KID TAMBOURINE
Juan
Claudio Acinas
son
la misma gente
solo
que más lejos del hogar en autopistas de cincuenta carriles
en
un continente de hormigón
espaciado
con vallas publicitarias banales
representando
ilusiones imbéciles de felicidad
la
escena tiene menos vagones militares
pero
más ciudadanos mutilados
en
autos pintados
y
que tienen matrículas y motores extraños
que
devoran a América
Lawrence Ferlinghetti,
Una
Coney Island de la mente, 1958
Dilema
Es un dilema. Un dilema que, como tantos otros, solemos resolver
con una preferencia irracional, algún sesgo subjetivo o una simple falacia. Así
ocurre cuando un artista que admiramos nos defrauda por algún detalle de su
vida. Por un lado, es comprensible la decepción de seguir escuchando a los Rolling
Stones dale que te pego con lo de que no encuentran satisfacción, y eso que lo
intentan, lo intentan… O empezar a leer la autobiografía de Neil Young y
encontrarse con un ego pueril que nos pone muy cuesta arriba escuchar alguno de
sus discos, y tiene muchos y buenos, aunque, ya sabemos que aderezados con
droga y atravesados por un yo arrollador. Sin embargo, por otro lado, tampoco
es una bobada preguntarnos, ¿por qué conocer datos personales no muy amables resulta
relevante para algo que no sea confirmar una vez más que se trata de alguien de
carne y hueso? Lo que nos lleva a la frivolidad o intranquilidad de no saber qué
hacer cuando por “a” o por “b” ignoramos casi todo de algún actor o cantante
reciente. ¿Le absolvemos porque sí o contratamos a un detective que deje su
aliento tras la nuca pisándole los talones? Y todo ello aceptando una cuestión
previa, que hay quien tiene fácilmente resuelta, porque de verdad ¿necesitamos
detectores “psicobiométricos” de inmoralidades privadas e incoherencias públicas
para pronunciarnos sobre el valor de una simple canción? Bajo el cielo de Google,
mirar hacia una casa cualquiera para concluir que “ahí vive un ser humano”, con
todo lo que puede implicar, es baladí. Ni siquiera posee demasiada importancia en
cuanto a “ídolos” se refiere, dado los numerosos prejuicios y estereotipos con
que les cargamos. De manera que (con la excepción de Caravaggio, perdido para
muchos en el laberinto del tiempo) cuesta lo indecible que los fan(ático)s lleguen
a distinguir entre el artista (con sus debilidades humanas) y su arte (fruto de
una incontenible fuerza creadora).