PASITO PA'LANTE:
ABASCAL DA LUZ VERDE A FEIJÓO
POR ANA
PARDO DE VERA
El presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo (i), durante un encuentro con el
presidente de Vox, Santiago Abascal.EUROPA
PRESS
El
líder de Vox ha concedido una entrevista a Ok Diario donde confirma a Eduardo
Inda que no tiene ningún problema en apoyar una moción de censura del
Partido Popular contra el Gobierno en la que se incluya a Junts, al partido del
multicriminal Carles Puigdemont -según Vox, el PP y parte del
PSOE-, siempre y cuando no haya concesiones al independentismo y se convoquen
unas elecciones en cuanto Pedro Sánchez sea derribado de su
Presidencia ilegítima, según la (ultra)derecha.
La entrevista es puro surrealismo trumpista, un delirio distópico contra mujeres, migrantes y minorías, pero, sobre todo, supone un ataque furibundo al Gobierno y toda ideología de progreso que en el mundo es; nada nuevo, salvo esa puerta que, explícitamente y en la web por excelencia de la ultraderecha, Abascal abre a Feijóo con condiciones, las cuales, lejos de suponer una concesión al PP, conllevan un regalo para el independentismo catalán de derechas: Junts negocia con el PSOE, en estos momentos, un acuerdo sobre el traspaso de las competencias de inmigración del Estado a Catalunya para que los de Puigdemont apoyen los Presupuestos Generales de 2025; y el Gobierno ya va muy tarde, necesita a los de Junts con urgencia, pese a las complicaciones técnicas que, además de las suspicacias políticas, conllevaría esta transferencia.
Que
el líder de Vox empiece el año lanzando un órdago a Feijóo (Alberto, negocia
con Junts de una vez una moción de censura que tumbe a Sánchez) sitúa la
legislatura en su punto álgido (otro): el Gobierno necesita estos
Presupuestos para llegar oxigenado a 2027 y la (ultra)derecha necesita a Junts,
imprescindible también para las cuentas estatales, para acabar con Sánchez,
consciente como es -y así lo deja patente Abascal- de que, pese
a tratarse de “un golpe de Estado”, según Inda, Sánchez pretende agotar la
legislatura. Todo en esta línea.
Es
curioso lo de la sumisión de los votantes de Vox o, mejor dicho, su
indisimulado afán por el poder: solo hay que recordar las manifestaciones
togadas contra la amnistía, las concentraciones psicodélicas en Ferraz, los
insultos y amenazas a Puigdemont e independentistas, en general; las
manifestaciones en Barcelona contra los nacionalistas, la lengua catalana y
todo lo que huela a diversidad territorial, el clima enfurecido y violento
contra una ley que pretendía -y se ha demostrado eficaz, guste o no-
calmar las aguas, al menos temporalmente, en un territorio profundamente
escocido por el maltrato de un Estado siniestro en ebullición y las malas
decisiones, conscientes y no, del independentismo. Justo en el momento en que
se puede (y se debe) tratar de romper dinámicas que se demostraron inútiles
desde todas las partes llega la ultraderecha española a decir, como el
inagotable MÁR,
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