FELIPITO Y ALFONSÓN: LOS MORANCOS
DE TRIANA
DAVID
TORRES
El expresidente del Gobierno, Felipe González (i), y el
exvicepresidente del Gobierno, Alfonso Guerra (d), durante la presentación de
su nueva obra 'La rosa y las espinas', en el Ateneo de Madrid, a 20 de
septiembre de 20213, en Madrid (España). Jesús Hellín / Europa Press
Felipe González y Alfonso Guerra fueron el otro día a presentar el libro del segundo en el Ateneo de Madrid, un escenario decimonónico acorde con la caspa de ambos personajes. Hacía ocho años que no se los veía juntos, pero la química entre los dos sigue funcionando a toda máquina, evocando a otras grandes parejas cómicas del pasado: el Gordo y el Flaco, Abbot y Costello, el Dúo Sacapuntas o los Morancos de Triana. A quienes más se parecen, sin duda, es a estos últimos, por el acento y por la profundidad psicológica, aunque en justicia hay que señalar que los Morancos tienen más gracia.
González y Guerra
(G & G sería un apodo artístico cojonudo) están a un paso de desembocar en
una audaz inversión de aquellos dos heterónimos de Faemino y Cansado, Arroyito
y Pozuelón, un par de merluzos cansinos que contaban chistes interminables e
inexplicables, una copa de coñac en la mano, un cigarrillo en la otra. No era
difícil identificar el humor inteligente de Faemino y Cansado debajo de tantas
perogrulladas y trivialidades, pero es más sencillo comprender que detrás de las
palabras rimbombantes y los grandes retruécanos de G & G no hay más que
gilipolleces.
Guerra es el
intelectual del dúo -lo que da una idea de lo devaluado que está el concepto en
España- y para demostrarlo ahí está el título del libro, un título la hostia de
original que juega con las implicaciones del logo del PSOE: La rosa y las
espinas. Fijo que cuando se le ocurrió esta genialidad estaba escuchando a
Mahler. Por abajo aparece el puño del socialismo y, encima del puño, la rosa de
la libertad, aunque con Felipito y Alfonsón combinarían mucho mejor una mano
haciendo una peineta y en vez de una rosa, un capullo. Las espinas, claro está,
se refieren a esos socialistas de nueva generación, representados por Sánchez y
sus secuaces, que pactan con independentistas y comunistas en lugar de pactar
con fachas y franquistas de toda la vida.
Parece mentira, sí,
pero este era el mensaje que lanzaron al público los líderes históricos del
socialismo español: una alianza estratégica entre el PP y el PSOE, los dos grandes
partidos constitucionalistas, las dos grandes ollas podridas de la corrupción y
la podredumbre política en España. La raya roja que de ningún modo pueden
permitir ambos próceres es la amnistía a los cerebros del procés, ya que todo
el mundo sabe que la amnistía en España está reservada a torturadores
franquistas, a los defraudadores fiscales, a José Barrionuevo y a otros
criminales más o menos exóticos. Por cierto que, para arroparlos en su vuelta a
los ruedos, no podía faltar el propio Barrionuevo, además de Corcuera, Nicolás
Redondo, García-Page, Tomás Gómez, Juan Carlos Rodríguez Ibarra y otros
socialistas de fogueo. De propina, Adolfo Suárez Illana, nada menos. Vamos, que
podían haber ido Abascal y Ortega-Smith a presentar también el libro y luego
tomarse unos vinos todos juntos y cantar canciones patrióticas con el brazo en
alto.
Felipito y Alfonsón
hablaban a coro, quitándose los chascarrillos de la boca, y si cerrabas los
ojos, te parecía estar oyendo a Jose Mari y a Mariano con acento andaluz:
cuatro cómicos en estéreo por el precio de uno. El nuevo libro de Alfonsón debe
de ser apasionante: seguro que Felipito lo ha subrayado con cal viva. A no ser
por las risas, no se entiende que el PSOE no los expulse de una puta vez de una
patada en el culo. Eso sí, los dos se cuidaron muy mucho de subrayar que ellos
son socialistas de los buenos, de los fetén, igual que Pinochet diez minutos
antes del golpe de estado.
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