VÍA CRUCIS DE LOS ABOGADOS CRISTIANOS
DAVID BOLLERO
"Yo me cago en Dios y me
sobra mierda para cagarme en el dogma de la santidad y virginidad de la Virgen
María. Este país es una vergüenza insoportable. Me puede el asco. Iros a la
mierda. Viva el coño insumiso". Decir algo así, para los
Abogados Cristianos, cuesta 22 meses de multa.
Es lo que piden para Willy Toledo en
el juicio que arranca hoy, para el que
ya hay convocada una concentración en apoyo al actor y activista a las 11:00
horas de la mañana en la puerta de los Juzgados de lo Penal en Julián Camarillo
11 (Madrid).
No es la primera vez que escribo sobre este asunto, porque hace años que
arrancó este homenaje al esperpento de Valle-Inclán. Los
Abogados Cristianos nos tienen demasiado acostumbrados a su ridículo. Han perdido tantas causas imposibles que
ya ni tenemos agujetas de tanto reír, lo que no quita para que ver el modo en
que consumen los limitados recursos de la Justicia sea intolerable.
Pareciera que este grupo ultracatólico quisiera resucitar, por la
gracia de Dios, una nueva Inquisición, precisamente,
en uno de los momentos más bajos de la Iglesia católica. Su pureza de espíritu
y caridad cristianas son directamente proporcionales a los padres nuestros que
ha rezado un servidor. ¿Verdad que les hemos visto
llenar las redes sociales, incluso las calles, protestando contra el listado de
casos de pederastia en el seno de la Iglesia?¿Verdad que las
querellas por este motivo se amontonan?
Si la Fiscalía no ve delito de odio en
el hecho de que Rocío Monasterio hable de "manadas de menas" (menores
extranjeros no acompañados) y los vincule a la inseguridad en las calles,
¿creen que debería elevarse a la categoría de delito las manifestaciones de
Toledo? Es absurdo, tanto como el doble rasero que aplican estos
sectores ultracatólicos en los que los Abogados Cristianos
quiere ser punta de lanza y, de nuevo a este servidor, no le sirven ni para
calzar una mesa coja.
Ilustremos otro hecho que pone de
manifiesto cómo en esta España nuestra hay todavía tanta
cerrazón mental como hipocresía: Hace unas semanas saltó la polémica
en Andalucía porque una profesora de Educación Secundaria de un instituto de Huércal Overa (Almería) impartió un taller de
sexualidad que no fue del gusto de algunos padres y madres. Dado que
la edad de inicio en el visionado de pornografía en
España es de 8 años, la profesora pensó que sería buena idea abordar cómo
influye ésta en la sexualidad de l@s jóvenes y explicar
la cosificación y la relación no simétrica en las imágenes porno que ven.
¿Qué hizo? Pedir a un chico y una chica
que representaran sin tocarse, ni desvertirse ni efectuar gestos obscenos lo
que veían en las películas -que a buen seguro los padres y madres que se quejan
niegan que vean-. La felación fue la acción representada y para
evidenciar la cosificación de la mujer, la profesora pidió que se invirtieran
los papeles.
Un puñado de progenitores elevaron sus
quejas y comenzó a expandirse que "algunos niños llegaron a
casa llorando y humillados". Pues muy bien, en lugar de
implantar el PIN parental, como reclaman esos grupúsculos y estos Abogados
Cristianos, quizás habría que sentarse con esos hijos a hijas y explicarles lo placentero que es una buena felación o un buen
culilingus cuando ambas partes están en sintonía, ya sea entre
personas de igual o distinto género. Explicarles que, en el caso de las
felaciones no hay que provocar arcadas a quien la practica, que ambas partes
han de disfrutar y que nada humillante hay en ello.
Esos sectores ultraconservadores
deberían repasar la realidad y contar cómo hay quien todavía recurre a la
explotación sexual o "irse de putas", como dicen ellos,
para creerse en el derecho de obligar a practicar sexo sin protección porque
pagan y realizar prácticas que no se atreven a pedir a sus parejas
(como las felaciones). Deberían explicarles también como un buen puñado de esos machos ibéricos que piden PIN parental y
despliegan toda suerte de sentimientos homofóbicos terminan recurriendo a foros en internet para disfrutar "con
discreción" de encuentros homosexuales a espaldas
de sus mujeres y del resto de conocidos.
Los valores morales y religiosos de
muchas de las personas que defienden un juicio como el que hoy arranca están
tan adulterados que caen por su propio peso. La rectitud impostada, la
moralidad a la carta que exhiben y la alergia a la crítica hacen que terminen
vomitando su bilis encima de quienes les ponen en evidencia. El
juicio que arranca hoy debería ser el enésimo varapalo judicial que se llevan
estos Abogados Cristianos, su vía crucis hacia el calvario que ha de meterles
en su sesera que ante su dios pueden ocupar la posición que
quieran, pero en democracia son lo que son... y no están por encima de nadie.
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