SUAM 10
DUNIA
SANCHEZ
Yo Suam detrás de mis padres y abuelo llevamos a la abuela al cementerio. En aquellos días estaba aun intacto. Nos acercamos donde su madre y su padre estaban enterrados. Mi madre me dijo que me diera la espalda. En esos precisos momentos cuando la noche era aberrantes cadenas de explosiones sentía como mi ellos arrastraban, cavaban en esa tumba en la tierra. Sentí la caída de su cuerpo inerte, hermético, rígido en aquella fosa y de nuevo la pala echando tierra en la despedida de su presencia de nosotros. Cuando terminaron yo Suam me viré. Ellos con la cabeza gachas, yo mirándolos a la vez que mis ojos se despistaban sobra aquella tumba. Pusieron una cruz, mi abuela era muy creyente. Una cruz simbolizando su ida a otro lugar, una cruz deduciendo su descanso. Esas imágenes permanecerán en mi el resto de mi existencia. Imagines de una noche de guerra donde dos bandos estúpidos, obsoletos de la realidad luchan como guiados delirantemente por un gobierno astuto, al margen de lo que ellos hacen. Después deprisa volvimos a casa, mi madre le daba la mano a mi padre, me daba la mano a mi y mi abuelo también. Iban caídos a ras de una pena grave que permanecería en estaciones. Yo Suam y la gaviota desde aquí , desde este faro recuerdo oír una canción cuando regresábamos a lo que sería nuestra techo por cierto tiempo.
En
un momento el abuelo se detuvo, miró atrás, sus ojos cuajados de lágrimas
sostenían el pesar. Mi madre y mi padre tiraban de el cuando de pronto de aquel
cementerio de cipreses nació una estrella fugaz candente dirigiéndose al cielo.
Su silueta era como una mano que invitaba a venir. Mi abuelo dio marcha atrás y
se dirigió a ella. Yo y mis padres le esperamos como se espera otra
desesperanza, otro adiós. Aquella estela se desvaneció a medida que por unos
instantes se callaron las bombas. Yo y mis padres continuamos hacia casa con
aquella canción remendando nuestros corazones lastimados. Escucho ahora esa
canción. Sí, yo Suam oigo la despedida de la abuela , del abuela en este lugar
, sentado en un viejo sillón de ojeras de sufrimiento. La congojo me entra y
percato que en este mundo existe una unión, entre el misterio más allá de la
muerte y la vida. Que todo tiene su porqué y ese porqué es que somos hijos de
este mundo donde la energía de las almas fluye sin que nos demos cuenta.
No hay comentarios:
Publicar un comentario