LA DERECHA NO PUEDE NI DEJA GOBERNAR
Feijóo y Aznar
son los Rubiales de la política. No han entendido nada. No saben que la mayoría
de los ciudadanos están hartos de la agresión permanente a sus distintas
identidades e ideologías
JAVIER
GALLEGO
El presidente del PP, Alberto
Núñez Feijóo, y el expresidente
del Gobierno de España José María Aznar.
La derecha que amnistió al franquismo no quiere la amnistía para Puigdemont. Juzgar cuarenta años de terror y crímenes de lesa humanidad es reabrir heridas, pero perdonar una declaración de independencia en falso para intentar cerrar la herida con Cataluña es perdonar al terrorismo. El mismo Aznar que llamaba Movimiento de Liberación Nacional a ETA, que acercó presos etarras y negoció con los terroristas equipara la lucha contra la banda armada con la búsqueda de una solución política al conflicto catalán que no ha utilizado más armas que unas urnas y la movilización social. El mismo Aznar que nos metió en la invasión ilegal de Irak que provocó un millón de víctimas civiles y el estallido del terrorismo yihadista en nuestro propio país, se permite utilizar contra la negociación con los independentistas el grito contra ETA, Basta ya. No cabe más cinismo.
Lo que vale para la
derecha no vale para el resto. Cuando ellos gobiernan, todo es legítimo. Cuando
gobierna la izquierda, el Gobierno es ilegítimo, golpista e inconstitucional.
Aznar podía negociar con etarras, Feijóo puede intentarlo con Junts, pero si lo
hace el PSOE o lo hace Sumar, son traidores a la patria y la derecha monta una
protesta. Tanta paradoja ha conducido a una situación paradójica y
esperpéntica. El PP se moviliza contra la investidura de Sánchez antes de la
investidura de Feijóo. Actúa como partido de oposición al mismo tiempo que se
presenta como partido de gobierno. Ellos sí pueden utilizar a la Monarquía y al
Parlamento. Los que se llaman monárquicos sí pueden mangonear al rey, los que
se llaman constitucionalistas sí pueden retorcer la Constitución, los que dicen
defender la legalidad pueden saltársela para bloquear el Poder Judicial.
Y así todo. Detrás
de este cinismo late una convicción secular: la derecha cree que el poder le
pertenece. La soberanía popular solo le interesa cuando confirma ese dogma.
Cuando no, los votos no cuentan, las urnas están marcadas, el sistema electoral
es sospechoso y los representantes no son representativos. Esto les ha llevado
en otro tiempo al golpismo para recuperar el poder, otras veces al
transfuguismo y ahora al matonismo verbal. Esto les lleva a decir unos días que
Junts es un actor político válido y otros que Puigdemont es prófugo de la
Justicia. Esto les permite afirmar que no puede ser que la democracia española
esté en manos de los que la quieren romper.
Esa es una
afirmación demagógica. La democracia española está en manos de los españoles,
está en manos de una pluralidad de fuerzas que representan la pluralidad
ideológica y nacional de este país. El PP ganó las elecciones pero perdió el
gobierno porque no comprende la diversidad de España. Y sigue sin comprenderla.
No han entendido nada. Feijóo y Aznar son los Rubiales de la política. No saben
que la mayoría de los ciudadanos están hartos de la agresión permanente a sus
distintas identidades e ideologías. La mayoría ha votado a favor de la convivencia
y contra la uniformidad. La mayoría prefiere arreglar las cosas con Cataluña y
acabar con la confrontación como ha empezado a hacer el Gobierno progresista.
Cuando gobiernan
los que dicen que España se rompe es cuando realmente se rompe España. La
unidad se rompe cuando la intentas forzar. Cuando tratas de encajar a la fuerza
las piezas, el puzzle salta por los aires. Así fue cuando gobernaron Aznar y
Rajoy. Así sería si gobernase Feijóo. Por eso el nuevo gobierno de coalición no
tiene que tener miedo a negociar una amnistía para pacificar el conflicto
catalán como se negoció una amnistía para lograr la Transición pacífica. No
tiene que tener miedo a explicarlo como sí lo tuvo con los indultos. Este país
necesita una amnistía del doloroso pasado reciente para curar esa herida y
poder sentarse a hablar. Este país necesita un gobierno que gobierne. La
derecha ya sabemos que no puede ni deja gobernar.
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