“HAY QUE DESENMASCARAR A LOS PODERES ILEGÍTIMOS”
El
filósofo Noam Chomsky. / Andrew Rusk
Noam Chomsky, lingüista y filósofo estadounidense, presidente de honor de CTXT, fue invitado al podcast de Ezra Klein para The New York Times. Habló durante una hora con Klein sobre su concepción del anarquismo y cómo imagina una sociedad libre, pero también trató temas como la crisis ecosocial y el Green New Deal, las políticas laborales de Joe Biden, el ascenso de China y la posibilidad de una guerra nuclear. Repasamos sus reflexiones más destacadas.
El anarquismo
¿Qué es el
anarquismo para Chomsky? Algo “de perogrullo”, dice. Parte del principio de que
ninguna autoridad o estructura de dominación se justifica a sí misma. Tienen
que tener una justificación para ser legítimas. Y algunas la tienen, según
Chomsky, pero la mayoría no. Entonces “las autoridades ilegítimas deben ser
desenmascaradas, desafiadas y superadas”.
La industria de la
publicidad y las relaciones públicas, que dedica “un esfuerzo extraordinario a
crear necesidades, moldear la opinión pública y garantizar que las doctrinas de
este orden social no sean cuestionadas”, con más o menos éxito, es un ejemplo
de poder ilegítimo.
Ante la idea de que
la autoridad es útil para organizarse y sacar adelante determinados proyectos,
Chomsky explica que “una sociedad libre puede seleccionar personas que tengan
autoridad administrativa y de otro tipo para hacerse cargo de partes del
trabajo por el bien común. (...) Pero están bajo control popular, y pueden ser
destituidas. No están allí porque su abuelo construyó ferrocarriles o porque
lograron manipular el mercado para terminar con un montón de dinero”.
Hay diferentes
opiniones, diferentes actitudes, diferentes ideas. Así se producen los cambios
Cita como ejemplos
la cooperativa Mondragón en Euskadi o “casi cualquier laboratorio de
investigación que funcione decentemente en una universidad”.
Admite que una
sociedad libre tendría que enfrentarse a conflictos, por ejemplo, si algunos de
sus miembros se niegan a ponerse una vacuna o a respetar las normas de tráfico,
pero cree que esto es inevitable.
“Ni siquiera
querríamos un mundo en el que no hubiera conflictos. Sería demasiado aburrido
vivir allí. Hay diferentes opiniones, diferentes actitudes, diferentes ideas.
Así se producen los cambios. La vida debe estructurarse de modo que puedan
manejarse de manera civilizada” como sucede en una familia feliz o en una
cooperativa armoniosa, explica.
Chomsky cree que la
libertad que ofrece el capitalismo es “una broma” porque el contrato de trabajo
se establece siempre en situaciones de desigualdad. Defiende que este debería
ser eliminado en una sociedad libre. Y cree que la idea fundamental del
capitalismo “libertario” de Von Mises o Buchanan, es decir, que la máxima
aspiración de cualquiera es “ser amo en un mundo de esclavos”, no es cierta.
No es correcto
cambiar los sistemas existentes hasta que una mayoría social comprenda que no
son justos
Cuando Klein le
plantea que la competición por el dinero y el estatus que se da en el
capitalismo puede impulsar la innovación y el progreso, Chomsky le recomienda
“ir a un laboratorio de investigación”. Considera que en el MIT, donde trabajó
durante años, los científicos no se movían principalmente por el deseo de ganar
dinero o poder sino por “el desafío de resolver problemas”. Un impulso que
percibe también en la curiosidad de los niños. “La mayoría de quienes
contribuyeron al desarrollo de Internet son desconocidos y no ganaron dinero
con ello”, añade.
De todos modos, el
lingüista se define a sí mismo como “conservador” respecto al cambio social, en
el sentido de que cree que no es correcto cambiar los sistemas existentes hasta
que una mayoría social comprenda que no son justos. En su opinión, si se fuerza
el cambio antes de eso, desembocará en un autoritarismo. Sin embargo, cree que
el sistema es frágil, que la gente lo acepta por inercia y que una alternativa
bien planteada puede ganar apoyo con rapidez.
La administración Biden
Preguntado sobre
cómo valora la gestión de Joe Biden, Chomsky dice tener sentimientos
encontrados pero admite que, en el ámbito doméstico, las cosas están yendo
“mejor de lo que esperaba”. “Biden es el primer presidente, probablemente desde
Franklin D. Roosevelt, que adopta una postura firme a favor de la
sindicalización”, afirma.
Considera que el
programa Build Back Better de Biden para invertir miles de millones en ayudas
por la pandemia, infraestructuras y políticas sociales es “muy bueno” y que la
política climática del presidente “está lejos de ser perfecta, pero es mucho
mejor que la de cualquiera de sus predecesores”.
Chomsky recuerda
que Biden siempre ha sido “un demócrata conservador, clintoniano”, pero ahora
está bajo “una presión popular muy sustancial”. “El activismo popular, que lo
ha estado presionando y presionando sobre cada tema, incluido el más
importante: la destrucción del medio ambiente”, le ha forzado a adoptar estas
políticas progresistas, en su opinión.
¿Cómo responder a la crisis ecosocial?
Respecto al
movimiento por el decrecimiento, Chomsky cree que “hay algo de cierto” en sus
ideas, pero a continuación afirma que “resolver la crisis climática requiere
crecimiento” y una enorme cantidad de trabajo.
“Necesitamos los
tipos correctos de crecimiento”, matiza. “Desarrollo de energías alternativas,
reconstrucción de ciudades, transportes masivos eficientes…”. Al mismo tiempo,
hay que abandonar “el crecimiento del consumo derrochador o los procesos
agrícolas destructivos”.
Necesitamos los tipos correctos de crecimiento
En cuanto a los
desarrollos tecnológicos que prometen reducir el nivel de carbono en la
atmósfera, Chomsky, si bien se muestra prudente porque considera que no tiene
un conocimiento suficiente de ese campo, señala que los expertos albergan dudas
y que “estos avances, incluso si son factibles, incluso si son lo correcto, no
sucederán en un plazo de tiempo relevante”, pues solo tenemos “una o dos
décadas” de margen antes de que se pongan en marcha procesos “irreversibles” que
irán deteriorando la situación de la humanidad.
“Es como la gente
que dice en la izquierda que no vamos a resolver la crisis climática hasta que
nos deshagamos del capitalismo”, continúa. “No existe ninguna posibilidad
concebible de que se produzca el tipo de cambio social del que hablan en el
plazo necesario para resolver este problema urgente”.
La automatización del trabajo
Cualquier trabajo
aburrido, destructivo y peligroso debería automatizarse en la medida de lo
posible
Chomsky celebra la automatización:
“Cualquier trabajo aburrido, destructivo y peligroso debería automatizarse en
la medida de lo posible. Eso libera a las personas para que puedan hacer un
trabajo mejor, más creativo, más satisfactorio y seguro. Así que es algo
bueno”. Sin embargo, advierte que la automatización puede implementarse de
múltiples maneras en los centros de trabajo y que la clase dominante siempre
escoge aquella que le permite “convertir a las personas en sujetos
subordinados, no en agentes y actores independientes”.
El miedo a China en Estados Unidos
Chomsky desconfía
de los discursos sobre la amenaza que supone el crecimiento de China. “Cuando
todo el mundo dice lo mismo sobre algún tema complejo, lo que te debe venir a
la mente es: espera un momento, no puede ser tan sencillo”, argumenta. “¿Cuál
es la amenaza china?”, se pregunta.
Klein le plantea
que China se está volviendo más autoritaria y cita como ejemplos la represión
contra los uigures y el expansionismo en el mar de China Meridional. Según “el
argumento que le han dado” en otras ocasiones al entrevistador, estos
conflictos indican que un mundo dominado por China sería aterrador.
Cuando todo el
mundo dice lo mismo sobre algún tema complejo, lo que te debe venir a la mente
es: espera un momento, no puede ser tan sencillo
Sobre la represión
a los uigures, Chomsky considera que “no debería estar sucediendo” y hay que
denunciarlo, pero no cree que tenga sentido presentarlo como “una amenaza para
nosotros” [los estadounidenses] y señala que “lamentablemente, no hay mucho que
podamos hacer al respecto”. Sin embargo, recuerda que la situación de los
palestinos en Gaza es “mucho peor” y que en ese caso Estados Unidos sí tiene
capacidad para intervenir.
En cuanto al
expansionismo en el mar de China Meridional, un área clave para el comercio
mundial donde China mantiene conflictos con otros Estados por el control de una
serie de islotes, Chomsky sí lo considera un problema geopolítico serio, que
debe resolverse “mediante la diplomacia”.
Klein comenta que
él, como estadounidense, prefiere un mundo dominado por los valores que
expresan los gobiernos estadounidenses, plantea si no hay motivos para defender
un mundo así. A esto, Chomsky responde que hay que preguntarse cuáles son los
valores estadounidenses en realidad, más allá de la retórica. “¿Qué valores
americanos hemos demostrado en América Latina? Crímenes y atrocidades
horribles, esos son nuestros valores. Lo que acabo de mencionar en Gaza son
nuestros valores”, zanja.
La posibilidad de una guerra nuclear
Chomsky, como
siempre, es claro sobre la cuestión del conflicto nuclear: debe evitarse a toda
costa. “No hay forma de librar una guerra nuclear con ningún adversario. (...)
La destrucción sería tan enorme que ni siquiera querrías vivir en el mundo. El
hecho de que estemos hablando siquiera de estas cosas es alucinante”.
Por ello, cree que
la política de la administración Trump, que puso fin a una serie de acuerdos de
no proliferación nuclear, como el IMF firmado por Reagan y Gorbachov, es propia
de “personas que están locas”.
¿Qué se debería
hacer? En su opinión, aceptar el Tratado sobre la Prohibición de las Armas
Nucleares propuesto por la Asamblea General de la ONU, que todos los países con
armas nucleares rechazaron. Apoyar la prohibición “no es una posición extrema”,
asegura Chomsky. “Ha sido defendido por personas como Henry Kissinger, George
Shultz o el difunto secretario de Estado de Reagan, personas que han estado
justo en el corazón del sistema de armas nucleares”. Otra opción, que no
acabaría con el problema pero tendría “un peso simbólico”, es “establecer zonas
libres de armas nucleares en el mundo”.
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