¿QUÉ PASARÁ CON SUMAR EN 2025?
A la pérdida de apoyos mediáticos y a las
fuentes de Moncloa que deslizan que le están soltando la mano, hay que añadir
unas encuestas que sistemáticamente anuncian un muy escaso botín en términos de
escaños
DIARIO RED
La vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz —
Eduardo Parra / Europa Press
En diciembre de 2022, El País publicaba su primera encuesta sobre las perspectivas electorales de Sumar en unas elecciones generales (que todavía no estaban convocadas). El enfoque del periódico insignia del grupo Prisa era ya uno que se ha convertido en bastante habitual. "La división a la izquierda del PSOE situaría a la derecha al borde de la mayoría", fue el titular escogido por El País para resumir los resultados de la casa de demoscopia 40dB, dirigida por Belén Barreiro. El motivo, que la encuesta había testado dos opciones diferentes: que toda la confusamente llamada 'izquierda a la izquierda del PSOE' se presentaba unida bajo la marca Sumar o que Sumar y Podemos se presentaban por separado. En el primero de los escenarios, 40dB pronosticaba una estimación de voto del 18,7% para los de Yolanda Díaz y nada menos que 57 escaños; 22 más de los que había obtenido Unidas Podemos en las elecciones del 10 de noviembre de 2019. Sin embargo, en ausencia de unidad, el pronóstico era de 23 escaños para Sumar (con una estimación de voto del 9,1%) y 7 escaños para Podemos. En un escenario como este, además, la encuesta de Belén Barreiro colocaba a Izquierda Unida en un 2,4% y a Más País en un 1,9%, dejando a ambos partidos al borde de convertirse en extraparlamentarios.
Esta desunión, por último, acercaría significativamente
las posibilidades de que se produjese un gobierno de PP y VOX, según reflejaban
los datos publicados. No parece posible emitir un mensaje más nítido y más
claro a todas las partes. Cinco meses más tarde y después de la presentación
oficial de Sumar en Magariños, El País publicaba una encuesta muy similar: si
van juntos, Sumar obtiene un 17,8% de los votos y 55 escaños; si van separados,
Sumar obtiene 27 asientos —ahora con Más País e Izquierda Unida integrados en
su seno—, Podemos 7 y las probabilidades de que gobierne la derecha aumentan
significativamente. Título de la pieza periodística: "El bloque de la
izquierda perdería 14 escaños si Podemos y Sumar concurriesen por
separado." Mismos datos, mismo marco. Todo ello, mientras se estaba
produciendo un debate y una negociación a la interna mediante la cual Yolanda
Díaz pretendía que los morados firmaran la coalición aceptando un papel
prácticamente testimonial en los puestos de salida de las papeletas así como
vetos explícitos a algunos de sus principales dirigentes. Finalmente, ocurrió
lo que tanto Yolanda Díaz como el país pretendían y todo el mundo firmó una
coalición con la mayoría de los puestos bajo control de la gallega, pero los
resultados no fueron tan halagüeños como los pronosticados: en las
elecciones del 23 de julio de 2023, Sumar obtuvo un 12,3% de los votos y 31
escaños, por debajo del peor resultado histórico de Unidas Podemos y a
pesar de contar con unos cuantos partidos más en la candidatura.
Díaz parece haber perdido
buena parte de los apoyos mediáticos que una vez se dedicaron —con firmeza y
determinación— a apuntalarla
A
principios del año 2025, un año y medio después de aquellas elecciones, el promedio de las encuestas sitúa
a Sumar en una trayectoria descendente un poco por encima del 5% y a Podemos en
una trayectoria ascendente un poco por debajo del 5%. A principios del año
2025, Yolanda Díaz comienza el año afirmando en una entrevista que el ministro
de Economía, Carlos Cuerpo, del PSOE, es casi "una mala persona" —en
abierta contradicción con el elemento prácticamente fundacional de su proyecto
político consistente en "bajar el tono" y no hacer "ruido"—
y El País ya no publica encuestas remando a favor de la estrategia de Sumar
sino artículos señalando que Díaz "eleva el tono" y
hasta editoriales en
los que censura "el ruido de declaraciones entre los responsables de
Trabajo y Economía". El significante antipolítico del
"ruido" que la progresía mediática utilizó durante años para denigrar
la estrategia pública que utilizaba podemos para intentar que el PSOE cumpliera
los acuerdos y para traccionar la acción política del gobierno de coalición
hacia la izquierda, el mismo significante que abrazó Yolanda Díaz durante toda
la construcción de su plataforma política para ganarse el favor del PSOE y sus
medios afines, ahora es utilizado por El País —como hacían con Podemos— para
intentar forzarla a volver al acatamiento absoluto de las directrices del
partido alfa del bloque progresista. Más allá de la ironía del destino, lo
relevante no es tanto el "ruido" como el hecho de que Díaz parece
haber perdido buena parte de los apoyos mediáticos que una vez se dedicaron
—con firmeza y determinación— a apuntalarla. El propio subdirector de La
Vanguardia, Enric Juliana, publicaba hace tan solo unos días un durísimo
editorial titulado "Falta personal de Yolanda
Díaz" que comenzaba así: "El ministro
de Economía es ‘casi’ una mala persona. Esta es la última aportación de Yolanda
Díaz al debate político en España."
Uno
podría pensar que el nerviosismo de la vicepresidenta segunda tiene que ver con
la parálisis legislativa del actual gobierno y con la imposibilidad de aprobar
prácticamente ningún avance social, a diferencia de la legislatura anterior. Al
fin y al cabo, ni siquiera está claro todavía que pueda haber números parlamentarios
ni para unos nuevos presupuestos —algo que Sumar lleva pidiendo y necesitando
desde hace meses— ni para la reducción de jornada sobre la que la propia Díaz
ha empeñado su palabra ante la opinión pública en numerosas ocasiones. Mientras
tanto, el PSOE reivindicaba en su cuenta
oficial, a finales del año pasado, cinco medidas: la
revalorización de las pensiones, la subida del SMI, la prórroga de la gratuidad
del transporte público, la suspensión de los desahucios y la prórroga del bono
social eléctrico. Las dos primeras producidas durante el gobierno anterior con
Unidas Podemos y las tres últimas arrancadas por los morados al PSOE en las
negociaciones que han tenido lugar en los últimos meses. Con apenas
cuatro diputadas, Podemos está consiguiendo más medidas sociales —y más
visibilidad— que Sumar con cinco ministerios.
Moncloa estaría considerando
estrategias en las que se da a Sumar y a Yolanda Díaz por amortizados
Esta
falta de acción política por parte del gobierno y su impacto sobre el discurso
de Sumar son hechos evidentes, pero sería un error pensar que son los únicos
dos motivos detrás del hecho de que Yolanda Díaz acuse a un ministro del PSOE
de ser "casi una mala persona". A esto hay que añadir la mencionada
—y significativa— pérdida de apoyos mediáticos (algo muy serio para un proyecto
político que ha fiado buena parte de su pujanza precisamente a esos apoyos),
pero también los discursos cada vez menos soterrados que se mueven por los
pasillos de la corte y que deslizan que Moncloa estaría considerando
estrategias en las que se da a Sumar y a Yolanda Díaz por amortizados. Lo
menciona el propio Enric Juliana en el referido editorial así
como Fernando Garea en El Español,
dos periodistas que se caracterizan por tener muy buenas fuentes. "La
hipótesis del 35% hace tiempo que circula en el PSOE. Ese sería hoy el objetivo
de Pedro Sánchez [...] Ello podría suponer también la amortización de Yolanda
Díaz, que recibió un explícito apoyo del presidente del Gobierno cuando hace
dos años planteó la creación de Sumar", llega a escribir con todas las
letras el veterano periodista catalán.
A la
pérdida de apoyos mediáticos y a las fuentes de Moncloa que deslizan que le
están soltando la mano —dos de las condiciones de posibilidad detrás del
surgimiento de Sumar—, hay que añadir unas encuestas que
sistemáticamente anuncian un muy escaso botín en términos de escaños para
una coalición que se consiguió articular en 2023 no tanto por tener un proyecto
común sino en base a dos fuertes elementos cohesionadores: la voluntad
compartida de todas sus partes de reducir a Podemos a la mínima expresión y una
promesa de reparto de puestos. Con Podemos fuera de Sumar y con las previsiones
de diputados en el Congreso en el unidígito, resulta difícil imaginar cuál
puede ser el aliciente para seguir sosteniendo a Sumar para cualquiera de los
partidos que integraron la coalición encabezada por Díaz en 2023. De hecho, la
desintegración orgánica lleva ya meses en marcha. Compromís, desde el
principio, dejó claro que ellos son un partido completamente independiente. Los
Comunes se han negado a integrarse orgánicamente en el partido Movimiento Sumar
—el único elemento orgánico controlado todavía por afines a Díaz— y, de hecho,
han conseguido que esta formación renuncie explícitamente en sus documentos
fundacionales a crear una estructura adicional en Catalunya y reconozca a los
Comunes como su único referente político allí. Con Más Madrid las tensiones son
constantes —y han aumentado desde el estallido del caso Errejón— y la ruptura
orgánica es evidente desde hace tiempo. Izquierda Unida, por su parte, lleva
meses desplegando un circuito político y mediático propio en el que incluye la
demanda de que se quite el nombre de Sumar al grupo parlamentario por no
representar al conjunto sino solamente a uno de los partidos.
Con todos
estos datos en la mano, no hace falta realmente responder a la pregunta que
titula este titular, ya que se vuelve retórica. Así, en 2025, no se trataría
tanto de intentar dilucidar qué va a pasar con Sumar —ya que el que no lo sabe,
lo intuye— sino qué van a hacer todos los demás y cómo van a integrar las
diferentes fuerzas los aprendizajes obtenidos en este brevísimo interregno.
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