A VER SI SE VA A LIAR
Después de
todo lo que hemos visto acontecer en Catalunya, dar por hecha una mayoría
apelando a la racionalidad de los actores y a la fe en el mandato de los
votantes, se antoja un deporte de alto riesgo
ANTÓN
LOSADA
Pedro Sánchez, durante la sesión
de investidura del 29 de septiembre. / Congreso de los Diputados (YouTube)
La coartada Feijóo ya no da más de sí. Ya no puede seguir constituyendo la excusa para evitar hablar del elefante en la habitación y de la manada que anda suelta por el resto de la casa. Superada su reválida como líder de la oposición, entre el entusiasmo de su crítica y su público, el circo de tres pistas de la investidura y todos sus focos quedan en manos de su dueño y señor: Pedro Sánchez. No hay puente que pueda evitar ese charco.
Tras entretenernos casi un mes con las arriesgadas aventuras del líder popular y su fiel compañero Borja Semper para tratar de meter en la misma ecuación a la ultraderecha, a los nacionalistas vascos y a lo que quede –si es que queda algo– de Convergencia, llega el turno de las no menos arriesgadas aventuras del presidente en funciones y Yolanda Díaz para tratar de cuadrar en la misma coalición a Podemos, los comunistas, los nacionalistas de centro derecha, los independentistas de derechas y de izquierdas, los nacionalistas gallegos, Bildu y –ya metidos en gastos y más que nada por joder– puede que hasta Coalición Canaria.
Que la emoción va a
ser diaria hasta el día que toque votar esa investidura es la única certeza que
tenemos en este momento. Aún no le habían dado el segundo no a Feijóo y ya
estaban los independentistas reclamando el referéndum que saben que no les van
a dar, porque no hay investidura que lo valga, y los socialistas avisando que
así no y que, si tal, elecciones, que Feijóo ya está amortizado. Durante las
próximas semanas deberán acercarse a la información política con una enorme paz
de espíritu, paciencia franciscana y esa curiosidad algo turbia que le lleva a
sentarse a ver las reposiciones de El Hombre y la Tierra o el National
Geographic para visionar a los innumerables ritos de cortejo y apareamiento que
nos ofrecen la naturaleza y sus especies y en los cuales, en algún momento,
conviene meter algo de ruido y sacar las zarpas para que no te levanten la pareja.
A los socialistas
se les ve tan seguros de que la investidura está hecha que empiezan a recordar
demasiado a los populares en las vísperas del 23J, tan ciertos y tan confiados
en el tsunami azul que traía la victoria lista para servir. Ya sabemos cómo
acabó aquello. Harían bien en tenerlo presente.
Feijóo acaba de
decir a su partido que ha venido para quedarse y le han respondido con un
sonoro “estamos contigo”
Pedro Sánchez había
cometido dos grandes errores –no lo digo yo, lo sostienen los suyos– antes de
la derrota del 28M. El primero fue una política de comunicación que dedicaba
poco tiempo y poco esfuerzo a explicar lo que estaba haciendo su gobierno,
porque daban por hecho que era tan bueno que se explicaba solo. El segundo fue
infravalorar a Feijóo dibujando una parodia en vez de entender al personaje.
Algunos indicios hay de que podría estar tropezando otra vez en las mismas
piedras.
Si los socialistas
creen que Feijóo va a estar demasiado ocupado intentando evitar que le maten
los suyos y no podrá emplearse a fondo para desgastar al gobierno que salga con
una oposición que amortice todas y cada una de sus contradicciones, se
equivocan. Feijóo acaba de decir a su partido que ha venido para quedarse y el
partido le ha respondido con un sonoro “estamos contigo”. Si algo ha demostrado
el candidato popular durante el debate de su investidura fallida es que sabe
dar donde duele y que cuando encuentra el punto débil, no lo suelta.
De la saturación
con un Pedro Sánchez presente hasta en las reuniones de tu comunidad de vecinos
para explicarte todo lo que no hubieras entendido bien, hemos vuelto al
silencio calculado y a la distancia presidencial. Los indultos se explicaban
solos porque había por medio cuatro años de cárcel, la amnistía no, especialmente
a muchos votantes socialistas que ni son vieja guardia, ni tienen cuentas
pendientes que ajustar como Felipe González y Alfonso Guerra.
Si sale finalmente
un acuerdo de investidura va a haber muchas cosas que explicar y no sobran ni
el tiempo ni las oportunidades. Si no sale, aún habrá más cosas por explicar
después de haber cebado la expectativa y la certeza, mientras se acusaba al
líder popular de hacernos perder el tiempo con su investidura fake. Después de
todo lo que hemos visto acontecer en Catalunya durante el procés, dar por hecha
una mayoría de investidura apelando a la racionalidad de unos actores que solo
pueden ganar con el acuerdo, y a la fe en la inevitabilidad del mandato de los
votantes, se antoja un deporte de alto riesgo. Liarla es muy fácil y resulta
tan tentador…
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