaba la matriculación de muchos policías como
estudiantes. La medida fue ineficaz, ni se frenaron los conflictos, ni se
causaron grandes caídas. A pesar de que la mayoría de los líderes estaban
fichados, los enfrentamientos siguen, las asambleas ilegales son constantes,
las manifestaciones por las muertes de Guijarro y sobre todo por la de Ruano
(ambas cuando estaban detenidos) fueron masivas. Posteriormente y durante años
ni las cargas más brutales, ni las constantes detenciones redujeron la
conflictividad. Las universidades se les habían ido de las manos.
Derrota en el
ámbito laboral. Durante muchos años, la conflictividad laboral había sido baja,
aunque con brotes puntuales importantes y ferozmente reprimidos, con el
sindicato vertical neutralizando las protestas (los antiguos sindicatos obreros
eran ilegales y muy minoritarios). Sin embargo, de forma silenciosa, la marea
fue cambiando. En las cuencas mineras aparecen nuevas reivindicaciones a
finales de los cincuenta, que se reproducen al principio de los sesenta, pero
mucho más generalizadas. Los sindicatos verticales muestran su inoperancia, ni
controlan ni canalizan las quejas, y la brutal actuación gubernativa (cientos
de detenidos y lesionados, Estados de Excepción) no frena los conflictos, los
politiza al originar movimientos solidarios con los represaliados. L@s
trabajador@s se organizan ante la ineficacia de las vías oficiales, crean sus
propias formas organizativas: asambleas y comisiones. En otras zonas aparacen
organizaciones similares: Nacen las Comisiones Obreras. Al igual que con los
universitarios, ‘la social’ y el aparato de estado habían sido incapaces de
anticipar la situación, pero responden con la máxima dureza. Las Comisiones son
declaradas ilegales, los despedidos y detenidos multitud, las palizas
frecuentes, los muertos y heridos en huelgas y manifestaciones, cada día más
comunes. Los confidentes e infiltrados provocan incontables caídas, la creación
de un grupo especial de la BPS para detener a los líderes obtiene algunos
éxitos, pero salvo retrocesos puntuales y locales, la marea se incrementa.
Comisiones Obreras gana las últimas elecciones del sindicato vertical, aunque
la CNS era ya, de facto inoperante pues las grandes empresas habían concluido
que negociar directamente con los auténticos representantes de los trabajadores
era mas eficaz. Ni los despidos, ni las detenciones, ni las muertes frenan el
movimiento obrero. Delso, Yagüe, Ramos, Conesa y compañía habían vuelto a
fracasar.
Comentarios finales
sobre Roberto Conesa. Este individuo personaliza la síntesis de lo que fue la
"secreta": su historial es un compendio de sus prácticas ilícitas o
carentes de ética, que causaron millares de perjudicados: Practicó
sistemáticamente la infiltración para encarcelar o ejecutar a personas como
‘las 13 rosas’, cuya única culpa era oponerse a la dictadura. Torturó
personalmente y organizó la tortura de miles de detenidos, obstaculizó la
justicia cuando pudo para protegerse o proteger a los torturadores a su cargo,
participó en sucias operaciones en el exterior y finalmente planificó crímenes
como el atentado de Antonio Cubillo (líder independentista canario). Aunque
Conesa y su discípulo González Pacheco sean los más conocidos torturadores, no
debemos llamarnos a engaño: La Brigada Político-Social era parte fundamental
del estado franquista, estaba compuesta por miles de policías quienes bajo la
protección de la dictadura torturaron y encarcelaron por motivos políticos a de
millares de personas, no eran un puñado de exaltados. A día de hoy a ninguno de
los citados les ha pasado nada. La ley de amnistía amparó sus crímenes y
siguieron trabajando, alcanzando los más altos niveles profesionales. Varios
"sociales" fueron denunciados en el año 2011 en la Querella
Argentina, aún abierta, y ante los tribunales españoles, quienes como siempre,
las archivaron.
En conclusión: El
libro ‘La secreta de Franco’ describe de manera científica y documentada lo que
fue la BPS, sus prácticas y sus agentes, que si bien fracasaron, sus crímenes
quedaron impunes. El trabajo del doctor Alcántara, que arroja luz sobre ese
inmundo cenagal donde miles de personas padecieron todo tipo de abusos, merece
máxima gratitud del memorialismo democrático.
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