martes, 14 de enero de 2025

ESTÁN JUGANDO CON FUEGO

  • ESTÁN JUGANDO CON FUEGO

Mientras los medios sistémicos hablan de un posible pacto de Estado entre el PSOE y el PP dada la similitud entre sus medidas de vivienda, el problema se agrava y el estallido social se acerca

DIARIO RED

Pedro Sánchez y Alberto Núñez Feijóo

En 2024, el precio de compraventa de la vivienda ha subido en España el triple que la inflación; el precio del alquiler, el cuádruple. Mientras que la inflación general acumulada desde 2015 supone aproximadamente un 20% y la subida acumulada de los salarios desde el mismo año un 17%, el precio de compra de la vivienda ha aumentado en el  mismo periodo un 47% y el precio del alquiler un 58%. En los últimos 20 años, hemos pasado de un escenario en el que más del 50% de los menores de 30 años tenían una vivienda en propiedad a un 29% en 2023. Al mismo tiempo, las personas que viven de alquiler en ese tramo de edad han pasado del 35% a más del 55%. Para personas mayores de 30 años las cifras son un poco mejores pero la caída es igualmente vertiginosa.

Que el acceso a la vivienda supone el principal problema económico de las familias en nuestro país no es opinión sino dato, y para millones de ellas estamos hablando de un problema gravísimo que les impide desarrollar una vida digna y llegar a fin de mes en condiciones. Esto lo saben no solamente los gurús de demoscopia y de argumentario de los grandes partidos sino también cualquiera que tenga ojos en la cara. Por ello, no es de extrañar que tanto el PP como el PSOE hayan dejado estos días momentáneamente aparcados sus temas clásicos de batalla cultural —Venezuela, Franco, Begoña, Franco, mutación constitucional por la puerta de atrás, Franco— y hayan dedicado un importante esfuerzo a mostrar que se preocupan por el tema de la vivienda. Primero, Feijóo, desde un retiro con sus 'barones' en Asturias este fin de semana y, después, Sánchez, rodeado de todos los ministros del PSOE este lunes en Madrid, han querido trasladar a la ciudadanía que tienen un montón de ideas para atajar la cuestión. Sin embargo y después de analizar con cuidado lo que unos y otros han puesto en circulación, hay motivos para estar todavía más preocupados que antes.

Prácticamente no hay diferencias de enfoque entre lo que dice el PP que habría que hacer y lo que anuncia Sánchez que va a hacer

En primer lugar, porque prácticamente no hay diferencias de enfoque entre lo que dice el PP que habría que hacer y lo que anuncia Sánchez que va a hacer. Aunque ambos partidos hayan ejecutado el tradicional baile de apareamiento del bipartidismo, diciéndose de todo e intentando hacernos creer que representan dos opciones muy diferentes, aunque el PP acuse al PSOE de intervencionismo bolivariano y el PSOE acuse al PP de querer volver a los tiempos de la burbuja y el pelotazo, lo cierto es que sus propuestas son muy similares. Así lo ha dejado por escrito el vicedirector de La Vanguardia y el periodista Javier Ruiz ha llegado a hablar de la posibilidad de un pacto de Estado entre el PP y el PSOE en materia de vivienda en la Cadena SER. Los dos han propuesto rebajas fiscales a los rentistas, los dos quieren flexibilizar las normas que regulan el suelo para que sea más fácil construir, los dos hablan abiertamente de la colaboración público-privada para construir nuevas viviendas —es decir, dar dinero público a las constructoras privadas para que lo hagan— y ninguno de los dos ha planteado ni regular los precios de los alquileres, ni expropiar el uso de viviendas vacías en manos de grandes tenedores, ni prohibir la compra de viviendas que no van a ser utilizadas como morada, ni ninguna otra intervención significativa del mercado. Es cierto que el PSOE ha anunciado algunas medidas en este ámbito, pero son enormemente limitadas. Respecto de los pisos turísticos, solamente hablan de aumentarles la tributación; lo mismo para la compra de viviendas por parte de extranjeros no residentes (y solamente si son de fuera de la Unión Europea); en cuanto a la movilización de vivienda pública, apenas hablan de un total de 16.300 viviendas que ya están en manos del Estado (una cantidad homeopática que no puede tener ninguna influencia real en un mercado muchísimo más grande).

Ambos partidos defienden el mantra falso y neoliberal de que el problema de la vivienda en España es un problema "de oferta"

Esta coincidencia en las medidas proviene de dos elementos fundamentales. El primero, el hecho estructural de que ambos partidos defienden los intereses de los grandes rentistas y los especuladores. No es casualidad que Joan Clos, quien fuera alcalde de Barcelona y ministro de Industria, Comercio y Turismo por el PSOE, sea desde 2020 el presidente de la Asociación de Propietarios de Vivienda en Alquiler (Asval), impulsada por las grandes inmobiliarias españolas. No es casualidad tampoco que Sánchez haya decidido nombrar ministra de Vivienda a una rentista y no le parezca estar incurriendo así en ninguna contradicción. Esta coincidencia estructural entre los intereses económicos que defiende el PP y también el PSOE conduce obviamente a la coincidencia argumental a la hora de intentar hacer pasar sus medidas por las gargantas de la clase trabajadora. Así, ambos defienden el mantra falso y neoliberal de que el problema de la vivienda en España es un problema "de oferta" que solamente se puede solucionar si, primero, se construyen 600.000 viviendas nuevas como dice el Banco de España y, segundo, los multipropietarios deciden libre y voluntariamente poner sus viviendas en el mercado del alquiler a precios razonables. Esto es lo único que se puede hacer, no hay alternativa, no hay otra posibilidad, todo lo demás no funciona, todo lo demás es imposible y esto es lo que hay. Por eso hay que pedir a las constructoras que acepten recibir miles de millones de euros para hacer nuevas casas y por eso hay que bajarle los impuestos a los rentistas y expulsar de sus casas a las familias vulnerables; para que estén contentos, se sientan seguros y accedan a brindar sus sagradas propiedades al interés general a cambio de un suculento pero merecido pago mensual.

El problema de todo esto, el problema de la coincidencia en los argumentos y también en la operativa por parte del PSOE y del PP no solamente es que resulta insultante escucharles decir estas cosas; el problema es que, además, estamos ante un análisis completamente erróneo y que, por lo tanto, conduce al fracaso. En España no hay un problema "de oferta"; en España hay un problema de especulación. En nuestro país, hay más de 3,8 millones de viviendas vacías y más de 1 millón de ellas están en las grandes ciudades.  En los últimos dos años, el 56% de las viviendas objeto de compraventa se adquieren sin hipoteca; es decir, a tocateja. Casi la mitad de las viviendas inscritas en el registro de la propiedad en ese mismo periodo están en manos de empresas que tienen un mínimo de 8 inmuebles. En España, los buitres y los grandes tenedores se están quedando con las casas para vivir sin trabajar y sin llevar a cabo ningún tipo de innovación a base de extraer cantidades obscenas de dinero de las personas trabajadoras. Si se les sigue alimentando en vez de restringir su acción depredadora, el problema de la vivienda no solo no se va a solucionar sino que se va a agravar y cada vez vamos a estar más cerca de un estallido social.

Si el PSOE no quiere empujar así a millones de jóvenes —y no tan jóvenes— hacia la extrema derecha al tiempo que ensancha una fractura económica y social de desigualdad que ya está partiendo el país por la mitad, tiene que dejar de comprar la misma mercancía neoliberal que distribuye el PP y tiene que apostar por medidas eficaces de intervención real. Por ejemplo, puede empezar por aceptar la bajada del 40% del precio de los alquileres por ley y la prohibición total de la compra de viviendas que no se vayan a utilizar como morada que está proponiendo Podemos. Esto, además, le permitiría contar con los cuatro votos morados para los presupuestos, matando dos pájaros de un tiro. Es verdad que la prensa sistémica iba a dejar de hablar, entonces, de la posibilidad de un pacto de Estado, pero también es verdad que millones de familias trabajadoras de nuestro país iban a empezar a ver el horizonte con un poco de esperanza y, a lo mejor, así y solo así, podríamos evitar que los reaccionarios lleguen al poder más pronto que tarde.

 

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