POR LA LIBERTAD DE JULIAN ASSANGE: HIPÓCRITAS… SÓIS COMO SEPULCROS
BLANQUEADOS
POR LUIS CASADO
Qué culpa tengo yo si cuando niño me enviaron al catecismo, la mejor escuela de hipocresía que puedas encontrar en el mundo. De ahí en adelante pude discernir entre la sinceridad y la tartufería.
Para colmo de males me dio por leer la Biblia, cosa que en esa época no era ni recomendada ni recomendable: había que conformarse con la interpretación que cada cura ofrecía del mensaje bíblico. Años más tarde le escuché al gran historiador cristiano Henri Guillemin una frase para el bronce: “Para comprender el sacrificio y la palabra de Jesús, hay que quitarles de encima las toneladas de basura que la Iglesia les echó encima durante dos mil años…” Un buen comienzo.
Estas palabras de
Jesús resuenan todavía en mi enredo neuronal, y constituyen una advertencia
asimilable a las sirenas y las alarmas luminosas que equipan los vehículos de
los bomberos:
¡Ay de vosotros,
escribas y fariseos, hipócritas!, porque sois semejantes a sepulcros
blanqueados, que por fuera lucen hermosos, pero por dentro están llenos de
huesos de muertos y de toda inmundicia. (Mateo 23:27)
Hace cosa de un par
de semanas, el ectoplasma que funge de Secretario de Estado de Joe Biden se
rajó con un violento ataque a tres países latinoamericanos, Cuba, Venezuela y
Nicaragua. La prensa lo anunció así:
El secretario de
Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, acusó este martes (07.06.2022) a los
gobiernos de Cuba, Nicaragua y Venezuela de criminalizar el periodismo, y
aseguró que su país invierte para proteger la libertad de prensa en el
continente.
En el marco de la
mal llamada Cumbre de las Américas en Los Ángeles (California) Blinken tuvo el
descaro de agregar lo que sigue:
“En Cuba, Nicaragua
y Venezuela, el simple hecho de hacer periodismo independiente es un crimen.”
¿En serio?
Blinken no se dio
el trabajo de precisar que, en el caso de Cuba, el imperio lleva más de 60 años
intentando torcerle la nariz a la voluntad del Estado cubano por todos los
medios, incluyendo el terrorismo, el asesinato, el bloqueo económico más atroz
y más prolongado del que se tenga noticia en la Historia, el chantaje, las
presiones políticas y militares, amén del espionaje y la compra a cualquier
precio de quienes se ofrecen para traicionar a su propia patria.
Peor aun, Blinken
no dijo una palabra sobre la persecusión a los periodistas y/o whistleblowers
(lanzadores de alerta) que denunciaron los crímenes de guerra cometidos por los
EEUU en Iraq, en Afganistán, y en todos los países invadidos, bombardeados y
destruidos –directamente o por secuaces interpuestos– en los últimos años:
Yugoslavia, Libia, Siria, Yemen, Malí, Somalía, Serbia… Entre otros crímenes,
las torturas y asesinatos en Abou Ghraib…
Por haber osado
exponer estos crímenes Edward Snowden no puede regresar a su propio país, los
EEUU, porque terminaría en la cárcel. Solo Rusia osó ofrecerle asilo político a
Snowden: ningún país ‘democrático’ de la órbita del Protectorado yanqui quiso
exponerse a la furia del imperio.
El caso de Julian
Assange es aun más dramático y constituye por sí mismo el peor atentado contra
los Derechos Humanos y la libertad de expresión del siglo XXI. Los EEUU han
presionado al mundo entero para castigar la osadía de quien no hizo sino
exponer ante la opinión pública mundial la hipocresía del imperio.
Los EEUU pretenden
invertir (sic) ‘para proteger la libertad de prensa en el continente’ (¿solo en
el continente americano?) y al mismo tiempo llevan adelante una despiadada caza
de brujas ante la cual los crímenes de Joseph McCarthy palidecen: en los años
de la guerra fría el senador de Wisconsin, debidamente respaldado por el
aparato policial yanqui, persiguió a la intelectualidad estadounidense sin
dudar en enviar a prisión o empujar al suicidio a numerosos inocentes.
Entre ellos al
extraordinario guionista Dalton Trumbo o el director de cine Edward Dmytryk. En
esa circunstancia defendieron la libertad figuras famosas, como Humphrey
Bogart, Lauren Bacall, Gregory Peck, Katharine Hepburn, Kirk Douglas, Burt
Lancaster, Gene Kelly, John Huston, Orson Welles, Thomas Mann y Frank Sinatra o
periodistas como Edward R. Murrow.
En estos días
Julian Assange fue traicionado por un enano político ecuatoriano, Lenín Moreno,
que lo entregó con las manos atadas a la policía británica. Ningún país de la
Unión Europea osó decir una palabra al respecto. Luego, el Reino Unido decide
extraditar Julian Assange a los EEUU como prueba de su sumisión al imperio, en
una acción vergonzosa e infame. ¿Quién defiende la libertad de prensa?
Quienquiera utiliza
un derecho consagrado por las Naciones Unidas, la libertad de informar, corre
el peligro de transformarse en un paria: EEUU y su Protectorado europeo, –el
11% de la población del planeta–, imponen sus mentiras, sus intereses y la
dictadura del gran capital, llamándolos “libertad”.
¡Ahora toca
denunciar esta hipocresía y luchar por la libertad de Julian Assange!
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