miércoles, 19 de febrero de 2020

JÜRGEN KLOPP, EL HEAVY METAL DEL FÚTBO


JÜRGEN KLOPP, EL HEAVY METAL DEL FÚTBOL
RICARDO URIBARRI
Si la célebre revista estadounidense Time dedicara un apartado al fútbol de su conocido galardón “Persona del año”, el ganador de este 2019 no tendría discusión. Es el hombre de moda en el fútbol mundial. Por sus éxitos con el Liverpool, con el que ha conseguido este año la Liga de Campeones, pero también por su personalidad y carisma. Cualquier club importante del mundo querría tenerle en sus filas ahora mismo pero su matrimonio con el equipo de la ciudad de los Beatles parece que va para largo, como demuestra que acabe de renovar su contrato hasta 2024. Si lo cumple hasta el final sería el técnico que más tiempo habría estado en el banquillo de Anfield desde que el mítico Bob Paisley dijera adiós en 1983.

¿Ustedes se imaginan a Zidane o a Valverde cantando y saltando junto a un grupo de seguidores del Real Madrid o del Barcelona la madrugada siguiente a perder una final de Champions? Pues eso es lo que hizo Klopp en Kiev a las seis de la mañana del día después de caer derrotado el pasado año frente al Real Madrid. Y eso que era la segunda vez que dejaba escapar la posibilidad de ganar esa copa tras ser superado en 2013 por el Bayern cuando dirigía al Borussia Dortmund. Dos derrotas a las que había que sumar la que sufrió en la final de la Europa League contra el Sevilla en 2016 con el mismo Liverpool. Ese nuevo resultado negativo en la ciudad ucraniana ante los merengues hacía que creciera la fama de perdedor en las grandes citas que tenía para muchos. ¿Preocupado por ello? Nada de eso. Así es Jürgen.


Esta temporada lidera la Premier con 10 puntos de ventaja sobre el segundo y 14 respecto al City tras ganar 16 de los 17 partidos disputados y empatar el otro

“Si trabajas, el objetivo llegará un día u otro. Así es como entiendo yo la suerte. Las mayores derrotas están ahí para que puedas volver sintiéndote más fuerte” ha señalado. Dicho y hecho. Apenas un año después de aquella oportunidad perdida, volvió a llevar al equipo el pasado año a su segunda final consecutiva tras una increíble remontada frente al Barcelona en semifinales, y esta vez aprovechó la ocasión de levantar el trofeo continental más importante. Una historia que tiene pinta que se puede repetir esta campaña a nivel nacional. Aunque parezca increíble en un club de su importancia, el Liverpool lleva desde 1990 sin ganar la Liga. El año pasado estuvo a punto de conseguirlo pero no le bastó con sumar 97 puntos, la cifra más alta en la historia de un subcampeón en Inglaterra, y perder sólo un partido. Se quedó a un punto del campeón, el Manchester City. La persistencia puede tener por fin su premio. Esta temporada lidera la Premier con 10 puntos de ventaja sobre el segundo y 14 respecto al City tras ganar 16 de los 17 partidos disputados y empatar el otro. Ha sumado 146 de los últimos 165 puntos en el torneo local. Contra esta máquina implacable se va a tener que medir el Atleti en la eliminatoria de octavos en el próximo mes de febrero.

Cuando Klopp fue presentado con el club “red” en 2015 se catalogó a sí mismo como “Normal One” en contraposición a la expresión “The Special One” con la que se autodenominó Mourinho en 2004. Jürgen se refería a que no podía hacer maravillas deportivas en poco tiempo, pero ese apodo también vale para entender su forma de ser. Igual se le ve tomando una cerveza en el pub de su barrio junto a sus vecinos, que paseando a sus perros por la ladera del río Mersey. “No es que esté siempre sonriendo, pero es que estar de mal humor me parece una pérdida de tiempo. Sufres, es como tener una herida abierta", explica el técnico. Apasionado, extrovertido, expresivo, divertido, humilde, comprometido, cercano… Todos esos adjetivos definen su carácter, en el que tuvo mucho que ver la influencia de su padre, Norbert, del que siempre comenta una anécdota que le marcó. “Jugué con él un partido de tenis que ganó, como casi siempre, 6-0 y 6-0. Un día, furioso, le grité: '¡¿Crees que esto es divertido para mí?!'. Él, a otro lado de la red, me contestó aún más furioso: '¡Y tú crees que esto es divertido para mí?!”.


Nacido en Sttutgart hace 52 años, Klopp vivió y creció en el pueblo de Glatten, en la zona de la Selva Negra, teniendo dos hermanas mayores. Desde muy pequeño se aficionó al fútbol, dando sus primeros pasos en el club de su localidad y pasando posteriormente por distintos equipos, la mayoría de ellos de Frankfort. No fue muy buen estudiante, lo que le impidió poder realizar la carrera de médico. El director de su colegio le llegó a decir: “Espero que te funcione el fútbol, de lo contrario las cosas no pintan muy bien para ti”. Finalmente se graduó en 1995 en Ciencias del Deporte a través de la Universidad Johann Wolfgang Goethe. En esos años trabajó en distintas ocupaciones, desde camarero en un bar hasta empleado en un videoclub, pasando por descargador de camiones.

Como jugador llegó hasta la Segunda división,  desempeñando toda su carrera profesional en el Mainz, en el que es todo un referente tras militar 11 años, desde 1990 hasta 2001, varios de ellos bajo el mando de Wolgang Frank, el entrenador que más le influyó para su carrera posterior. Jürgen, que empezó actuando de delantero pero que con el paso de los años fue retrasando su posición hasta acabar como lateral derecho, disputó 341 partidos y marcó 56 goles con el equipo. “Por desgracia, en mi carrera como futbolista no pude plasmar en el campo aquello que plasmaba en mi mente. Tenía un talento de Tercera división y una mente de Primera, así que me quede en Segunda”, afirma como resumen a su trayectoria.

Al mismo tiempo que desarrollaba su carrera se fue preparando su futuro en los banquillos, acudiendo semanalmente en Colonia a la legendaria escuela de Erich Rutemöller, asistente de la selección teutona durante 10 años, para sacarse el título de entrenador. Al estilo de Luis Aragonés, Klopp prácticamente colgó las botas para sentarse en el banquillo del Mainz. En sus dos primeras temporadas como técnico viviría una situación que se ha repetido con el paso de los años: quedarse a un paso del éxito, como era para el equipo el ascenso a la máxima categoría. Finalmente lo lograría en 2004. Lo mantuvo tres años en la élite del fútbol alemán, llegando a jugar una edición de la Copa de la UEFA. Su popularidad creció cuando fue elegido por la televisión ZDF para comentar los partidos de la Selección germana en el Mundial organizado en 2006 por Alemania. Un año después sufrió el descenso de categoría y tras no conseguir retornar a la Bundesliga en la campaña siguiente presentó su dimisión, siendo el técnico que más tiempo había permanecido en el cargo en el club.

El Borussia Dortmund apostó por él y le nombró entrenador en julio de 2008. Tras dos primeros años en los que el equipo acabó en sexta y en quinta posición, la gran explosión llegaría en la temporada 2010-11, logrando el título nueve años después, un éxito que repetiría con récord de puntos en la competición en la campaña siguiente, en la que además se apuntó la Copa alemana, logrando el primer doblete de la entidad. En la 2012-13 no sumó ningún título nacional pero llegó a la final de la Champions League, que perdió con el Bayern por 2-1. Tras dos temporadas más en las que obtuvo dos Supercopas nacionales derrotando en ambas al Bayern, en abril de 2015 el club comunicaba que esa sería la última temporada de Jürgen, que dejó en herencia cinco títulos y una afición absolutamente entregada a él.

Su idea era tomarse un año sabático pero en octubre recibió el ofrecimiento del Liverpool, que acababa de despedir a Brendan Rodgers y no pudo rechazar una oferta tan tentadora. En su presentación declaró que esperaba cambiar el estado de ánimo de seguidores y jugadores, pasando de “incrédulos a creyentes”. Una vez más, el éxito se le escapó a las primeras de cambio, al perder las finales de la Copa de la Liga y de la Europa League en su temporada de debut. Pero poco a poco, fue implantando ese estilo tan característico suyo, en el que “la actitud es más importante que el talento”, con mucha intensidad, movilidad continua de los jugadores, transiciones rapidísimas, combinando el juego directo con el posicional, y con una presión alta asfixiante (el gegenpressing) para recuperar el balón, un juego que él define como heavy metal. “Me gusta cuando hay choques y estruendo por todas partes, un sentido de todo o nada, pura adrenalina y nadie capaz de respirar. El tiki-taka no es mi deporte”.

“Soy de izquierdas. No tengo seguro privado y nunca votaré a quien prometa bajarles los impuestos a los más ricos" señaló en una entrevista

Jürgen no tiene problema en contestar a ninguna de las cuestiones que le pregunten, ya sea en ruedas de prensa o en entrevistas. Lo mismo reconoce que se ha hecho un trasplante de pelo, “¿ha quedado chulo ¿no?”, que desmiente que se fuera de Dortmund por tener un lío amoroso con la mujer de un jugador. También habla de política y de sus convicciones: “Soy de izquierdas, por supuesto. Más de izquierdas que de centro. Creo en el Estado del bienestar. No tengo seguro privado y nunca votaré a quien prometa bajarles los impuestos a los más ricos. Si hay algo que nunca haré en mi vida es votar a la derecha”. Y critica el brexit: “Vale, la Unión Europea no es perfecta, pero es la mejor idea que hemos tenido. No ha habido un solo episodio en la historia en el que la división conduzca al éxito, por lo que para mí el Brexit no tiene ningún sentido”.

Una de sus características personales que también utiliza en su profesión es “el querer ayudar siempre a los demás, me preocupo mucho por ellos y me siento responsable prácticamente de todo”. Cristiano protestante y convencido de que “Jesús es el personaje más importante de la historia”, tiene claro que “nuestra misión es hacer que nuestro pequeño pedazo de tierra sea un poco más hermoso. La vida se trata de dejar tras cada paso un lugar mejor, de darlo todo. De amar y ser amado”. Casado en dos ocasiones y padre de dos hijos, uno de los cuales, Mark, también ha sido futbolista, su actual mujer, Ulla Sandrock, es conocida como la J.K. Rowling alemana por su actividad como escritora de libros infantiles.

“No es tan importante lo que la gente piensa cuando llegas, sino lo que piensa cuando te vas”, es una de las frases preferidas de este torbellino de 1,91 de estatura que magnetiza a su paso. En Alemania aseguran que sólo ha dejado amigos en los sitios por donde ha pasado. En Liverpool va camino de lo mismo.

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