ACCIÓN CONCERTADA PSOE-PP-CASA REAL
El decreto ley
sobre la monarquía soslaya el debate parlamentario porque sus promotores saben
que ese debate los republicanos lo tenemos ganado en la sociedad
PABLO IGLESIAS
Este 25 de abril hemos asistido a una acción concertada entre la Casa Real, el PSOE y el PP. El rey hizo público un patrimonio personal de más de 2,5 millones de euros, entre depósitos en cuenta corriente o de ahorro, joyas y valores de participación en fondos. Como sabemos, el sueldo del rey, a cargo de los Presupuestos Generales del Estado, es de 259.000 euros anuales. El de la reina consorte, también a cargo del presupuesto público, es de algo más de 142.000 euros, aunque en este caso, a pesar de que el sueldo se lo pagan también los españoles, la Casa Real ha optado por no hacer público su patrimonio ya que no tiene “funciones constitucionales”. Teniendo en cuenta que el presidente del Gobierno cobra en torno a 80.000 euros al año, la verdad es que no se pueden quejar el rey y la reina del sueldo que les pagan los ciudadanos. El rey cobra más del triple de lo que cobra el presidente. Como decía un tertuliano esta mañana en la SER, nos sale baratísimo…
Prácticamente al
tiempo que nos enterábamos de este ejercicio de transparencia que merece el
aplauso unánime (¡qué suerte tenemos los españoles de que nuestro jefe de
Estado nos informe de su patrimonio, acumulado a costa del erario público!),
conocíamos también que el PSOE y el PP han pactado en secreto con la Casa Real
un real decreto que por el que se reforma su estructura y funcionamiento para
hacer que sea un poco menos impresentable en términos de opacidad. Y digo que
el acuerdo era secreto porque el ministro de la Presidencia, Félix Bolaños,
llevaba mucho tiempo trabajándoselo con el PP y la Casa del Rey sin informar a
su socio de Gobierno. Moncloa ha dicho a la prensa que había informado a UP del
RD, pero este pobre articulista ha comprobado personalmente que no se informó
ni a la dirección de Podemos, ni a la de IU, ni a la del PC, ni a la de los
Comunes, ni siquiera a la vicepresidenta segunda, hasta el día de ayer, con un
documento cerrado que bien podría llevar por título ‘Lentejas’.
Por si faltaba
algún elemento para añadirle patetismo a la cosa, Casa Real decidió informar
por escrito solo a los grupos parlamentarios monárquicos de su nueva política
de transparencia patrimonial. Para justificar esta falta de cortesía, que
diferencia entre representantes de la soberanía en función de sus ideas,
adujeron que seguían un criterio de la exvicepresidenta Carmen Calvo, según el
cual de las cosas del jefe de Estado solo hay que informar a los monárquicos y,
en todo caso, también a UP mientras esté en el Gobierno. Este criterio es tan
sostenible como si en las cenas de Estado, Casa Real ofreciera mate de coca
boliviano a los invitados siguiendo el consejo que quien esto escribe le pudo
dar al jefe del Estado durante nuestro viaje a la toma de posesión del
presidente Lucho Arce en La Paz. Aunque la mona se vista de seda… Y con el mazo
dando…
He preguntado al
jefe del grupo parlamentario de UP, Pablo Echenique, por la comunicación de
Casa Real y me ha dicho que ni en la bandeja de entrada ni en el correo no
deseado tienen mensaje alguno de esta institución. Tómate un mate de coca, le
he propuesto a Echenique, y no sufras, amigo… Y todo esto mientras el CNI ya
reconoce que espía a representantes de la soberanía popular y a la ministra
responsable solo le falta bailarnos la Macarena desde el banco azul… Veremos
que tal la baila mañana en la sesión de control.
La pregunta que
viene ahora es qué debería hacer la izquierda. Hay quien piensa que la
izquierda debe darle una palmadita en la espalda al PSOE y decirle: “Bueno,
compañeros, podríais haber llegado más lejos con el decreto pero no está tan
mal. Gracias a esto que habéis pactado con el PP y con Felipe, va a haber un
poquito más de transparencia y, al fin y al cabo, a la gente lo que le importa
es el paro, las condiciones de trabajo y las cosas de comer. Esto de la
monarquía es una cosa de políticos y de muy cafeteros que no le importa a la
gente”. El problema es que la monarquía no es una cosa de políticos ni de
izquierdistas con sed de revancha. La monarquía simboliza la corrupción, el
saqueo, el privilegio, la impunidad de quien puede actuar protegido por la
inviolabilidad y es además el símbolo que aglutina a todos los sectores que no
quieren que cambie nada; tanto los reaccionarios como los caobas.
Para que la
izquierda ilusione a amplios sectores sociales con un nuevo proyecto de país,
con un nuevo contrato social de futuro, regenerador, feminista, ecologista,
confederal… tiene, a mi modesto entender, que asumir sin complejos que ese
proyecto es una nueva república.
PSOE, PP y Casa
Real han querido evitar pactar una nueva ley sobre la monarquía y han pactado
un decreto. Una ley habría tenido que debatirse en el Congreso; pero el debate
de los representantes de la soberanía se habría convertido en una discusión
sobre la propia institución monárquica. ¿Saben por qué han querido evitar ese
debate parlamentario? Porque saben que ese debate los republicanos lo tenemos
ganado en la sociedad.
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