MEJOR CALLADITOS
PACO
CANO
Decía el Marqués de
Bradomín que el silencio es el arca santa del placer. El signo de los tiempos
ha ampliado el sentido y ahora también es el arca santa de la cobardía. O de la
ignorancia.
Diecinueve días,
con sus quinientas noches, ha tardado la selección masculina de fútbol en
pronunciarse sobre el beso –y el tocamiento de huevos, no olvidemos– que ha
hecho temblar las estructuras –machistas y tóxicas– de la Federación Española
de Fútbol.
El comunicado, como casi todo lo que llega tarde, llega debilitado. Se entiende que no ha debido ser fácil consensuar un texto que recoja la sensibilidad de los 22 convocados, quienes –perdonen la presunción– no aparentan estar muy acostumbrados a escribir un pensamiento que supere los 280 caracteres.
Se entiende que
debe ser difícil aunar lo que piensan al respecto Asensio, Gavi, Nico Williams
o el capitán Morata (cuya habilidad lectora quedó en entredicho). Debe ser
difícil, o no, ya que cuando no propones una existencia auténtica –como es el
caso de Borja Iglesias, Aitor Ruibal, Bellerín o Isco (¡dios, son todos
béticos!, ¿cómo es esto posible con un entrenador pinochetista?)–, cuando no
propones un pensamiento autónomo, es fácil ser pensado. Que otros piensen por
nosotros.
Carvajal, por
ejemplo, se ampara en que no le bastan las imágenes para apoyar a Jennifer
Hermoso
Dani Carvajal, por
ejemplo, se aferra a la equidistancia y se ampara en que no le bastan las
imágenes para apoyar a Jennifer Hermoso y más que víctima la ve como una
sospechosa que aún no ha denunciado. Bueno, ya lo ha hecho. Dani, chavalote,
decía Desmond Tutú que cuando eres neutral ante las injusticias, las torturas y
los abusos has elegido el lado del opresor.
Imaginemos cómo se
ha debido de pensar el comunicado:
– Oye, no paran de
decir que tenemos que salir y posicionarnos sobre todo este jaleo, ¿qué
hacemos?
– Mejor nos
callamos, ¿no?
– Algo hay que
decir.
– Pues entonces lo
que todos están diciendo, ¿no?
– Que estamos con
las chicas, que esto está empañando el éxito deportivo, que Rubiales no ha
estado muy acertado y que condenamos el machismo.
– ¿El qué?
– El machismo, ¿no?
– Por mí, vale.
La tragedia que
subyace en el comunicado no es la falta de valentía –allá cada uno con sus
cobardías, que todos tenemos muchas– ni la falta de pensamiento crítico, ni que
no tengan muy claro qué es lo que están condenando, ni que acepten veladamente
la masculinidad perversa que existe en el fútbol y que los condena a extender
comportamientos propios de patios de colegio, con sus matones incluidos. La
tragedia de la actitud de la selección masculina de fútbol es que todo esto se
dé mezclado con su juventud. Si un colectivo cuya edad media ronda los 24 años
no es capaz de entender que hubo abuso de poder, que hubo gestos neardentales,
que Rubiales debe dimitir, que lo que está consiguiendo la selección femenina
es más importante que un Mundial y que todo el fútbol entero, que Luis de la
Fuente también debe dimitir, que los andamios de la Federación están podridos de
machismo y ponerlo todo por escrito, es que el camino hacia la igualdad y el
cambio de valores es mucho más largo del imaginado. Mucho más aún, teniendo en
cuenta que este grupo de triunfadores deportivos sirve de modelo para miles y
miles de niños. Por suerte, las niñas tienen ahora otros espejos más limpios en
los que mirarse.
En su comunicado,
los jugadores escribieron: “El fútbol español debe ser motor de respeto,
inspiración, igualdad y diversidad” y “debe dar un ejemplo en sus conductas
tanto dentro como fuera del campo”. Si estas no fueran frases hechas y si
realmente las entendieran, las creyeran y quisieran, efectivamente, dar ejemplo
ninguno habría acudido a la convocatoria y a Dani Carvajal ni siquiera lo
hubieran llamado.
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