sábado, 22 de febrero de 2020

LECTURA DE “DIOSNOSLIBRE”, DE VÍCTOR RAMÍREZ. “EL LENGUAJE COMO IDEOLOGÍA”.


LECTURA DE “DIOSNOSLIBRE”, DE VÍCTOR RAMÍREZ. “EL LENGUAJE COMO IDEOLOGÍA”.
POR ÁNGEL SÁNCHEZ RIVERO
(PUBLICADO EL SÁBADO 18-DICIEMBRE-1982 EN CANARIAS-7)
Un nuevo librito de Víctor Ramírez trae siempre el valor añadido de su aspecto informal, nada sorprendente por lo demás en las ediciones de autor a que nos ha acostumbrado: ardid de pequeños aventureros de la edición marginal, tipografía de cuerpo más que legible, portadas con dibujo infantil o surrealista de Paco Juan Déniz… Literatura por libre.

         Se trata esta vez de un novelito (espécimen a medias entre la pequeña novela y el cuentito) editado en Tenerife a ciclostil, con el título de un protagonista llamado DiosNosLibre. El nuevo personaje toma el relevo en la galería de los singulares y difíciles tipos que pueblan los pasillos de su producción anterior: las cinco narraciones posteriores a Cuentos cobardes (1977). Y lo hace extremando la tipología de seres desamparados, unidos siempre en una cadena que se diría de solidaridad de clase si no fuera igualmente cadena de ficciones simultáneas.


La tara física que asume el protagonista –contándose en primera persona no impide que desarrolle una lectura de su mundo circunstancial tal, que posibilite al lector la clave ontológica número uno: el mosaico vital trazado en estas nuevas páginas es la eterna aleación de crueldad y ternura que imprime V.R. a la etnia furiosa de sus criaturas: afianzándose así en una secuencia narrativa que engloba al Bildungsroman naturalista de La piedra del camino hasta la interpretación del realismo fantástico de DiosNosLibre, se va afianzando en el autor un ansia transformativa de ambos resultados:
Por un lado el suceso urbano donde se vindica una cierta escala de valores en crisis, por otro la pura ficción extrapolada al territorio suburbano.
Con toda evidencia el escenario donde plantea V.R. su escritura no parece ser el hoy, sino un tiempo detenido entre el ayer y el vacío anterior al presente, amalgamando situaciones transferibles al espacio de una tribu archipielágica que pude tocarse con los dedos en el lugar que el autor llama SieteSitios.

Por lo demás, la sociedad en la que V.R. mueve a sus personajes es un modelo tribal de gran cohesión –donde sus miembros guardan una solidaridad que marca además la distancia individual- como es el barrio/microcosmo.
En este modelo de sociedad la poliandria de Madre Andreíta Casiana origina la rede de parentesco en la que Ramírez hace navegar al lector, desprevenido e inexperto frente a la trama genealógica.
Por enésima vez incita V.R. a modos de rebeldía genética y de revuelta antipatriótica en un sistema ideológico al que ha incorporado, como fuerzas contrarias, la bastardía étnica y la noción apátrida.

Dando por cierto que la clave de Ramírez sigue siendo el lenguaje como ideología, las pequeñas claves habría que buscarlas en los campos psíquico y social: el psiquismo elemental de los personajes encuadra perfectamente en el medio donde se desarrolla su peripecia, la conducta orillada en el bestialismo y la dependencia tribal, los arquetipos femeninos, masculinos e infantiles de amplia vida en su obra anterior…
La razón ideológica de V.R. parece centrarse en un nuevo modo de ver la naturaleza insular. El barrio/microcosmo es la unidad mínima de comportamiento donde pudiera observarse la cultura de la supervivencia.
No están lejos Oscar Lewis y Juan Rulfo: práctica y textualidad mínima de comportamiento donde: práctica y textualidad de la pobreza tercermundista. Tampoco están lejos la pasión gorkiana y el Freaks cinematográfico de Ted Browning en la imaginería de pequeños mostruos con corazón de gigantes.


La expresión sucede en un lenguaje también renovable, pulido por sublimación de sus propios modismos. Así, la fluidez del recurso estilístico se presenta como la gran clave ideológica del narrador, que ha serenado el torbellino léxico para depurar su argumentación.
Es en el lenguaje donde está una de sus mejores conquistas, siempre que haga valer su afirmación de que escribe mejor para ser revolucionario.
Hay pues en V.R. –aún sin aparecer su primera novela reiteradamente prometida- un escritor en su madurez y un persistente buceador en la sonda de la realidad anterior, simultánea o posterior a la mera literatura; un productor cultural que parece encauzarse con brío igualitario a la mejor narrativa breve que se hace en nuestro idioma.

La madurez le ha venido cuando su último cuento –DiosNosLibre- presenta tales condiciones objetivas para suceder en cualquier lugar del continente literario en castellano, dejando por fin la limitación del contenido local que lo había clasificado restrictivamente en la narrativa canaria: Limitación -o voluntad tergiversadora- donde ha mediado el ámbito circunstancial de su publicación.
Escritor, en fin, tenemos si V.R. supera el avatar de su posicionamiento como libero en el turbio mundo de las literaturas insulares: las varias literaturas grupales, semioficiales otras, en permanente búsqueda de imagen, promoción y –algo más- de imaginación. Y las off-off , como parece ser el estante donde descansará desde ahora el espúreo y contumaz DiosNosLibre.

Además lo primero: Planas de Poesía. Las Palmas 1978. La piedra del camino: Ed. de autor. Las Palmas 1980. Bala de goma (en “Rumores paganos”. Ed. de autor. Las Palmas 1982

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