CON LAS MANOS SUCIAS
LUCIANO G. EGIDO
Euforia y
pesadilla. Si algo ha quedado manifiestamente claro en las elecciones del 26 de
mayo es la aceptación masiva de las propuestas y las intenciones del PSOE, de
Pedro Sánchez, que ha seguido ganando votos, como ya hizo en las generales del
28 de abril, en casi todas las provincias del mapa político español. Y, por el
otro lado, el freno a la ascensión de la violencia de Vox. Con estos
presupuestos, los cambalaches de los pactos postelectorales van a tergiversar
estos resultados y permitir al PP, castigado drástica y claramente, gobernar en
algunas circunscripciones en las que ha recibido un menor apoyo electoral que
el PSOE, como en Madrid, con la ayuda de otros partidos de su onda, como Vox,
que no tienen pudor en reconocer que quieren convertir el país, en declaraciones de su secretario general en
un país de pistoleros. Con el agravante de la Medalla al Mérito Civil para los
asesinos, además de la referencia histórica a la batalla de las Navas de
Tolosa, de 1212, como punto de partida, expresada también por el mismo
dirigente, y el ataque al movimiento feminista, porque “las feministas son
feas”, en palabras de su cabeza de lista al Parlamento Europeo.
Con este bagaje,
racionalmente impresentable, el PP se dispone a llegar al poder donde pueda,
porque, y esa es otra, según confesión pública de su presidente, Pablo Casado,
comparte con Vox muchos puntos de su programa y está dispuesto a concederle
varios ministerios de su futuro gobierno nacional. Al parecer el PP, como hizo
en Andalucía, no tiene ningún escrúpulo en aceptar esta vergonzosa ayuda,
aunque sea con las manos sucias, por no decir hasta el codo. Y, lo que es peor,
tampoco a Ciudadanos –que hace tiempo perdió la inocencia, si es que alguna vez
la tuvo– le importa el colaboracionismo, y parece feliz de arrimar el hombro
ante tamaño desaguisado, cuando está en sus manos poder evitarlo, si tuviera
conciencia democrática. Como dice el refranero popular castellano “Dios los
cría y ellos se juntan”, y “ande yo caliente y ríase la gente”, y “más vale
pájaro en mano que ciento volando”, y “mejor un dame que dos te daré”. Que Dios nos coja confesados.
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