Universalizar la resistencia
NOAM
CHOMSKY
Lingüista, filósofo, politólogo y activista estadounidense. Autor de '
Universalizar la resistencia' (Altamarea)
07/09/2023Imagen de archivo del lingüista y político
estadounidense Noam Chomsky durante una conferencia de prensa tras visitar al
expresidente brasileño Lula da Silva, el 20 de septiembre de 2018 en Curitiba,
(Brasil).- AFP
Este
artículo es un capítulo del libro 'Universalizar la resistencia' que la editorial Altamarea acaba
de publicar y que ha sido concebido como testamento activista y político de
Chomsky a las nuevas generaciones de izquierda.
Suren Moodliar: Una pregunta inicial para situarnos. Hace unos años, un amigo se declaró muy optimista sobre el futuro de los movimientos sociales. No tanto, sin embargo, sobre el de la humanidad. ¿Cree usted que ha habido alguna vez un periodo de la historia en el que un número significativo de personas se haya sentido así?
Noam
Chomsky: Bueno, ciertamente ha habido
momentos más terribles que el presente. Mi infancia, por ejemplo, fue un
periodo mucho más sombrío que el actual. Pero en la década de 1930 había
confianza en los movimientos sociales. Estaba la organización del cio (Congress
of Industrial Organizations), había presiones para poder desarrollar las
medidas del New Deal. Se vivía en una esperanza generalizada. De hecho, es
interesante comparar el periodo de entonces con el de hoy. Buena parte de
mi familia era de clase trabajadora, inmigrantes de primera generación. En su
mayoría desempleados..., pero había lugar para la esperanza. En primer lugar,
estaban comprometidos con las cuestiones políticas. Tenían una animada vida
social y cultural, sobre todo en torno a los sindicatos, que eran un centro de
actividad cultural, de organización del tiempo libre, y de otras actividades.
Transmitían la sensación de que «de alguna manera, saldremos de esta».
Por otro lado, si echas un vistazo a la
Europa de aquel tiempo, la sombra realmente tenebrosa del fascismo se expande
por todo el continente y va quién sabe hasta dónde. Y tuvo mucha resonancia en
Estados Unidos. Era algo completamente aterrador. Entonces, te preocupaba
el futuro del mundo y el propio, pues nosotros somos judíos, así que lo que
pasaba allí, por razones obvias, nos preocupaba especialmente. Al mismo tiempo,
teníamos una sensación de optimismo local por las cosas que podríamos hacer
aquí.
Hemos de pensar que hoy día reina una
sorprendente sensación de desesperanza, de que estamos perdidos, de «no podemos
hacer nada». Mucha de esa desesperanza, creo, tiene que ver con el hecho de que
el movimiento sindical y la protesta laboral han sido más o menos sometidos, si
no aplastados, mientras que entonces estaban vivos, eran apasionantes, en
desarrollo, eran la vanguardia de todo lo que sucedía, y el centro de la vida
de la gente. Era importante para la gente trabajadora.
Suren
Moodliar: Así, la destrucción de los sindicatos
de trabajadores, especialmente en la década de 1980, fue algo terrible. Antes
de eso, participaban activamente en las empresas. Pero, una vez acallado el
movimiento obrero, una de las cosas que le oí con frecuencia a usted era casi
una celebración del hecho de que haya tantas formas diferentes de resistencia y
que florezcan a menudo en lugares inesperados. Y, sin embargo, parece que haya
falta de coordinación, que falte un mecanismo para volver a asociar a las
personas y que se centren en luchar por los grandes objetivos comunes. ¿Cómo
compararía, digamos, el momento de las décadas de 1930 y 1940 y la sensación de
esperanza con el periodo actual, en el que no hay un movimiento obrero
poderoso, aunque tenemos otras formas de resistencia...?
Noam
Chomsky: Si analizas un poco la historia
estadounidense y especialmente la década de 1920, el movimiento obrero fue
reprimido con violencia. Había sido un movimiento bastante vivo, vibrante y
activo, pero en realidad casi había sido destruido. El gran historiador del
mundo obrero David Montgomery escribió un libro titulado The Fall of the House
of Labor. Trata de la década de 1920, cuando resucitó de las cenizas tras ser
destruido, lo que creo que podría volver a suceder. A diferentes condiciones
sociales, diferente tipo de movimiento obrero. Aquel fue un activismo que tenía
su centro en las grandes industrias, donde una gran cantidad de obreros
trabajaban juntos. Ahora tenemos un tipo diferente de movimiento obrero. Gente
que trabaja en el sector servicios, trabajadores temporales, un movimiento poco
cohesionado. Pero todavía se puede hacer algo. Es cierto que hoy hay mucho
activismo político; si solo cuenta el número de personas involucradas, es
probable que sea mayor que nunca. Mayor que en la década de 1950, mucho mayor.
Pero está atomizado, es reflejo del hecho de que la sociedad está atomizada.
Las personas trabajan alejadas unas de otras.
Charlie: Ha escrito mucho sobre neoliberalismo. ¿Cómo se
oponen a él los activistas políticos?
Noam
Chomsky: Hay muchas fuerzas anti-activismo.
Volvamos a Estados Unidos. La situación a la hora de organizarse para la lucha,
aquí no es tan mala. Si observa las elecciones de 2016, Clinton obtuvo más
votos, por lo que hay que explicar los motivos de la victoria de Trump, pues
tiene que ver con las especiales características del sistema electoral de
Estados Unidos, que es bastante conservador, según los estándares mundiales.
Entre la gente más joven, Clinton obtuvo una importante mayoría. Más importante
aún, Sanders ganó por abrumadora mayoría. Esa es la parte más joven de la
población. Eche un vistazo a los partidarios de Trump. Muchos de ellos habían
votado por Obama. Fueron seducidos por el lema «Esperanza y cambio».
Descubrieron enseguida que no tenían esperanza y que no hubo cambio. En 2016,
votaron por otra persona que propone la esperanza y el cambio, aunque de otro
tipo (Trump). Quieren un cambio. Tienen razón. Lo que ha sufrido gran parte de
la clase trabajadora, y de la clase media baja, no es hambruna sino estancamiento.
Solo para ilustrar, veamos el detalle más
esclarecedor de lo que se aclamó entonces como un milagro económico antes de
que llegara la gran recesión de 2007. La gente trabajadora, los trabajadores no
cualificados y sin responsabilidades, tenían sueldos reales inferiores,
considerablemente más bajos, a los que tenían en 1979, que fue cuando empezó a
imponerse el modelo de economía neoliberal. El salario mínimo, que había estado
relacionado con la productividad, se estancó. Es decir, pasó a ser más bajo de
lo que debería ser. Si hubiera continuado como lo hizo durante el periodo de
gran crecimiento, probablemente ahora estaría alrededor de veinte dólares a la
hora. Ahora, se considera revolucionario pedir quince. El salario mínimo es una
base que sirve para establecer otros salarios. Es una indicación de lo que gran
parte de la población aprecia como estancamiento o declive.
Mientras tanto, los proyectos
neoliberales, también los globalizadores, han sido diseñados para hacer
que los trabajadores compitan entre sí en todo el mundo mientras protegen a las
élites profesionales. Los médicos filipinos no pueden ejercer en Estados
Unidos. Las élites profesionales están protegidas. Por supuesto, los llamados
acuerdos comerciales son básicamente acuerdos sobre los derechos de los
inversores. No tiene mucho que ver con el comercio, pero tiene mucho que ver
con la protección de las megacorporaciones, como las farmacéuticas. El aumento
de precios debido a los aranceles proteccionistas que rigen los acuerdos comerciales
es una enorme carga económica para el consumidor. Hace que los precios de los
medicamentos sean mucho más altos de lo que deberían ser en una economía de
mercado.
Esto es algo general. No entraré en los
detalles. Forma parte de un sistema definido. No son leyes económicas, son
acuerdos políticos y tomas de decisiones, que han sido bastante perjudiciales
para una gran parte de la población, para la gran mayoría, mejor dicho. También
ha erosionado la fuerza de la democracia, tanto aquí como en Europa; allí, aún
más. Es natural y está justificado que se exija un cambio, lo que da
oportunidades a la izquierda. Muchas de las personas que votaron por Trump
podrían haber votado por Bernie Sanders.
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