RESIGNACIÓN
JOSU AIZPURUA
La maniobra del
Franquismo, cortando de cuajo el nuevo rumbo del Estado en 1936, republicano e
igualitario, puso en cunetas o exilio a toda aquella ciudadanía que se lanzaba
a la Democracia europeísta como marco de referencia. Los amos volvieron.
La represión salvaje duró 40 años en los que ya en los 60, pequeños grupos de obreros y estudiantes de inspiración comunista e independentista comenzaron con acciones que preocuparon al Movimiento Nacional que en los estertores de Franco veía con desconfianza a su rey heredero; Don Juanito.
Ya los 70 mostraron
la imposibilidad del franquismo sin Franco, y La Casta cambió de rumbo
inventando “la Reforma” para oponerla a “la Ruptura” que era la posición
política de los que habían luchado duramente contra el franquismo.
Años de palo y
zanahoria, en los que “alguien” ofertaba para la oposición precios por la
adhesión a la Reforma. Poderoso caballero se impuso al fin, y la Constitución78
fue la salida de aquel fascismo vergonzante que quedó sin castigo ni
responsabilidad. Salvo Blas Piñar que mantuvo sus ideas, los demás fascistas se
adaptaron a la UCD y otros partidos, y de la noche a la mañana pasamos de
fascistas a demócratas. Evidentemente esto no podía salir bien.
Y no salió: hoy nos
encontramos encallados con un Regimen78 que no hace sitio a los que no comulgan
con el espíritu de la derecha, patriotera y neofascista, que ya se manifiesta
claramente en contra de aquella Constitución78, en la que nunca creyeron.
Un sano proceso,
debiera haber sido la interacción entre sectores poseedores y desposeídos en
estos 40 años de intento de implantar la Democracia, con continuos hitos
constitucionales con significación profunda, sucesivamente negociados. Se
enrocaron los de siempre y nada se pudo hacer. Los demócratas del franquismo,
que fueron los que les obligaron al cambio, fuimos demasiado resignados a lo
que venía. Y ahora llega.
El Defensor del
Pueblo o alguna institución similar debiera ya haber intervenido ante la
debacle democrática que el PP y La Casta han propiciado en el Regimen78,
devaluado, parcial, anti el Espíritu de la Transición.
Los constantes
ataques, sin defensores, del Título VIII constitucional78, reflejan la necedad
de sus autores que no entienden que ese bodrio fue una concesión irremediable
del franquismo ante unas nacionalidades en pie de guerra. Eran el comienzo de
un camino que vendían como federal y plurinacional en cuanto se apaciguaran los
sables.
No se trabajó en
reformas constitucionales, en mejoras democráticas, en avances a la república,
en negociaciones y pactos de altura, y hoy estamos en un Estado Fallido:
arruinado moral y económicamente. ¡Viva el vino!, que dijo el de la Gran
Nación.
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