LECTURA DE “DIOSNOSLIBRE”, DE VÍCTOR RAMÍREZ. “EL LENGUAJE COMO
IDEOLOGÍA”.
POR ÁNGEL SÁNCHEZ RIVERO
(PUBLICADO EL SÁBADO
18-DICIEMBRE-1982 EN CANARIAS-7)
Un nuevo librito de
Víctor Ramírez trae siempre el valor añadido de su aspecto informal, nada
sorprendente por lo demás en las ediciones de autor a que nos ha acostumbrado:
ardid de pequeños aventureros de la edición marginal, tipografía de cuerpo más
que legible, portadas con dibujo infantil o surrealista de Paco Juan Déniz…
Literatura por libre.
Se trata esta vez de un novelito
(espécimen a medias entre la pequeña novela y el cuentito) editado en Tenerife
a ciclostil, con el título de un protagonista llamado DiosNosLibre. El nuevo
personaje toma el relevo en la galería de los singulares y difíciles tipos que
pueblan los pasillos de su producción anterior: las cinco narraciones
posteriores a Cuentos cobardes (1977). Y lo hace extremando la tipología de seres
desamparados, unidos siempre en una cadena que se diría de solidaridad de clase
si no fuera igualmente cadena de ficciones simultáneas.
La tara física que
asume el protagonista –contándose en primera persona no impide que desarrolle
una lectura de su mundo circunstancial tal, que posibilite al lector la clave
ontológica número uno: el mosaico vital trazado en estas nuevas páginas es la
eterna aleación de crueldad y ternura que imprime V.R. a la etnia furiosa de
sus criaturas: afianzándose así en una secuencia narrativa que engloba al
Bildungsroman naturalista de La piedra del camino hasta la interpretación del
realismo fantástico de DiosNosLibre, se va afianzando en el autor un ansia
transformativa de ambos resultados:
Por un lado el
suceso urbano donde se vindica una cierta escala de valores en crisis, por otro
la pura ficción extrapolada al territorio suburbano.
Con toda evidencia
el escenario donde plantea V.R. su escritura no parece ser el hoy, sino un
tiempo detenido entre el ayer y el vacío anterior al presente, amalgamando
situaciones transferibles al espacio de una tribu archipielágica que pude
tocarse con los dedos en el lugar que el autor llama SieteSitios.
Por lo demás, la
sociedad en la que V.R. mueve a sus personajes es un modelo tribal de gran
cohesión –donde sus miembros guardan una solidaridad que marca además la
distancia individual- como es el barrio/microcosmo.
En este modelo de
sociedad la poliandria de Madre Andreíta Casiana origina la rede de parentesco
en la que Ramírez hace navegar al lector, desprevenido e inexperto frente a la
trama genealógica.
Por enésima vez
incita V.R. a modos de rebeldía genética y de revuelta antipatriótica en un
sistema ideológico al que ha incorporado, como fuerzas contrarias, la bastardía
étnica y la noción apátrida.
Dando por cierto
que la clave de Ramírez sigue siendo el lenguaje como ideología, las pequeñas
claves habría que buscarlas en los campos psíquico y social: el psiquismo
elemental de los personajes encuadra perfectamente en el medio donde se desarrolla
su peripecia, la conducta orillada en el bestialismo y la dependencia tribal,
los arquetipos femeninos, masculinos e infantiles de amplia vida en su obra
anterior…
La razón ideológica
de V.R. parece centrarse en un nuevo modo de ver la naturaleza insular. El
barrio/microcosmo es la unidad mínima de comportamiento donde pudiera
observarse la cultura de la supervivencia.
No están lejos
Oscar Lewis y Juan Rulfo: práctica y textualidad mínima de comportamiento
donde: práctica y textualidad de la pobreza tercermundista. Tampoco están lejos
la pasión gorkiana y el Freaks cinematográfico de Ted Browning en la imaginería
de pequeños mostruos con corazón de gigantes.
La expresión sucede
en un lenguaje también renovable, pulido por sublimación de sus propios
modismos. Así, la fluidez del recurso estilístico se presenta como la gran
clave ideológica del narrador, que ha serenado el torbellino léxico para
depurar su argumentación.
Es en el lenguaje
donde está una de sus mejores conquistas, siempre que haga valer su afirmación
de que escribe mejor para ser revolucionario.
Hay pues en V.R.
–aún sin aparecer su primera novela reiteradamente prometida- un escritor en su
madurez y un persistente buceador en la sonda de la realidad anterior,
simultánea o posterior a la mera literatura; un productor cultural que parece
encauzarse con brío igualitario a la mejor narrativa breve que se hace en
nuestro idioma.
La madurez le ha
venido cuando su último cuento –DiosNosLibre- presenta tales condiciones
objetivas para suceder en cualquier lugar del continente literario en
castellano, dejando por fin la limitación del contenido local que lo había
clasificado restrictivamente en la narrativa canaria: Limitación -o voluntad
tergiversadora- donde ha mediado el ámbito circunstancial de su publicación.
Escritor, en fin,
tenemos si V.R. supera el avatar de su posicionamiento como libero en el turbio
mundo de las literaturas insulares: las varias literaturas grupales,
semioficiales otras, en permanente búsqueda de imagen, promoción y –algo más-
de imaginación. Y las off-off , como parece ser el estante donde descansará
desde ahora el espúreo y contumaz DiosNosLibre.
Además lo primero:
Planas de Poesía. Las Palmas 1978. La piedra del camino: Ed. de autor. Las
Palmas 1980. Bala de goma (en “Rumores paganos”. Ed. de autor. Las Palmas 1982
Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.
ResponderEliminar