PISOS EN LA PLAYA, PAVOS REALES Y MASTURBACIÓN
DE VOX EN PLENO
MERCADILLO
¿Qué
es la política, sino el arte de que, siendo cada uno hijo de su madre y de su
padre, podamos cruzarnos en la cola del supermercado sin matarnos?
GERARDO TECÉ
Un pavo real se cuela en el acto de Por Andalucía en Dos Hermanas.
Dicen los audímetros que un millón de andaluces sintonizaron en algún momento el decisivo debate del pasado lunes en Canal Sur. Un éxito, celebra la cadena, y se felicitan por ello los candidatos, adictos a considerar éxito lo que haga falta. Sin embargo, buscando las cifras del debate de hace cuatro años, uno, que ha venido a este oficio a aguar todas las fiestas aguables, llega a la preocupante conclusión de que estas elecciones despiertan menos interés aún que aquellas en las que nada estaba en juego, salvo saber por cuántos escaños arrasaría Susana Díaz. 1.276.000 andaluces vieron el debate entonces. Si la audiencia de Canal Sur es un buen indicador y la participación en aquellas elecciones fue baja, prepárense para leer después del 19J análisis que hablen de cansancio democrático. Para que se hagan una idea, el cansancio democrático es aún más preocupante que Macarena Olona con acceso al BOJA.
Para evitar que esto pase, para
evitar una desmovilización que pueda derivar en gran abstención y, a su vez, en
derrota estrepitosa del socialismo andaluz, el candidato Juan Espadas ha
decidido darle un impulso a la campaña electoral trayendo a Andalucía a la que
probablemente sea la figura más ilusionante de la izquierda patria: Nadia
Calviño. En defensa de la estrategia socialista, es importante recalcar que,
durante el mitin celebrado en Málaga, en ningún momento pidió la ministra de
Economía el voto para el PP o Ciudadanos, cosa que, por un lado, le honra como
compañera y, por otro, la define como una profesional de la política como la
copa de un pino. Me has impresionado, la felicitó Pedro Sánchez en su vuelta a
Madrid.
En el PP andan mosqueados. Y
tienen motivos. Saben que hace cuatro años el escenario final no se pareció en
nada al que pronosticaban las encuestas. Es decir, saben que las encuestas no
sirven para generar victorias si las victorias proyectadas no se convierten en
reales en la urna. Y, en plena ola de calor, andan echando cuentas, no vaya a ser
que dentro de la población electoral “personas propietarias de piso en la playa
que al final no nos quitó Podemos a pesar de llegar al Gobierno de España” haya
bastantes de los suyos. Feijóo, que como la ilusionante Calviño anda por el sur
acompañando a Moreno Bonilla, ha contribuido a explotar la burbuja del
aplastante triunfo morenista pidiéndole al PSOE que se abstenga si es cierto
que no quiere ver a Vox dentro del gobierno andaluz. Que es como si un adicto a
la cocaína le pide a la Xunta de Galicia que la regale si no quiere que Marcial
Dorado la venda.
En un acto en Dos Hermanas hubo
foto de familia de los seis partidos que componen la coalición Por Andalucía
Yolanda Díaz y Alberto Garzón
también se han pasado por Andalucía en ese tramo final de campaña que hay que
rellenar entre el debate y la votación. En un acto en Dos Hermanas, tierra que
vio renacer al Pedro Sánchez que recorría España con su coche, hubo foto de
familia de los seis partidos que componen la coalición Por Andalucía. Con
anécdota. En medio del mitin se subió al escenario un pavo real que pasaba por
allí. O pavo republicano, según quiera verse, bromeaba un asistente consciente
de que el optimismo es de lo poco que aún es gratis a pesar de la inflación del
pesimismo reinante entre la izquierda.
Macarena Olona, dimitida de
declaraciones públicas tras pinchar de nuevo en el segundo debate, ha centrado
lo que queda de campaña en hacer lo que sabe, que no es precisamente hablar de
Andalucía, sino mentir sin ningún tipo de pudor. Mientras paseaba por un
mercadillo, un espontáneo la abordó asegurándole –ay, Macarena– ser militante
del PP de toda la vida y rompiendo ante ella su carnet, porque había decidido
pasarse a Vox. Ella, estupefacta, sólo supo responder fundiéndose con el
espontáneo y español en un abrazo grabado y difundido por el partido verde moco
–un saludo a Nieves Concostrina–. Horas después supimos que el tipo era
militante de Vox desde 2019 y que todo aquello, como la propia candidatura de
Olona, era una pantomima. O, dicho en términos de debate en Canal Sur, una
masturbación. Los votantes de ultraderecha, cabreados por el engaño, han
manifestado en redes sociales su absoluta indignación y… es broma. Mensajes de
ánimo a Macarena y esperanza de que la próxima saldrá mejor, es cuestión de ir
perfeccionando la indecencia.
En mitad de esta era de la
política basura, una escena humana reconforta. Juan Marín (Ciudadanos), con
callos en las manos de hacer torrijas y repartirlas por la calle tras su sonado
éxito titulado “Señora Olona, ¿usted sabe hacer Torrijas?”, decidió descansar
un rato en la cocina y acercarse a los micrófonos de una emisora nacional donde
no se cortó a la hora de expresar su admiración hacia Teresa Rodríguez –es una
luchadora que cree en lo que hace– y confesar su buena amistad con Kichi,
alcalde de Cádiz. En medio de tanta impostura y política canalla nunca sobra
resaltar estas cosas. Porque, ¿qué es la política, sino el arte de que, siendo
cada uno hijo de su madre y su padre, podamos cruzarnos en la cola del supermercado
sin matarnos? Como lo llamaría Olona, que viva la dictadura progre del poder
llevarse bien con el diferente
No hay comentarios:
Publicar un comentario