FACHATEZ Y DESFACHATEZ
AGUSTIN GAJATE
Una de las múltiples paradojas de la lengua castellana se encuentra en la palabra desfachatez, que la Real Academia Española (RAE) define como “descaro, desvergüenza” y la atribuye a una derivación del italiano “sfacciatezza”. Sin embargo, el término del que debería proceder, fachatez, no se encuentra recogido en su diccionario oficial. La raíz del vocablo, facha, en cambio si aparece con múltiples significados y con origen en el italiano “faccia” y cuya traducción directa sería rostro, cara o también jeta, pero que no coincide exactamente con el uso coloquial de la palabra facha según la RAE: “Traza, figura, aspecto”; pero también “mamarracho, adefesio, hacha, fascista, de ideología reaccionaria”.
Este párrafo
inicial viene a cuento de un hecho aparentemente irrelevante que ha sucedido
hace unos pocos días: Un presunto cantautor y presunto poeta, pero cuya
auténtica profesión consistió en dar órdenes y denigrar a subordinados, ha
presentado dos libros en una real sociedad clasista de tendencia xenófoba,
excepto para emplear trabajadores en condiciones precarias, y con un pasado
también racista. Hasta ahí nada anormal en el devenir cultural tinerfeño,
incluido el hecho de que en el acto interviniera, haciendo una loa al personaje
y su obra, un antiguo dirigente socialista que tuvo cargos de responsabilidad
en diferentes administraciones públicas.
Lo especial
del caso reside en la figura del presunto cantautor y presunto poeta, que,
según su presentador sigue “la estela de otros autores canarios como Pedro
García Cabrera, Pérez Minik, Arturo Maccanti y Carlos Pinto Grote”. Resulta
extraña la presencia de D. Domingo entre tres poetas, pero en otros textos
difundidos a través de internet también aparece como autor de textos “de
denuncia social y en defensa de la naturaleza” vinculado o influenciado por
escritores como Rafael Arozarena, Federico García Lorca y Miguel Hernández. Pero
no acaba aquí la cosa, también consta en la 'nube virtual' que ha compartido
experiencias “con cantautores como Kiko Tovar, Pedro Guerra, Ismael Serrano,
Joan Manuel Serrat” y que uno de sus trabajos discográficos recibió también
felicitaciones de “Victor Manuel, Ana Belén, Victorio Luquino, Pablo Guerrero,
Kepa Junquera, José Antonio Abellán, Andrés Molina o Rogelio Botanz”, entre
otros.
La biografía
que aparece en algunos medios de comunicación unos días antes del acto dice
textualmente: “Comienza a escribir desde muy joven sumándose su poesía a la
corriente de poesía alternativa, posmodernista, descriptiva a veces y sin
embargo estética. De ruptura con la rima clásica, (…) da más valor al sentido
crítico que al color y la belleza que se puede esperar de su poesía. Dibuja en
sus versos, escenas de historia nunca vistas, algo Machadiano (¿Antonio o
Manuel?) en algunas de sus manifestaciones.”
Si a esto
añadimos que se define en una entrevista difundida en un blog como
“manchego-guanche” (como si algo así fuera posible en la realidad, tortuga y
pájaro a la vez, aunque ambos ponen huevos), parece dar la impresión de que nos
encontramos ante un personaje de izquierdas, progresista, preocupado por los
más desfavorecidos y por el reconocimiento y difusión de la cultura de los
primeros canarios, a favor de la igualdad social y de oportunidades, de un
reparto equitativo de la riqueza a través de mayores impuestos para los que más
ingresan como en los países nórdicos, así como de una justicia que haga honor a
su nombre cuando se acusa a los más poderosos de apoderarse del patrimonio
común y no se ensañe con los más débiles.
Pero los
individuos, como las cosas, muchas veces no son lo que parecen, ni lo que
dicen, sino lo que hacen y lo que piensan pero no dicen, salvo que se les
escape por casualidad o se produzca una indiscreción. Y es en las redes
sociales donde se descubre la otra cara de la moneda: un personaje alineado con
la extrema derecha más rancia, que difunde a través de su perfil toda su
propaganda, sus mentiras, falsedades y medias verdades.
Me llamó
mucho la atención un mensaje ya borrado (algunas mentiras tienen las patas muy
cortas, mientras que otras permanecen petrificadas en el tiempo) que decía que
el partido cuyas ideas defiende quería para el país “treinta millones de
empresarios y no treinta millones de subsidiados”. Detrás de esta falacia se
oculta un mensaje ultraliberal estremecedor para las futuras generaciones: El
trabajo por cuenta ajena va a desaparecer si esta gente gobierna, porque ellos
van a ser los funcionarios públicos y el que quiera tener algún ingreso mínimo
vital va a tener que convertirse en esclavo autónomo o cobrar en negro. Dentro
de este contexto, ser pensionista estará pasado de moda, así que lo mejor será
que se mueran paulatinamente (pero rapidito y sin hacer demasiado ruido para no
molestar) de alguna de sus múltiples enfermedades y dolencias. Esa es la
sociedad justa e igualitaria que propugnan: Los nuestros comerán y dormirán
calentitos y respecto a los demás... ¡Sálvese quien pueda!
Y como la
gente lo que quiere es no pensar demasiado para subsistir, van a apuntarse en
masa al partido único, como ya sucedió el siglo pasado, conducidos como un
rebaño dócil por el líder supremo, pero no habrá ni cama ni comida para tanta
gente, por lo que se requisará lo que sea necesario al colectivo disidente que
se designe a tal efecto. También, como en la época imperial y otras no tan
lejanas, se exportarán trabajadores cualificados a otros países con más cerebro
institucional, al tiempo que se importará mano de obra desesperada, procedente
de territorios inmersos en conflictos que las naciones civilizadas han creado
por cuestiones estratégicas y de negocio.
Los que
dicen ser la solución no sólo están siendo los causantes muchos de los
problemas actuales, sino que también van a crear nuevos problemas. Con estas
nefastas ideas, el valor se la vida humana se devalúa cada día, al contrario
que las mercancías, y llegará un momento que será cero a nivel global, como ya
ocurre en numerosos lugares del planeta, donde la vida ya no es vida, sino sólo
cruda y aleatoria supervivencia.
Socializar,
contemporizar y promocionar a personajes de esta ideología necrófila y
necrológica, pese a haber sido advertidos del peligro que ello conlleva, parece
ser la tendencia incluso entre quienes dicen haber defendido ideales sociales
de igualdad y progreso. Lo que me preocupa es que este caso concreto sólo sea
la punta de un gigantesco iceberg que va a precipitar el completo hundimiento
de un Titanic denominado Estado del Bienestar (cuyo casco parece más de esponja
que de acero), acontecimiento que se viene produciendo desde hace décadas y
donde presuntos cantautores y presuntos poetas actúan como si fueran la
orquesta del barco, que sigue amenizando la velada para distraernos mientras el
agua nos llega hasta el cuello, después de haber arrojado por la borda y
suplantado a poetas como Federico García Lorca, Miguel Hernández, Antonio
Machado o Pedro García Cabrera, poniendo música a sus textos, recitándolos o inspirándose
en ellos.
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