A contracorriente
LA SINGULARIDAD DE ESPAÑA
Enrique
Arias Vega
Un amigo Italiano residente en
nuestro país, no comprende la relevancia que se les da a las lenguas regionales
sobre las de comunicación global. “Y no lo digo sólo por la preterición administrativa
del español en muchas partes —comenta— sino por la mayor importancia que habría
que darle al inglés”. Y remacha: “Si en Italia hiciésemos lo mismo, ya que
tenemos tantas lenguas propias como regiones existentes, acabaríamos por no
entendernos entre nosotros”.
Le explico, al hilo de su
razonamiento, que cuando tuve responsabilidades profesionales en Asturias el
periódico en el que trabaja no recibía ninguna subvención por las docenas de
páginas diarias que escribía en castellano y que todo el mundo entendía, pero
sí, en cambio, por la doble plana semanal que publicaba en bable, habla
ancestral autóctona apenas conocida por los paisanos.
Otro ejemplo de esas contradicciones,
también próximo, pues la mitad de mi familia habla euskera: cuando estaba en
Estados Unidos entrevisté a un chico alavés, estrella emergente entonces del
baloncesto universitario, que se había formado en una ikastola del País Vasco.
“Hablarás euskera”, di por hecho. “Lo hablaba —me respondió —, aunque lo tengo
prácticamente olvidado porque ya no lo uso para nada”.
Pues bien, la singularidad de nuestro
país, que no entienden desde un alemán a un americano, o desde un sueco a un hondureño,
no consiste solamente en eso, sino en que los partidos regionalistas —y hasta
secesionistas— sean las bisagras de un bipartidismo imperfecto y condicionen la
política general del país.
Sorprendentemente para ellos, ven que
resulta más fácil que conservadores y progresistas españoles lleguen a acuerdos
con los que representan a una parte —a veces, antagónica— de España que entre
los grandes partidos que deberían tener intereses comunes. La actual prédica de
exclusiones, "cordones sanitarios”, insultos ideológicos y hasta
personales no sólo evidencia la singularidad de nuestro país sino que dificulta
y agrava el entendimiento de todos.
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