LA DERECHA SE ENTREGA A LA ESTRATEGIA
DE LA TENSIÓN
DIARIO
RED
La foto que Feijóo
ha decidido hacerse ayer con Aznar y Rajoy junto a millares de manifestantes
tiene un significado aún más peligroso que el de aquella de Colón en la que las
tres derechas se consagraron en una estrategia político-electoral conjunta
No importa si han sido 30.000, 40.000 o 60.000. La derecha ha enseñado su voluntad de movilizarse contra la investidura de Pedro Sánchez en un contexto inverosímil: a pocas horas de la investidura de Feijóo.
La foto que Feijóo
ha decidido hacerse ayer con Aznar y Rajoy junto a millares de manifestantes
tiene un significado aún más peligroso que el de aquella de Colón en la que las
tres derechas se consagraron en una estrategia político-electoral conjunta.
Antes la derecha aspiraba a ganar las elecciones; hoy la derecha aspira a
revertir el resultado de las urnas haciendo valer su poder en la judicatura, en
los medios de comunicación, en las cúpulas de las fuerzas de seguridad y el
ejército y finalmente, reivindicando aquel “la calle es mía” de su fundador, el
ministro de la dictadura Manuel Fraga. Ayer la derecha española se reivindicó
en un repertorio de acción colectiva impropio de las gentes de orden y las
mayorías silenciosas: la protesta callejera.
El problema es que
esta derecha desinhibida que haría pasar por democrática a la Democracia
Cristiana que articuló la trama civil del golpe contra la Unidad Popular en
Chile, no tiene enfrente ni a Allende, ni a un gobierno com voluntad de intentar
ser de izquierdas, ni a movimientos sociales con voluntad y capacidad de
disputar la calle. Enfrente tiene una frágil correlación de debilidades entre
un PSOE obligado a hacer lo que no quiere hacer y a pelear con su alma caoba,
una guerra civil en el independentismo catalán, una progresía mediática que no
termina de decidir si le parece bien la amnistía y una izquierda en la que aún
no está claro si Yolanda Díaz terminará de exterminar a sus adversarios
internos o acabará devorada por sus propias contradicciones.
El problema es que
esta derecha desinhibida que haría pasar por democrática a la Democracia
Cristiana que articuló la trama civil del golpe contra la Unidad Popular en
Chile, no tiene enfrente ni a Allende, ni a un gobierno com voluntad de
intentar ser de izquierdas
El débil bloque
democrático que puede y debe hacer presidente a Sánchez no debería confiar sólo
en los números parlamentarios, y no tanto por la posibilidad del tamayazo que
cada día alienta la derecha mediática, sino porque la derecha real es mucho más
poderosa que los grupos parlamentarios de Feijóo y Abascal.
Los jefes políticos
del PP y VOX son sustituibles en cualquier momento pero el poder judicial,
económico, mediático, policial y militar de la derecha sigue siendo un bloque
histórico con plena conciencia de sus objetivos políticos. Ese bloque tan bien
asentado en el Estado no dudará en usar cuantos medios le sean necesarios para
defender lo que llaman “unidad nacional” y que, en realidad, no son más que sus
privilegios. A los golpistas no se les combate solo en el parlamento; se les
debe combatir en todos los lugares en los que presenten batalla.
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