¿ARMAS? NO EN MI NOMBRE
Dietario desolación
Fighting for
peace is like fucking for virginity
(en una pared de Berlín)
08.03.22. “Occidente ha cometido errores en el pasado que gravitan como un crimen sobre nuestras vidas. Como cuando, durante el hundimiento del orden soviético, Europa, en lugar de tender una mano a Rusia, observó con satisfacción su caída en la miseria y el robo de su patrimonio nacional –amasado con sangre y generaciones de trabajo esclavo– por bandas de mafiosos procedentes de los aparatos del Estado. Porque se creyó, con un egoísmo cortoplacista y suicida, que era mejor debilitar y arrastrar al caos al antiguo enemigo que acoger a un pueblo que cultiva un patriotismo intenso y sentimental y es propenso al agravio. Les hablo de los tiempos en que quienes habían tomado a sangre y fuego el Berlín de Hitler tenían que ver a los alemanes haciendo colectas de caridad para enviarles ropa y comida” (Javier Melero)
16.03.22. Biden responde a las demandas de Zelenski con una
ayuda (¿desinteresada?) de 800 millones que incluye cien drones.
16.03.22. Una periodista critica la propaganda del Kremlin y
cuela las palabras “no a la guerra” en un informativo de la televisión rusa.
18.03.22. “Civiles privilegiados discutimos en una cena caliente.
Frivolizan seriamente. Yo me ofrezco para pegarle un tiro en la nuca al
sátrapa, grita la más joven. Dadme una metralleta clama con una aceituna en los
dedos. A los pacifistas de este otro lado de la mesa nos asusta este ambiente
enardecido. Preferiríamos que nadie
enviara armas de nuestra parte. De ninguna parte. Los pacifistas somos amantes
del miedo y la rendición inmediata. Creemos profundamente que más armas solo
traen más violencia. Es una ecuación simple que no logramos quitarnos de la
cabeza: más armas, más guerra. Más coartada para el invasor. Nos asaltan
preguntas contradictorias. ¿Cómo negar un arma al débil amenazado que la pide?
Pero ¿tendrá alguna posibilidad real el chico del arma donada frente a la
tecnología armamentística del gran ejército invasor? ¿No estaremos fomentando
una especie de suicidio? ¿Sacrificamos al pueblo, por el pueblo?” (Clara
Sanchis Mira)
22.03.22. “Los cobardes y traidores que –aunque crean que hay
que apoyar a Ucrania con toda la solidaridad que haga falta– se cuestionan la
escalada militar y piden con todas sus fuerzas el retorno a la diplomacia
habrán tenido la razón, aunque su esfuerzo sea inútil” (Javier Melero).
26.03.22. Francia aumenta su disuasión nuclear en el mar con el
despliegue de tres submarinos atómicos y prueba con éxito el misil Asmpa, considerado
“de último aviso” en caso de conflicto. Los 16 misiles de cada submarino
acumulan una potencia equivalente a 600 bombas de Hiroshima.
28.03.22. “El deep state
americano trabaja desde el 2003 para acercar las bases militares de la OTAN a
la frontera rusa. EE.UU. está donde quería estar. Ahora Biden puede asegurar,
tranquilamente, que la guerra será larga. Su afirmación implica dos horribles
conclusiones: Ucrania se desangrará hasta convertirse en Estado fallido, y el
éxodo de los ucranianos será inmenso. Armar a Ucrania es asumir la estrategia
de los halcones americanos. Ese armamento implicará la lenta agonía de Ucrania”
(Antoni Puigverd).
29.03.22. Zelinski declara: “Salvar a todo el mundo, defender
todos los intereses y al mismo tiempo proteger a la gente y no ceder territorio
es probablemente una tarea imposible”… Pero si es imposible, ¿por qué ese
empeño belicista a costa de tantas vidas humanas (y no humanas)?
04.04.22. Jammer, un radioaficionado ucraniano interviene en
antena. Dice: “Es mejor ser desertor que fertilizante”.
07.04.22. “Muchos de quienes se oponen a la intervención rusa en
Ucrania han dejado de manifestarse en Rusia debido a la presión de las
autoridades. La situación es muy dura, no se autorizan actos de protesta,
quienes participan saben que existe riesgo de ser detenido, y la detención es
mucho más severa que antes. Gran parte de los activistas se han ido. Y entre la
gente corriente saben que si no se puede cambiar la situación, lo único posible
es cambiar su actitud y adaptarse” (Denís Vólkov).
09.04.22. El patriarca de Moscú, Kiril I, legitima la invasión
de Ucrania como una guerra santa frente a los valores inmorales de Occidente.
09.04.22. En España, si hasta hace bien poco los partidarios de
aumentar la inversión militar difícilmente alcanzaban a un 25% de los
consultados por el CIS, actualmente, más
del 47% de los ciudadanos se muestra a favor de incrementar el gasto en “defensa”.
10.04.22: “En Ucrania no hacen falta más armas, sino más
palabras” (Federico Mayor Zaragoza).
10.04.22. “La guerra se empieza y no se sabe cómo acabarla.
Veinte años duró la guerra en Afganistán. Once años llevamos de guerra en
Siria, Yemen, Iraq, Sudán del Sur... guerras que no han resuelto ninguno de los
problemas que las provocaron. Detrás han dejado un surco de muerte y
destrucción. Han generado muchos más daños que los que pretenciosamente querían
eliminar y la mayor parte de las víctimas que provocan son civiles. La guerra
tiene una máquina de propaganda que seduce a la gente con motivos que parecen
indiscutibles. Como si no hubiéramos aprendido que las armas son una tentación
y un negocio” (Comunidad de San Egidio).
11.04.22
Una madre visita a diario los restos del edificio en Borodianka.
“¡Que paren esta guerra!”, pide Ludmila ante los escombros donde anteayer
hallaron a su hijo, su nuera y una nieta.
11.04.22. Miles de intelectuales y profesionales rusos abandonan
su país por motivos políticos y morales ante la invasión de Ucrania. “Mi vida
en Rusia ha terminado”.
13.04.22. Como todos los agresores de la paz, que atacan
preventivamente para defenderse de los sistemas de prevención defensiva de los
demás, Putin declara que su operación militar especial tiene por objetivo
ayudar a la gente del Donbass, a la que reconoce su soberanía y se ha visto
obligado a defender contra un genocidio neonazi que dura ya ocho años. Es
decir, cree que la suya es una causa legítima y noble, que perfectamente podría
quedar amparada por el tan recurrido artículo 51 de la Carta de las Naciones Unidas, y que, por supuesto, tiene a Dios de
su parte.
15.04.22. Casi 400 niños han muerto o han sido heridos y 4,8
millones han dejado sus hogares desde que la guerra en Ucrania empezó hace
siete semanas, informó el jueves la organización de protección de la infancia
Save the Children. “Esta guerra está escalando fuera de control, dejando a los
niños con un trauma a largo plazo que no puede ser subestimado”.
15.04.22. Zelenski exige armamento pesado
15.04.22. Rusia ampliará su fuerza nuclear si Suecia y Finlandia
entran en la OTAN. El Báltico ya no sería una zona libre de armas nucleares.
16.04.22. Biden refuerza (¿gratis?) la defensa de Ucrania con
300 drones, potente artillería y 11 helicópteros.
16.04.22. El ex asesor militar de Angela Merkel cree que
suministrar armas a Ucrania abre el camino a la IIIGM. El general de brigada en
la reserva Erich Vad considera un error de Zelensky repartir armas entre la
población: “Solo hace que la guerra sea más larga y sangrienta”.
17.04.22. Una treintena de países ha enviado un gigantesco
arsenal a la defensa de Ucrania. En las últimas remesas (¿sólo en las últimas?)
se ha empezado a incluir material que Ucrania puede usar a la ofensiva.
17.04.22. “La muerte de un hijo es el mayor sufrimiento. He conocido
a padres y, sobre todo, a madres que nunca
se han recuperado de esta trágica vivencia. Sobrevivir a nuestra propia muerte equivale
a convertirse en una cerilla fría, dice Álvaro de Campos (Pessoa). Ahora mismo
Ucrania está llena de cerillas frías. Quizás solo la música pueda expresar el
sufrimiento de las madres ucranianas y rusas. El Stabat Mater de Giovanni Pierluigi da Palestrina, por ejemplo:
voces que se entrelazan con arcaica precisión fúnebre” (Antoni Puigverd)
y aguardan,
con ojos furtivos y puños cerrados,
luchando por
flotar en el barro. ¡Oh, Dios, haz que esto pare!
(Siegfried Sassoon, 1918)
Selección Juan Claudio Acinas
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