- ESTÁN JUGANDO CON FUEGO
Mientras los medios
sistémicos hablan de un posible pacto de Estado entre el PSOE y el PP dada la
similitud entre sus medidas de vivienda, el problema se agrava y el estallido social
se acerca
DIARIO RED
Pedro
Sánchez y Alberto Núñez Feijóo
En 2024, el precio de compraventa de la vivienda ha subido en España el triple que la inflación; el precio del alquiler, el cuádruple. Mientras que la inflación general acumulada desde 2015 supone aproximadamente un 20% y la subida acumulada de los salarios desde el mismo año un 17%, el precio de compra de la vivienda ha aumentado en el mismo periodo un 47% y el precio del alquiler un 58%. En los últimos 20 años, hemos pasado de un escenario en el que más del 50% de los menores de 30 años tenían una vivienda en propiedad a un 29% en 2023. Al mismo tiempo, las personas que viven de alquiler en ese tramo de edad han pasado del 35% a más del 55%. Para personas mayores de 30 años las cifras son un poco mejores pero la caída es igualmente vertiginosa.
Que el acceso a la vivienda supone el principal problema económico de las familias en nuestro país no es opinión sino dato, y para millones de ellas estamos hablando de un problema gravísimo que les impide desarrollar una vida digna y llegar a fin de mes en condiciones. Esto lo saben no solamente los gurús de demoscopia y de argumentario de los grandes partidos sino también cualquiera que tenga ojos en la cara. Por ello, no es de extrañar que tanto el PP como el PSOE hayan dejado estos días momentáneamente aparcados sus temas clásicos de batalla cultural —Venezuela, Franco, Begoña, Franco, mutación constitucional por la puerta de atrás, Franco— y hayan dedicado un importante esfuerzo a mostrar que se preocupan por el tema de la vivienda. Primero, Feijóo, desde un retiro con sus 'barones' en Asturias este fin de semana y, después, Sánchez, rodeado de todos los ministros del PSOE este lunes en Madrid, han querido trasladar a la ciudadanía que tienen un montón de ideas para atajar la cuestión. Sin embargo y después de analizar con cuidado lo que unos y otros han puesto en circulación, hay motivos para estar todavía más preocupados que antes.
Prácticamente no hay diferencias de
enfoque entre lo que dice el PP que habría que hacer y lo que anuncia Sánchez
que va a hacer
En primer lugar, porque prácticamente no
hay diferencias de enfoque entre lo que dice el PP que habría que hacer y lo
que anuncia Sánchez que va a hacer. Aunque ambos partidos hayan ejecutado el
tradicional baile de apareamiento del bipartidismo, diciéndose de todo e intentando
hacernos creer que representan dos opciones muy diferentes, aunque el PP acuse
al PSOE de intervencionismo bolivariano y el PSOE acuse al PP de querer volver
a los tiempos de la burbuja y el pelotazo, lo cierto es que sus propuestas son
muy similares. Así lo ha dejado por escrito el
vicedirector de La Vanguardia y el periodista Javier
Ruiz ha llegado a hablar de la
posibilidad de un pacto de Estado entre el PP y el
PSOE en materia de vivienda en la Cadena SER. Los dos han propuesto rebajas
fiscales a los rentistas, los dos quieren flexibilizar las normas que regulan el
suelo para que sea más fácil construir, los dos hablan abiertamente de la
colaboración público-privada para construir nuevas viviendas —es decir, dar
dinero público a las constructoras privadas para que lo hagan— y ninguno de los
dos ha planteado ni regular los precios de los alquileres, ni expropiar el uso
de viviendas vacías en manos de grandes tenedores, ni prohibir la compra de
viviendas que no van a ser utilizadas como morada, ni ninguna otra intervención
significativa del mercado. Es cierto que el PSOE ha anunciado algunas medidas
en este ámbito, pero son enormemente limitadas. Respecto de los pisos
turísticos, solamente hablan de aumentarles la tributación; lo mismo para la
compra de viviendas por parte de extranjeros no residentes (y solamente si son
de fuera de la Unión Europea); en cuanto a la movilización de vivienda pública,
apenas hablan de un total de 16.300 viviendas que ya están en manos del Estado
(una cantidad homeopática que no puede tener ninguna influencia real en un
mercado muchísimo más grande).
Ambos partidos defienden el mantra falso
y neoliberal de que el problema de la vivienda en España es un problema
"de oferta"
Esta coincidencia en las medidas
proviene de dos elementos fundamentales. El primero, el hecho estructural de
que ambos partidos defienden los intereses de los grandes rentistas y
los especuladores. No es casualidad que Joan Clos, quien fuera alcalde de
Barcelona y ministro de Industria, Comercio y Turismo por el PSOE, sea desde
2020 el presidente de la Asociación de Propietarios de Vivienda en Alquiler
(Asval), impulsada por las grandes inmobiliarias españolas. No es casualidad
tampoco que Sánchez haya decidido nombrar ministra de Vivienda a una rentista y
no le parezca estar incurriendo así en ninguna contradicción. Esta coincidencia
estructural entre los intereses económicos que defiende el PP y también el PSOE
conduce obviamente a la coincidencia argumental a la hora de intentar hacer
pasar sus medidas por las gargantas de la clase trabajadora. Así, ambos
defienden el mantra falso y neoliberal de que el problema de la vivienda en
España es un problema "de oferta" que solamente se puede solucionar
si, primero, se construyen 600.000 viviendas nuevas como dice el Banco de
España y, segundo, los multipropietarios deciden libre y voluntariamente poner
sus viviendas en el mercado del alquiler a precios razonables. Esto es lo único
que se puede hacer, no hay alternativa, no hay otra posibilidad, todo lo demás
no funciona, todo lo demás es imposible y esto es lo que hay. Por eso hay que
pedir a las constructoras que acepten recibir miles de millones de euros para
hacer nuevas casas y por eso hay que bajarle los impuestos a los rentistas y
expulsar de sus casas a las familias vulnerables; para que estén contentos, se
sientan seguros y accedan a brindar sus sagradas propiedades al interés general
a cambio de un suculento pero merecido pago mensual.
El problema de todo esto, el problema de
la coincidencia en los argumentos y también en la operativa por parte del PSOE
y del PP no solamente es que resulta insultante escucharles decir estas cosas;
el problema es que, además, estamos ante un análisis completamente
erróneo y que, por lo tanto, conduce al fracaso. En España no hay un
problema "de oferta"; en España hay un problema de especulación. En
nuestro país, hay más de 3,8 millones de viviendas vacías y más de 1 millón de
ellas están en las grandes ciudades. En los últimos dos años, el 56% de
las viviendas objeto de compraventa se adquieren sin hipoteca; es decir, a
tocateja. Casi la mitad de las viviendas inscritas en el registro de la
propiedad en ese mismo periodo están en manos de empresas que tienen un mínimo
de 8 inmuebles. En España, los buitres y los grandes tenedores se están
quedando con las casas para vivir sin trabajar y sin llevar a cabo ningún tipo
de innovación a base de extraer cantidades obscenas de dinero de las personas
trabajadoras. Si se les sigue alimentando en vez de restringir su acción
depredadora, el problema de la vivienda no solo no se va a solucionar sino que
se va a agravar y cada vez vamos a estar más cerca de
un estallido social.
Si el PSOE no quiere empujar así a
millones de jóvenes —y no tan jóvenes— hacia la extrema derecha al tiempo que
ensancha una fractura económica y social de desigualdad que ya está partiendo
el país por la mitad, tiene que dejar de comprar la misma mercancía neoliberal
que distribuye el PP y tiene que apostar por medidas eficaces de intervención
real. Por ejemplo, puede empezar por aceptar la bajada del 40% del precio de
los alquileres por ley y la prohibición total de la compra de viviendas que no
se vayan a utilizar como morada que está proponiendo Podemos. Esto, además, le
permitiría contar con los cuatro votos morados para los presupuestos, matando
dos pájaros de un tiro. Es verdad que la prensa sistémica iba a dejar de
hablar, entonces, de la posibilidad de un pacto de Estado, pero también es
verdad que millones de familias trabajadoras de nuestro país iban a empezar a
ver el horizonte con un poco de esperanza y, a lo mejor, así y solo así,
podríamos evitar que los reaccionarios lleguen al poder más pronto que tarde.
No hay comentarios:
Publicar un comentario