GUAIDÓ, PRIMER AÑO COMO
'PRESIDENTE ENCARGADO'
ROBERTO MONTOYA
La derecha española
ha vuelto a la carga esta semana en el Parlamento con el tema más acuciante
para toda la sociedad: Venezuela.
Aunque decidieron
esta vez no dedicar la sesión de control al tema sí han utilizado el Pleno del
Congreso del martes para hacerlo. El PP (con apoyo de Cs y Vox) reclamó la
dimisión del ministro José Luis Ábalos y la formación de una comisión de
investigación para desentrañar por qué se vio con Delcy Rodríguez durante la
escala de su avión en Barajas, donde este advirtió a la vicepresidenta
venezolana que no podía entrar ni en territorio español ni de ningún otro país
europeo. La moción de la derecha no prosperó.
Hace poco
recordábamos en estas mismas páginas que la Resolución del Consejo Europeo que
impide a Delcy Rodríguez y a otras 24 personas entrar en la UE establece solo
que "los Estados miembros adoptarán las medidas necesarias para impedir
que entren en su territorio o transiten por él".
En esa resolución,
tantas veces invocada en las últimas semanas por la derecha española, se deja a
criterio de esos países las vías a utilizar para cumplir con la misma, y el
Consejo no ha pedido al Gobierno español ninguna explicación sobre la corta
escala técnica de Delcy Rodríguez en Barajas.
Cayetana Álvarez de
Toledo ha llegado a decir que la vicepresidenta venezolana era "una
torturadora". ¿Presentará pruebas? ¿Algún organismo de derechos humanos la
ha acusado de torturar a alguien? ¿EEUU o algún otro país? No, si siquiera los
más ultras opositores venezolanos lo han hecho.
La portavoz
parlamentaria del PP sí.
"El Gobierno
de España amparó a una torturadora y despreció a un demócrata (Guaidó), las dos
cosas en la misma semana", dijo.
Influidos por la
artificial tensión creada y por la agresiva campaña política y mediática, en
las redes sociales se ha llegado a decir que "la obligación de Pedro
Sánchez era ordenar su detención".
Y eso sí hubiera
sido ilegal, una grave violación del Derecho Internacional y hubiera creado un
conflicto diplomático mayúsculo para España.
¿'Presidente
encargado' o 'líder de la oposición'?
En el Pleno de esta
semana el PP 'exigió' también a Pedro Sánchez que confirme que sigue reconociendo
a Juan Guaidó como 'presidente encargado' y no solo como 'líder de la
oposición'.
En su interpelación
al ministro Ábalos del pasado miércoles 12 Álvarez de Toledo calificó a
Guaidó de "héroe de la
democracia", de "legítimo presidente de Venezuela".
Tanto para el PP,
como para Ciudadanos y Vox este era un tema vital, un pronunciamiento
prioritario en la segunda semana de vida de esta nueva legislatura. Las cosas
deben quedar claras.
De lo contrario, se
demostrará que el Gobierno ultraizquierdista, proetarra y separatista quiere
convertir a la España única e indivisible en un régimen bolivariano.
El 23 de enero
Guaidó ha cumplido su primer año ostentando el rimbombante título de 'presidente
encargado'. ¿Encargado de qué, si es Nicolás Maduro el que sigue en el Palacio
de Miraflores?
"Encargado de
convocar elecciones en 30 días". Ese fue el compromiso que asumió Guaidó
el 23 de enero de 2019. En un artículo biográfico de Guaidó que la BBC publicó
tres días después de esa tan peculiar autoproclamación (elegido como tal por el
estado de Vargas en 2015 por 97.492 votos) en el que decía: "Asumió el
pasado 5 de enero como presidente de la Asamblea Nacional casi por accidente,
porque le tocaba a su partido, Voluntad Popular, y los principales líderes de
su formación andaban con problemas legales".
"Ante Dios
todopoderoso, Venezuela, juro asumir formalmente las competencias del Ejecutivo
Nacional como presidente encargado de Venezuela para lograr el cese de la
usurpación, un gobierno de transición y elecciones libres". Ese fue el
compromiso que anunció Guaidó en un acto callejero convocado por la oposición.
Muchos de los
asistentes, exaltados por los agresivos mensajes lanzados desde la tribuna, se
preguntaban entre sí quién era ese joven orador. Hasta el momento Guaidó era un
gran desconocido para la mayoría.
De presidente
'accidental' de la Asamblea Nacional a
'presidente encargado' en solo 18 días
Pues sí, de
diputado elegido por menos de 100.000 votos a presidente de la AN "casi
por accidente" y de ahí a autoproclamarse 'presidente encargado tan sólo
18 días después.
La meteórica
ascensión de Guaidó es la que según la derecha española lo convierte en
"presidente legítimo de Venezuela".
Pedro Sánchez se
equivocó con Guaidó, es verdad. Pero no se equivocó en 2020 al no recibirlo en
la Moncloa, sino que se equivocó gravemente en febrero de 2019, como decíamos
en aquel momento en Público, al atreverse a darle un ultimátum de ocho días a
Maduro para que convocara elecciones. Y se volvió a equivocar cuando al
terminar ese plazo sucumbió a las presiones de Washington y a la presión de la
derecha española, y reconoció oficialmente al entonces desconocido Guaidó como
'presidente encargado'.
El reconocimiento
de España encadenó otros reconocimientos de países de la UE y se sumó a muchos
otros (presionados por Trump o por intereses propios en Venezuela en muchos
casos) y esto dio alas al 'fenómeno Guaidó', convirtiéndolo artificialmente en
el nuevo líder de la oposición más beligerante y menos dialogante con el
Gobierno de Maduro.
Los 30 días que se
daba el 'presidente encargado' para convocar elecciones están por convertirse
en estos días en 365. Y nada.
A pesar de que la
Administración Trump le ha dado al equipo de Guaidó cientos de millones de
dólares, y las llaves y la gestión de CITGO (la filial en EEUU de la petrolera
venezolana PDVSA cuyos cuantiosos activos congeló ilegalmente), y que Iván
Duque hizo otro tanto con Monómeros, la
filial en Colombia, Guaidó ya no moviliza decenas de miles de personas como
antes.
Ni logra tampoco
mantener mínimamente unida a la oposición.
Maduro ha
aprovechado las históricas divisiones de la oposición para apoyar con sus
parlamentarios en la Asamblea Nacional (AN) a un sector disidente de la
oposición liderado por el diputado Luis Parra. Ese grupo de parlamentarios
disidentes se hizo así con el control del legislativo el pasado 5 de e.nero en
una tumultuosa sesión de más que dudosa legalidad. De tan dudosa legalidad como
la que horas después celebró Guaidó y sus partidarios arrogándose igualmente
ser los legítimos dirigentes de la AN.
Ahora la oposición
no solo tiene un 'presidente encargado' sino que tiene además sectores internos
enfrentados entre sí que controlan sendas Asambleas Nacionales, ninguna de
ellas reconocida por ahora por el Tribunal Constitucional.
Un año después de
su autoproclamación y gracias a los parabienes de Trump y de muchos otros
mandatarios Guaidó sí se ha convertido en el líder indiscutido del sector
mayoritario (y más beligerante) de la oposición.
Mientras los
partidos del sector más moderado siguen participando en la Mesa del Diálogo con
el Gobierno y negocian cómo llevar a cabo la elección de un nuevo Consejo
Nacional Electoral y la fecha para convocar unas nuevas elecciones legislativas
con garantías durante 2020, Guaidó ya ha anunciado a su vuelta a Caracas tras
su gira internacional que no participará de esa "farsa".
No es la primera
vez en estos veinte años de chavismo que la oposición boicotea unas elecciones.
A pesar de que
Maduro ha pedido a España y otros "países amigos" que participen en
este proceso y promete elecciones con observadores internacionales, Guaidó no
acepta ninguna negociación con el Gobierno. Pide a EEUU y a la Unión Europa
sanciones más duras para asfixiarlo política y económicamente.
Con ese
estrangulamiento confía en provocar malestar social y protestas masivas como en
el pasado, la fractura de las fuerzas armadas y el desmoronamiento del
Gobierno. Ese estrangulamiento, esas sanciones pueden afectar también cada vez
más a las numerosas grandes empresas españolas que operan en Venezuela.
Repsol es una de
las más importantes, y ya ha sido advertida por EEUU que puede ser objeto de
sanciones por invertir y operar en la industria petrolera de Venezuela, tal
como acaba de hacer con la petrolera rusa Rosneft.
El pragmático
presidente de Repsol, Antonio Brufau, quien paseó con Hugo Chávez por la Gran
Vía cuando este visitó Madrid en 2009, dijo el pasado lunes 17 en Barcelona que
"Repsol lleva 20 años en Venezuela y espero que cumpla otros 20 años
más".
Repsol participa en
el proyecto Perla, en Carlos IV, en el estado Falcón, uno de los mayores campos
de gas offshore de América Latina.
En varios digitales
de la oposición venezolana se leen artículos con conclusiones coincidentes: es
la segunda y última oportunidad de Guaidó, y no son pocos los que vuelven a
pedir la intervención militar de EEUU y de "países amigos"
latinoamericanos. Léase, Brasil y Colombia.
Guaidó y los
narcoparamilitares de 'Los Rastrojos'
Ni bien volver en
avión a Caracas (siendo recibido en el aeropuerto por partidarios y medios de
comunicación, sin ser detenido, como ya viene siendo habitual) Guaidó emitió
por su cuenta de Twitter un vídeo haciendo un nuevo (y ya van muchos)
llamamiento a los militares para que se plieguen a su causa, prometiéndoles
"respeto y garantías".
Pero los miembros
de las fuerzas armadas venezolanas no son los únicos a los que corteja Guaidó
para una eventual opción militar. La prensa española, salvo muy pocas
excepciones, no se ha hecho eco de las numerosas denuncias y pruebas existentes
contra Guaidó y su equipo por su relación con narcoparamilitares colombianos.
Más específicamente con 'Los Rastrojos', con dos de cuyos dirigentes se
fotografió Juan Guaidó un mes después de autoproclamarse presidente.
En las fotos
aparece con Albeiro Lobo Quintero, alias Brother (armado en la foto), jefe
financiero de la banda, y con John Jairo Durán Conreras, alias El menor, quienes
lo habrían ayudado a pasar por una 'trocha' en la frontera venezolana a
Colombia para asistir en Cúcuta a la operación de la 'caravana humanitaria' y
el concierto opositor que se celebró en esa ciudad.
Guaidó lo niega.
"Nos tomamos fotos con muchísima gente", dijo Guaidó cuando varios
meses después las dio a conocer la Fundación Progresar, de la ciudad colombiana
de Cúcuta.
"No podíamos
saber la identidad de esa gente, de cada uno que nos pedía un selfie", se
justificó.
'Los Rastrojos' es
un grupo de narcoparamilitares escindido hace años de las AUC (Autodefensas
Unidas de Colombia), otrora poderoso grupo paramilitar de ultraderecha que hizo
muchos trabajos sucios para el Gobierno de Álvaro Uribe y su ministro de Defensa,
Juan Manuel Santos (luego elegido presidente de Colombia), ambos de la misma
corriente conservadora que el actual presidente Iván Duque.
Este grupo
criminal, conocido por sus decapitaciones y descuartizamientos, ha desplazado
sus actividades a la zona fronteriza con Venezuela y en numerosas ocasiones
opera en territorio venezolano. El Gobierno de Maduro ha denunciado muchas
veces a Colombia de utilizarlos para desestabilizar a Venezuela y expandir el
narcotráfico a ese país.
Constantemente en
la prensa venezolana se da cuenta de enfrentamientos de los militares
venezolanos con grupos de 'Los Rastrojos' y varios de sus miembros han sido
detenidos en territorio venezolano.
Muchos pusieron en
duda de que Guaidó realmente no supiera quiénes eran los dos narcoparamilitares
con los que se hizo fotos, máxime cuando poco después de conocerse esas
imágenes, el 24 de septiembre de 2019, Lilian Tintori, esposa de Leopoldo López
(desde hace meses refugiado en la embajada española en Caracas) cometió un
lapsus durante una rueda de prensa televisada, que confirmaría la relación con
paramilitares.
Fue en la Cumbre
Concordia, en Nueva York, y ella participaba en nombre de la Fundación Rescate
Venezuela: "En 2014, 2015, 2016, pedíamos comida y medicina a todo el
mundo y lo introducíamos en cajas, y los grupos irregulares y paramilitares lo
secuestraban, secuestraban a los doctores que recibían las cajas. Hemos dejado
todo esto. Ahora en Rescate Venezuela, nuestra fundación, tiene la capacidad de
tener manos humanitarias en cada estado de nuestro país y la gente que nos
ayudó a hacer esto es gente alrededor del Estado, y los grupos irregulares,
paramilitares, también, así que todo el mundo quiere un cambio y todo el mundo
quiere ayuda, todos en Venezuela, incluso militares cercanos a Maduro quieren
democracia".
Después de que los
atónitos medios de comunicación difundieran sus palabras y le pidieran más
detalles sobre las mismas, Lilian Tintori se vio obligada a emitir un
comunicado en el que sostenía: "En esta ocasión, lamentablemente mi manejo
imperfecto del inglés hizo que se malinterpretara lo que quería
comunicar."
Y añadía:
"Aclaro que nunca hemos trabajado con grupos irregulares o paramilitares,
ni lo haremos".
Un año atrás el
Gobierno de Pedro Sánchez y muchos otros gobiernos se vieron presionados por
Washington y poderosas multinacionales para reconocer a Guaidó, y a pesar de
ser tan desconocido personalmente como desconocido era -y es- su proyecto de
país, no dudaron en avalarlo. Participaron así, de forma consciente, o de forma
irresponsable inconsciente, de una operación injerencista de acoso y derribo al
Gobierno de Maduro, con un duro bloqueo económico y político cuyas brutales
consecuencias están pagando millones de venezolanas y venezolanos.
Ha pasado un año y
ya está claro quién es Guaidó, qué es la oposición, qué intereses están en
juego. No basta con decir que no se secundará una solución militar. No hace
falta ser defensor de Maduro ni de su política económica y social o su forma de
gobernar, para entender que hay que rectificar, que hay que tener una política
exterior independiente y que un gobierno que se reivindica progresista tiene
que dejar de ver a Venezuela solamente de forma interesada, como el país que
alberga la mayor reserva de petróleo reconocida del mundo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario