MARRUECOS USA NUEVOS MÉTODOS DE REPRESIÓN PARA SILENCIAR A
PERIODISTAS DEL SÁHARA OCCIDENTAL
XAVIER ALDEKOA
Usan
videocámaras viejas y teléfonos móviles para alzar la voz desde el desierto y
gritar basta. Jugándose el tipo, graban las manifestaciones desde lugares
escondidos y denuncian en las redes sociales los actos de represión policial
marroquí. Cuando son descubiertos, pagan un alto precio: torturas, detenciones,
acoso, calumnias, sabotajes tecnológicos y abultadas penas de cárcel. Los
activistas del Équipe Média, una agencia de prensa clandestina fundada en el
2009 por una veintena de jóvenes saharauis, se han erigido en la punta de lanza
de quienes buscan romper el bloqueo informativo que Marruecos ejerce en el
Sáhara Occidental y que castiga a quien dispute su soberanía sobre el
territorio.
En
conversación telefónica con este diario, Ahmed Ettanji, presidente de Équipe
Média, denuncia desde El Aaiún una atmósfera irrespirable. “Queremos explicar
lo que nos están haciendo. Cualquier voz que reivindica los derechos del Sáhara
es castigada y reprimida duramente. Hay una falta absoluta de libertad”.
La oenegé
estadounidense Freedom House califica de “no libre” la situación en el Sáhara
Occidental
Abandonado
por España en 1975 tras más de un siglo de colonización y ocupado desde
entonces por Marruecos, el Sáhara Occidental se ha convertido en un territorio
sin medios libres, como denuncian organizaciones como Reporteros Sin Fronteras
(RSF), que el año pasado publicó el primer estudio sobre el asunto, titulado
Sáhara Occidental: un desierto para el periodismo . Pero la notable repercusión
del trabajo de RSF no ha cambiado las cosas; al revés: periodistas y activistas
saharauis en zona ocupada denuncian un recrudecimiento de los castigos por
parte de Rabat. “Marruecos –explica Ettanji—, oficialmente ignoró el informe de
RSF, pero en el terreno ha aumentado la represión. Nunca han parado, pero ahora
hay incluso más presión, agresiones y detenciones”.
Edith R.
Cachera, autora del informe, que es además corresponsal y relatora de RSF en
España, señala un cambio de táctica de Marruecos para silenciar a quienes piden
la autodeterminación del Sáhara Occidental, un territorio dividido entre las
zonas ocupadas por Marruecos, las controladas por el Frente Polisario y los
campamentos de refugiados de Tinduf (Argelia). Además de penas de cárcel, de
varios años o cortas pero constantes, Cachera observa que las autoridades
marroquíes han cambiado los métodos de represión hacia más ataques a nivel
personal. “Marruecos ha pasado de castigar con la cárcel, algo que aún ocurre,
a mancillar la vida privada, calumniar, sacar informaciones falsas en redes
sociales y otro tipo de hostigamiento como hacer perder el trabajo al entorno
de los periodistas saharauis, especialmente si son funcionarios, forzando su
despido o boicoteando sus negocios”. En el caso de las mujeres activistas,
denuncia que se han dado casos, también en zonas no saharauis, en que la
policía ha publicado fotos personales extraídas de los móviles de las detenidas
para calumniarlas en las redes sociales y ante su propia comunidad.
No es sólo
RSF quien ha alzado la voz. La oenegé estadounidense Freedom House califica de
“no libre” la situación en el Sáhara Occidental, con una puntuación de sólo 4
sobre 100 puntos, y denuncia que los medios y periodistas prosaharauis se
enfrentan a “un hostigamiento constante”, “a la suspensión de su actividad” o
“a posibles bloqueos”.
Las
Naciones Unidas también han mostrado su preocupación ante la deriva marroquí.
El pasado 7 de enero, el grupo de trabajo sobre detenciones arbitrarias de la
ONU advirtió oficialmente a Marruecos por el encarcelamiento del periodista
saharaui Ualid Batal. El documento de la ONU pedía una investigación de
Marruecos ante la brutal detención hace menos de un año del activista, quien
sufrió, según el texto, “una agresiva violencia policial y tortura” y fue
“obligado a firmar confesiones posteriormente usadas contra él en el juicio”.
En un vídeo grabado por otro activista en el momento de su captura se ve cómo
varios hombres vestidos de civil sacan por la ventana de un coche al activista,
le tiran al suelo y le propinan una tremenda paliza con palos, patadas y
puñetazos. El noviembre pasado, Batal fue condenado a dos años de prisión
acusado de “agredir a oficiales públicos y posesión de armas”.
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