ESPAÑA: UNA DEMOCRACIA FALLIDA
JUAN CARLOS MONEDERO
-FOTODELDÍA- MADRID,
19/04/2022.- El exvicepresidente del Gobierno y exsecretario general de Podemos
Pablo Iglesias, durante la presentación de su libro 'Verdades a la cara',
escrito junto al periodista Aitor Riveiro. EFE/Juanjo Martín
Cuenta Pablo Iglesias en su libro Verdades a la cara que Pedro Sánchez le habría dicho con contundencia florentina: "van a por ti". Pues gracias, mire. ¿Hay alguien ahí? Iglesias, desencadenado, hace otro servicio al país (quizá no tanto a sí mismo), va un poco más allá y da nombres y apellidos: el juez Manuel García Castellón era el encargado de esa tarea de demolición. Un juez dispuesto a retorcer la ley hasta donde se lo permita el Consejo General del Poder Judicial. Que en verdad, no es poco.
En la presentación
en Madrid de su libro ahondó en este peculiar juez. García Castellón, un juez
con varios casos entre manos contra gente de Podemos, le habría contado a un
periodista amigo: "Voy a por Pablo Iglesias". ¿Y qué demonios hace un
juez contando esas cosas y con ese lenguaje a un amiguito? Si hubiera dicho,
llegado el caso: "Voy a juzgar a Pablo Iglesias con todas las garantías
del Estado de derecho y sólo sobre la base de pruebas evidentes" todo
estaría bien. Pero es que en esa afirmación, más propia de algunos lugares de
Italia donde sirvió el juez, lo que trasluce es un "me voy a cargar a
Iglesias". Porque, al parecer, además, el juez lo contó disfrutando. Mal
asunto.
Es evidente que
este juez no tiene nada personal contra Pablo Iglesias y mucho menos teniendo
en cuenta que el Gobierno del PP decidió reincorporarlo a España después de 17
años fuera del país. Según cuentan algunos, lo reclamaron para ocuparse de
algunos enredos que tenía el PP llamados Gürtel y Lezo. No pudiendo haber pues
animadversión personal, ese tipo de frases tiene sentido solo porque Iglesias
es fundador de Podemos y el referente del fin del bipartidismo en España.
Porque a la gente de Podemos no le tenían esa manía antes de Podemos. Ergo algo
debe de tener que ver con crear ese partido. Más allá de cualquier otra
consideración jurídica. Por qué el Partido Popular mueve a jueces de aquí para
allá no debiera generar interpretaciones fuera de las propias del derecho. Pero
parece que se empeñan en que no sea sencillo verlo así.
Cuando escuché a
Iglesias me vino un relámpago por la espalda. La preocupación que a algunos nos
embarga es evidente, sobre todo si tenemos algo que ver con Podemos. En mi
caso, ese mismo juez me está investigando en base a las declaraciones de un
delincuente reclamado por Estados Unidos por narcotráfico, un general
venezolano que incumplió el juramento hacia su país y que es conocido
vulgarmente como El pollo (lo que aumenta la inquietud después de la gripe
aviar). Este pollo, sabiendo de la existencia de cloacas en España –se reunión
con abogados de Villarejo en la cárcel- pió de manera fantasiosa buscando
favores procesales. Minas de oro, valijas, habitaciones de hotel, maletas
repletas de dólares. Demasiadas películas. Eso sí: bien de portadas y de
tertulias que han llenado. Porque en verdad, todo esto, además de para
desalentar a otros, es para eso: para manchar en su recorrido mediático y
entretener a los imputados con ataques permanente en los medios basura.
La Fiscalía de la
Audiencia Nacional ha dicho que ese caso sobre la falsa financiación de Podemos
-que ya había sido investigado y cerrado en 2016,- convendría volver a
cerrarlo, principalmente para que el Estado de derecho no sufra. Sin embargo,
este juez García Castellón ha dicho que va a seguir interrogando a quien quiera
contarle lo que sea. ¿No fueron a Nueva York los comisarios de la política
política del PP a ver a Rafael Isea?
Allí, con dinero de todos los españoles, le ofrecieron favores si mentía
contra Podemos.
Somos una
democracia fallida porque también nos derrotaron cuando intentamos ir en la
Transición más allá del itinerario marcado desde el franquismo. Y España calló
o no habló lo suficientemente alto cuando los GAL, cuando las trampas del
Emérito, cuando el 23F, cuando difamaban a Anguita, con la responsabilidad de
Felipe VI en los asuntos de su padre...
Que este juez haya
podido decir, además, que va a por la gente de Podemos, la inseguridad que
genera no es pequeña. Que el Consejo General del Poder Judicial lleve tres años
caducado, menos. Si nuestra tranquilidad viene de otro juez ligado al PP como
Carlos Lesmes, pongamos a calentar la tila. Pero lleva lloviendo tiempo. Y nos
estábamos empapando sin darnos cuenta. España se acostó franquista y se levantó
democrática. Pero es mentira: somos una democracia fallida porque también nos
derrotaron cuando intentamos ir en la Transición más allá del itinerario
marcado desde el franquismo. Y España calló o no habló lo suficientemente alto
cuando la guerra sucia, cuando los GAL, cuando las trampas del Emérito, cuando
el 23F, cuando difamaban a Anguita, cuando las mentiras de Irak, cuando las
mentiras del 11M, cuando el juicio al procés, con la responsabilidad de Felipe
VI en los asuntos de su padre...
La democracia es,
en expresión de Lincoln, "el gobierno del pueblo, por el pueblo y para el
pueblo". En este sistema político, el Gobierno obtiene su autorización
política del pueblo, no de reyes, dioses o tribunos. Es por el pueblo,
directamente o a través de sus representantes, que se ejerce el poder. Y los
resultados tienen que ser para el pueblo, es decir, repartidos de manera
equitativa de ese pueblo que ha asumido vivir en democracia y que debe
beneficiarse de las ventajas de la vida colectiva.
En todos los
modelos de medición de la calidad de la democracia, el Estado de derecho es el
primero que se menciona como condición sine qua non para que una democracia
merezca ese nombre. Se trata de garantizar las libertades civiles, propias de
las revoluciones burguesas (inglesa, norteamericana y francesa). La propiedad
privada en primer lugar –fue la reclamación del no taxation without
representation de los rebeldes de los futuros Estados Unidos- y después el
resto de libertades individuales que permiten que la libertad sea real en un
país: libertad de expresión, de reunión, de movimientos, inviolabilidad de la
correspondencia y de las comunicaciones. Son las libertades que reciben en todo
el constitucionalismo liberal las máximas garantías jurídicas. Es la Sección
primera del capítulo segundo del Título I de la Constitución Española de 1978
"de los derechos fundamentales y de las libertades públicas".
Para que el poder
no subvierta esos derechos fundamentales y esas libertades públicas –que se han
quebrado de manera evidente en el caso de los dirigentes de Podemos y de los
independentistas catalanes ahora (y ayer de los vascos)- se ha desarrollado la
división de poderes. Que en España no funciona. Porque España es una democracia
fallida. Ahí está la Presidenta del Congreso de los Diputados abandonando a su
suerte a los diputados y diputadas atacados por el deep State.
Tenemos un problema
cuando los jueces, que son los encargados de evitar que el Ejecutivo abuse del
poder, se convierte en un aliado de los "poderes salvajes".
Tenemos un problema
cuando los jueces, que son los encargados de evitar que el Ejecutivo abuse del
poder, se convierte en un aliado de los "poderes salvajes" –los
poderes económicos a los que les sobran las leyes- y se pone del lado de los
enemigos de la democracia.
Cuando surgió
Podemos, empezaron los ataques de lo que llamamos el deep State, el estado
profundo, esto es, ese ámbito al margen de la Constitución y las leyes, que
usaba a jueces, policías, medios de comunicación y ámbitos del Estado (como la agencia
tributaria o la UDEF o la policía nacional) para inventar pruebas falsas e
intentar acabar con los líderes de Podemos. Los primeros que recibimos los
ataques fuimos ingénuos. Nos olvidamos de que todo lo que habían hecho a los
"enemigos" de ayer lo iban a hacer con los "enemigos de
hoy". Podemos, como partido, también fue torpe. No bastaba con saber la
teoría.
Podemos no
reaccionó bien porque no estaba preparada para que el Estado disparara sus
misiles contra sus líderes. Fue un error. Luego vendrían todos los demás. Y el
estado profundo iba sofisticándose: asaltar la casa del Vicepresidente y su
compañera, la Ministra de Igualdad, rastrear de manera prospectiva en las
biografías de los líderes para propagar bulos o hacer denuncias, juzgar a diputados
con testimonios falsos de policías, imputar a líderes de Podemos por coger en
brazos a los hijos de Irene Montero…
En el desarrollo de
nuestros gobiernos contemporáneos, siempre ha habido una tensión entre la
libertad y la igualdad, entre la teoría liberal y la teoría democrática. En
tiempos de crisis, el liberalismo suele sacrificar la democracia como una forma
de mantener las desigualdades de clase y cualesquiera otras formas de
privilegio. Por eso, en tiempos de crisis económica emergen formas diferentes
de fascismo que tienen su expresión en partidos de extrema derecha, en la
emergencia de bulos, en la radicalización de sectores de la policía, el
ejército y la judicatura y, finalmente, en la violencia.
¿Qué harían con un
Gobierno del PP y VOX? Si con gobiernos comprometidos con el Estado de derecho
se espía a la ciudadanía ¿qué no harán si llegan a gobernar los que desprecian
el Estado de derecho?
El deterioro en
algunos sectores de la judicatura, expresado tanto en algunos jueces que
parecen haber olvidado su función social como en el caducado CGPJ, sitúa a
España más cerca del pasado que del futuro. Son enormemente preocupantes en
este momento en el que, por vez primera, la extrema derecha ha entrado en
España en un gobierno regional. Una extrema derecha a la que le sobra buena
parte de la Constitución y que en otros lados, sea Orban, Le Pen o Putin, han
dado sobradas muestras de su falta de compromiso democrático. Si con un
Gobierno de coalición se comporta así una parte de la judicatura, (recordemos
al juez que preside el Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León, el
juez José Luis Concepción, que afirmó que nadie del PCE podría estar en el
Gobierno) ¿qué harían con un Gobierno del PP y VOX? Si con gobiernos
comprometidos con el Estado de derecho se espía a la ciudadanía ¿qué no harán
si llegan a gobernar los que desprecian el Estado de derecho?
Sin igualdad no hay
democracia y sin Estado de derecho, tampoco. De la misma manera que no la hay
si la ciudadanía no puede crearse de manera dialogada y con argumentos su
propia opinión sobre el gobierno y las alternativas. En otras palabras, tampoco
hay democracia sin medios de comunicación libres, plurales y veraces.
El Estado profundo,
ese que vota todos los días, tiene sus tentáculos en la judicatura, la policía,
el ejército, los medios de comunicación, el Banco de España, la Agencia
Tributaria, los palcos de fútbol, la jerarquía de la iglesia o los servicios de
inteligencia que controla el Ministerio de Defensa.
El Estado profundo,
ese que vota todos los días, tiene sus tentáculos en la judicatura, la policía,
el ejército, los medios de comunicación, el Banco de España, la Agencia
Tributaria, los palcos de fútbol, la jerarquía de la iglesia o los servicios de
inteligencia que controla el Ministerio de Defensa (y los que no controla
también). EL PP y VOX lo saben porque lo usan. Especialmente para dinamitar la
mayoría de gobierno alternativo que ha sacado a las familias de siempre del
control absoluto del poder. El PSOE también lo sabe, porque los ha usado. Pero
convendría que entendiera que si sigue permitiendo que esto pase, los
siguientes serán ellos. Porque todo lo que haces en una democracia fallida a
los enemigos de hoy, se lo aplicarán a los enemigos de mañana.
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